jueves 14 noviembre 2024

Censura, doble moral y conductas criminales

por Ricardo Alemán

Como ya es costumbre en parte de la sociedad mexicana —sobre todo en la "sociedad cibernética"—, el debate sobre la mal llamada "Ley Fayad" se quiere reducir a "buenos" y/o "malos".


Los "buenos" serían aquellos exaltados que denuncian imaginarios o reales intentos de censura —la mayoría sin leer la propuesta y sin entender nada de censura—, y los "malos" estarían del lado de quienes lejos del maniqueísmo y lo "políticamente correcto" consideran positivo tipificar conductas criminales que pululan en internet y en redes sociales.


Aquí nunca apoyaremos y tampoco aplaudiremos iniciativa alguna que atente contra libertades básicas —como la de expresión, que es termómetro de la calidad democrática—, pero tampoco caemos en la trampa de lo "políticamente correcto"; seguidismo que resulta peor que la censura misma.


Y es que si bien la "Ley Fayad" tiene serias fallas de interpretación y redacción, también es cierto que pega en el blanco de un problema que sólo los necios se niegan a ver: las conductas criminales que abundan y se multiplican en internet y que han proliferado en redes sociales hasta convertir en celebridad a los "matones" a sueldo en las redes y en internet.


Lo primero que deben saber los que "borreguean" el seguidismo de lo "políticamente correcto" es que detrás de internet y las redes existen grupos poderosos, grupos empresariales globales a los que vale madre la censura. Son empresas privadas que censuran según la conveniencia de su negocio. Y a pesar de sumar miles los ejemplos, pocos usuarios protestan por esa censura.


Por ejemplo, en Francia y en medio de la polémica, Facebook bloqueó a un profesor que publicó la imagen del cuadro El origen del inundo, de Gustave Courbet, que muestra el sexo de una mujer y bloqueó la cuenta del museo donde se exhibía la obra también por compartirla. Instagram se vio envuelta en polémica debido a la censura de una imagen de una mujer mostrando los pezones. Twitter ha estado en el ojo de huracán por sus políticas en contra de desnudos e imágenes "violentas". Bloquea videos de decapitaciones, pero en esa misma red social circulan miles de videos en donde niños y adolescentes practican el bullying en contra de sus compañeros.


¿Cuántos usuarios se escandalizaron, le mentaron la madre o dejaron de usar esas redes en protesta por la censura? Doble moral.


Lo que propone la iniciativa del senador Fayad no es más que dar tipo penal y la respectiva sanción, a las conductas que se expresan en internet y en redes y que en el cotidiano son delitos que dañan a terceros.


¿Quién negaría la sanción a pederastas cibernéticos? ¿Quién defendería la "libertad de expresión" de acosadores sexuales de menores, en redes e internet? ¿Quién aplaudiría a cobardes que anónimos o en forma abierta amenazan de muerte a los que piensan distinto? ¿Quién defendería a los sembradores de odio que difaman, calumnian y denigran por razón de credo religioso, preferencia sexual, origen racial o color de la piel? ¿Quién defendería "la libertad de expresión" de aquellos que roban documentos privados, los exhiben como expresión de venganza u odio, a pesar de que ponen en peligro la vida de las personas?


Son muchas las conductas delictivas impunes que crecen al amparo de las impolutas y sacrosantas redes e internet. Y si en la vida cotidiana, fuera de las redes, esas conductas son delictivas y la sociedad acepta que deben ser sancionadas, ¿por qué llamarse a sorpresa si se propone el mismo tipo penal en redes e internet?


¿Debate engañabobos?


Al tiempo. 

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