Con una oposición y una ciudadanía más despabilada, que en torno a los recientes acontecimientos dieron muestras tanto de su fuerza como de su potencialidad, la cada vez más cercana elección presidencial de 2024 convierte en un tema de actualidad la construcción de un proyecto opositor. Esta construcción no puede limitarse al acuerdo entre diversos partidos sobre el procedimiento para seleccionar a la candidatura presidencial, sino que debe enfocarse en forma integral para que sea capaz de remontar el dominio del grupo en el poder con una oferta novedosa, fresca, distinta y alternativa a la candidatura oficial.
La crisis económica de México confluye con la tragedia de la pandemia y sus secuelas, la creciente inseguridad pública y una crisis política detonada por el proyecto presidencialista, transexenal y de culto a la personalidad de López Obrador. Pero la correlación de fuerzas sigue favoreciendo a éste. Actualmente, el partido oficial y sus aliados tienen mayoría en el Congreso de la Unión (aunque perdieron la mayoría calificada en la Cámara de Diputados en 2021, condición que se expresó el 17 de abril con la derrota de la Ley Bartlett). En el orden de los gobiernos estatales, Morena y sus aliados gobiernan a 56 millones de habitantes (49 por ciento), la población gobernada por los partidos de Va por México son 50 millones (40 por ciento), en tanto que el MC gobierna a 14 millones (11 por ciento). Esta correlación podría tender a una mayor inclinación hacia el bando oficialista con las elecciones de seis gubernaturas en junio y dos durante el año próximo, pues las encuestas le marcan ventaja en varios de esos estados.
Con todo y que son alentadores los fracasos y recientes traspiés de la mal llamada cuarta transformación (entre los que se pueden enumerar los casos de corrupción del círculo familiar del presidente de la República, el desaire de la revocación de mandato, la derrota legislativa en la Cámara de Diputados) y que, como ya se dijo, la oposición mostró su potencialidad, ni éstos ni la falta de resultados del gobierno lopezobradorista se traducirán en automático en un triunfo opositor para dentro de dos años.
La oposición debe esforzarse en concretar un proyecto que sume a organizaciones de la sociedad civil, a los movimientos feministas, juveniles, ambientalistas, indígenas, campesinos, a la intelectualidad y a personajes con influencia pública. El primer paso es la elaboración de un programa de reconstrucción del país, formulado mediante una deliberación abierta a la sociedad y a la academia. Las fuerzas opositoras podrían instalar de inmediato un foro programático común, con la participación de los partidos y sus legisladores, representantes de la sociedad civil y los especialistas más connotados de México.
Su diagnóstico debe incluir una fuerte dosis de autocrítica, pues la denuncia del modelo de neoliberalismo populista de AMLO debe concebirse también como una crítica a la política neoliberal de los sexenios anteriores. Los ejes programáticos de este proyecto podrían considerar a la democracia como un sistema progresivo, la vigencia de las libertades y los derechos humanos, el restablecimiento del principio de legalidad y del Estado laico, el impulso del empleo y la inversión, la consolidación del pacto federal y del municipio libre, entre otros.
La otra tarea es la nominación de la candidatura presidencial opositora, que debiera ser un proceso abierto, tendiente a posibilitar la identificación y exposición de nuevas figuras. Que tengan experiencia y militancia sí, pero también juventud y sin carga por actos de corrupción, influyentismo, nepotismo u otras conductas negativas. Esto amerita que las fuerzas opositoras sean creativas en los procedimientos que pacten, los que debieran incluir: 1) convocatoria abierta de inscripciones; 2) depuración de la lista de aspirantes mediante exámenes de conocimientos con jurados imparciales; 3) auditoría ciudadana a su idoneidad y trayectoria, para concluir con 4) elección primaria entre las y los finalistas (lo que ya han propuesto el PRD y el Frente Cívico Nacional).
Programa de reconstrucción, legitimación democrática de la candidatura y nuevas figuras, parecen ser los factores para un triunfo opositor en 2024.
Cincelada: Debanhi (18 años), Irlanda Marcela (14), Ingrid Guadalupe (15), Brisa Anahí (16), Jennifer Nicool (14), Irma (21). ZM de Monterrey, dos semanas. Fracaso de país, luto en el corazón…
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Fundador y consejero nacional del PRD, fue su diputados federal y representante electoral. Se desempeña como asesor parlamentario y analista político.
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