sábado 06 julio 2024

Cinco años en Dinamarca

por Tere Vale

El primer día de julio se cumplieron cinco años del triunfo en las urnas de López Obrador. Día inolvidable para bien, creen algunos millones de mexicanos, y para mal, definitivamente para todo México.

Ya no quiero hablar nuevamente de la descomposición social de nuestro país. Estamos a lo largo y ancho de nuestro territorio inmersos en una ola de sangre y violencia cada vez mayor de la que no solo no logramos salir, sino que cada vez crece más. Desaparecidos, acribillados, levantados, torturados, amenazados y la tenebrosa complicidad de las autoridades (y de la Guardia Nacional) con los delincuentes. Una mezcla de incapacidad, corrupción e indiferencia nos ha llevado a esto. Así estamos y todos los sabemos.

Creo que para hacer una evaluación de lo que ha pasado en estos largos meses de gobierno de la cuarta transformación, además del tema del empoderamiento del crimen organizado, debemos hablar de otro tema de gran importancia para todos los mexicanos: el sistema de salud.

Sin hablar de los más de 800 mil muertos que dejó el mal manejo de la pandemia, llevamos cinco años sin medicamentos, sin vacunas para los niños, sin equipamiento médico y con médicos utilizados y mal pagados en nuestros hospitales públicos. Esta situación ha costado miles y miles de vidas en este lustro. Así estamos y también todos lo sabemos. Seguro de esto tiene la culpa también García Luna.

El INSABI fue uno de los fracasos más sonados de esta administración. Costó mucho dinero, tiempo y sobre todo les costó la vida a muchos enfermos, a niños y niñas enfermos de cáncer, personas de la tercera edad, enfermos crónicos que por esta indolencia criminal no pudieron ser atendidos a tiempo, personas que nunca fueron tratados de sus padecimientos. La cuarta transformación ha sembrado incapacidad y ha cosechado muertes.

El INSABI era una farsa que no cumplió con su responsabilidad de salvar vidas a los que no tenían seguridad social. Fue solo una trampa, una fachada para que el gobierno se quedara con el dinero destinado a la salud de todos y todas.

El Seguro Popular atendía a la población más vulnerable, era perfectible sí, pero servía. ¿Dónde quedó ese dinero destinado al INSABI? ¿Quién se lo gastó? ¿En qué se usó o despilfarró? Quizá nunca lo sabremos. El famoso IMSS-INSABI aún no funciona para que se cuide mejor tu salud o la de los tuyos. Es otro modo de seguir dándonos atole con el dedo.

Desgraciadamente esta pesadilla no ha terminado Me apena decir que la atención para la salud de los y las que, como muchos, no cuentan con algún tipo de atención médica es inexistente. Y más ahora que el trabajo informal ha crecido en los últimos años de 15 a 28 millones de mexicanos (casi se duplicó este sexenio) que no tienen ninguna forma de seguridad social.

No nos han dicho que el IMSS-Bienestar deja a 53 millones de mexicanos y mexicanas totalmente desprotegidos, o sea a los qué no tienen alguna forma de seguro para poder enfrentar sus gastos médicos y menos una enfermedad catastrófica capaz de arruinar a una familia. Si se enferma una persona o se enferman sus hijos, su pareja, su hermano o su abuelita pues estan en graves problemas. 

¿Con qué van a atender a esos 53 millones de personas que, como todos los seres humanos, se enferman o se enfermarán en algún momento?

Ni atención médica, ni medicamentos gratuitos para todos lo que no tienen seguridad social. Y los que la tienen tampoco pueden contar con un servicio digno, bueno ni siquiera medianamente bueno.

Con los millones de pesos que se gastaron en el gigantesco acarreo para la pomposa fiesta del presidente el pasado 1 de julio se hubieran podido salvar muchas vidas. Eso AMLO no lo comprende y no lo quiere comprender.

Esa es la verdad aquí y en Dinamarca. 

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