Cinema is the ultimate pervert art. It doesn’t give you what you desire – it tells you how to desire.
Slavoj Žižek
“Mank”, cine de arte pero sin alma
La película “Mank” me gustó porque retrata a Herman J. Mankiewicz, un hombre excéntrico, un jugador alcohólico, ingenioso y agudo. No tiene miedo de desafiar el status quo, ni de arriesgar su carrera para defender su posición. Un tema muy adecuado ante la crisis que hoy vivimos y que muestra a un Hollywood corrupto al servicio del poder. Un retrato de los excesos de los monopolios mediáticos que en este caso son representados por William Randolph Hearst. La cinta exhibe a Wells como un junior malcriado y soberbio al tiempo que reivindica el talento del ignorado guionista. Otra de sus virtudes es recordarnos que el cine es un arte de equipo y no la creación de un solo genio. Gary Oldman como es su costumbre, hace una ejecución excelsa del personaje, al grado de que sería difícil dotar a Mank de otra personalidad.
La dirección y el guión de la película son sin duda, un homenaje de Fincher al innovador estilo de Orson Wells, y un tributo al “Ciudadano Kane” (contra picadas que agrandan anómalamente al sujeto, por ejemplo). La película es blanco y negro para que parezca una película de los años 40 con técnicas de iluminación similares a las películas antiguas para crear imágenes visuales impactantes a pesar de la falta de color. Jack Fincher escribió el guión de “Mank” a finales de la década de 1990 y claramente estructuró su historia de manera similar a “Citizen Kane” a partir del recurrente flashback.
Mientras que la película puede fascinar a los cinéfilos no es inmersiva para la mayoría del público, demanda la referencia, la nota, el apunte. En lo personal prefiero el cine que avanza sin pedir al espectador que recuerde datos y referencias. Es el caso de “Chicago 7”, no necesitas conocer el incidente para que la historia te apasione; o “Soul” plagada de guiños y términos psicológicos que si los conoces es doble el gusto pero si no, no requieres consultarlos.
La película carece de suspenso emocional que posibilite querer saber qué sigue sin acudir a datos, en ese sentido me parece más un documental, es fría y se ocupa más en justificar por qué es necesario contar esta historia que en el desarrollo dramático de los personajes secundarios no son tan interesantes como su tema principal. Salvo Mank y Marion Davis, la mayoría de los otros personajes de la película son planos y no tienen suficiente tiempo en pantalla para desarrollarse. En pocas palabras y sin negar su destreza técnica la película carece de alma.
“Soul”
Por otra parte vi con emoción “Soul“, dirán los expertos que ¿cómo me atrevo a comparar peras con manzanas?, pero lo hago con plena libertad y a sabiendas de que juzgo a la manzana a partir de sus cualidades y a la pera con las propias, de ese modo puedo decir que la pera no es tan buena y que la manzana es la mejor en su tipo. De hecho, en un afán lúdico compararé “Soul” con la película “Joker”.
Primero va mi ponderación de “Soul”. Una vez más Pixar crea una obra maestra de la animación y una cinta que logra incluir espectadores de todas las edades. En principio habría que considerar la dificultad de la premisa que junto con la anterior película de Peter Docter “Intensamente”, se antojarían irrealizables.
La primera historia, personifica a las emociones básicas y vive su aventura al interior de una adolescente, mostrando a través de la alegoría, la importancia de la inteligencia emocional. “Soul” se propone respondernos cuál es el sentido de la vida o si acaso existe dicho sentido. Titánica tarea. Sólo de pensar en el pitch para vender la trama, me da escalofrío, claro que se trata de uno de los más prestigiados guionistas del estudio por lo que supongo, la confianza en su talento es casi ciega. Parece que hubo otro propósito, el de crear una cinta animada con personajes afroamericanos para hacer homenaje a su cultura y a su música misma que da título a la historia. La inclusión de alteridades es notable, tenemos una médico mexicana y otra hindú, así como otros personajes que representan la contracultura.
Desde el paratexto, la cortinilla de Disney lleva como música de fondo a los alumnos de Garner ensayando “When you wish upon a star” la famosa canción de Pinocho, la melodía nos abre el picaporte al mundo de ficción y es un indicio de su celestial trama. Quisiera hacer un paréntesis de “cuarta pared” es importante tomar en cuenta las condiciones de lectura de un texto fílmico que se estrena en confinamiento y por primera vez desde la pantalla de casa, es probable que el encierro nos haya conducido a ser incisivos sobre la pregunta que plantea como premisa “Soul”. Es por ello por lo que siempre insistiré en que todo proceso de lectura es abismalmente subjetivo, condicionado al contexto, experiencia y pericia del lector, pero sobre todo, a la fusión de dos mundos narrativos, el del espectador y el del lector. De ahí que la multiplicidad de registros y lectores que posibilita el guión me hacen afirmar su compleja simplicidad.
Pixar suele buscar la confluencia de la familia entera a la sala de cine. Por ello podemos hablar de una simple trama susceptible de emocionar a los más pequeños y de complejas alusiones a las teorías de la inteligencia emocional y el flow, así como una búsqueda incluyente y políticamente correcta (sin ser forzada o demagógica) que por fin presenta a un héroe de color y el tributo a la cultura afroamericana sin que sea un cliché.
Así, en una lectura más compleja que presumo deliberado homenaje del propio estudio, hay una comparación con la que probablemente sea la cinta emblemática del tiempo que vivimos: “Joker”. Algo que interpreto, es otra respuesta a la locura del personaje originario de los cómics y que, si se trata de una sobre lectura, al menos me ha entretenido bastante. Te invito a que me acompañes en este ejercicio creativo.
Contexto para la comparación
Sabemos que “Soul” es la historia de un profesor afroamericano que sueña con ser músico y que el día que por fin logra su primera chamba profesional, cae en una cloaca y se debate entre la vida y la muerte. En un estado que interpretamos de coma, el alma de este músico de soul, se encuentra en un trayecto fuera de esto que hemos dado en llamar realidad, alegóricamente se encuentra camino al “cielo” el Gran después o a cualquier dimensión inimaginable a la que vaya, si es que va, aquello que llamamos mente.
Rebelde ante su destino, Gardner (sospechoso apellido que comparte con el padre de la teoría de las inteligencias múltiples) decide resistir, solo para caer en otra dimensión que es llamada el Gran antes. Un sitio donde las almas núbiles son dotadas de temperamento. Ya ahí, es confundido con un mentor, personaje necesario para que el neonato encuentre su “vocación” de vida. A él le asignan a 22, una almita desorientada que no se siente especialmente atraído hacia ninguna actividad humana y prefiere permanecer en ese limbo. Las almas no tienen color ni sexo, apenas unos rasgos de identidad como lentes o un tono de voz.
22 le muestra a Gardner un sitio en el Gran Antes (The Zone o la zona en nuestro idioma, un espacio entre lo físico y lo espiritual que representa al estado de flow, a donde se reúnen las almas vivas pero que están, de algún modo, ”distraídas del mundanal ruido” exiliadas del tiempo; las hay en dos sentidos: las que se encuentran en un estado de flujo, (flow en inglés) una formas de deleite que mantiene a la mente comprometida en una actividad gozosa, algo así como el Cielo en la Tierra; en el mismo sitio pero en actitud opuesta están las almas de los “depresivos” que, absolutamente desconectados de la vida, rumian alguna obsesión que les mantiene en una especie de “Infierno en la Tierra”.
A los primeros pertenece el personaje de Moonwind y su grupo de hippies, Místicos sin fronteras (parodiando a la asociación de médicos, en este caso se trata de médicos del alma): Windstar Dreamermoon, Dancestar Windmoon Dremerwind Dreamerdreamer. Aire y sueños, parece que de eso se nutre la posibilidad de ascenso temporal a esa eternidad llamada La zona, muy zen ¿no? Inhalemos pues para continuar.
Los extremos del flow y la maldita burocracia
Moonwind tiene un curioso trabajo, es un hombre “anuncio” una especie de acróbata que juega con un letrero en Manhattan para promover un comercio; en la misma actividad y coordenadas geográficas conocemos al Joker (payaso de fiestas y aspirante a comediante) en la película de Todd Phillips. Los personajes representan extremos del flow, en el caso del aspirante a cómico, el supuesto disfrute se convierte en obsesión.
Podemos fácilmente suponer que si cruzáramos las dos películas, Joker sería sin duda una de esas almas cabildantes y obsesivas que rondan La zona, almas encapsuladas en su profunda ansiedades, presos de sus obsesiones. Joker tiene una “misión” asignada por su madre: “Mi madre siempre me dice que sonría y ponga cara de felicidad, me dijo que yo tenía una misión: hacer reír y alegrar al mundo”.
No sabemos si el mundo narrativo presentado por “Joker” es “real” o un delirio pesadillezco (el tema ha sido analizado hasta la saciedad) lo que se corresponde con la “ausencia” del personaje cavilando en un “otro” realidad alterna de ese Gran después o antes, que es la combinación de todos los campos cuánticos del universo. “¿Soy solo yo o todo se está volviendo más loco ahí afuera?”, es la primera frase que dice Arthur antes de iniciar el viaje que le llevará a convertirse en el Joker, nombre que representa su fracaso (caída como comediante) y ascenso (agente del caos y la locura). Arthur no parece distinguir con claridad entre la realidad y la locura ¿Nosotros sí? ¿Acaso no parecen los últimos eventos del Capitolio y las manifestaciones en el país del espectáculo escenas que abortó la propia película?
Peter Docter parece dialogar con esa trama, dando una respuesta distinta pero acaso sosteniendo la misma crítica. El imaginado “Cielo” no carece de burocracia, dividido en oficinas gubernamentales: una larga fila que dirige hacia “The great before, o Gran antes” dentro de este último, diversas dependencias y burócratas todos llamados Jerry. Tenemos un recinto de archivos “muertos” (no podrían ser distintos) que parece infinito, uno de los Jerrys, el contador con la variante T en el nombre, Terry, está obsesionado con el conteo de almas pues ha descubierto que Gardner no ha sido archivado correctamente. Al final Terry es estimulado en una ceremonia tan sector “público o privado” que la ironía es evidente.
Tenemos además, seminarios inspirados en la tan actual capacitación empresarial “The You Seminar, Seminario del Yo“. Las almitas tiene que acudir ahí para ser “capacitadas para la vida” (me suena tan familiar, hasta parece salido del nuevo modelo educativo) para encontrar la “inspiración” (el profesor inspirador ¿Dónde he oído eso?). Las viejas almas célebres (Jung, Darwin y hasta la Madre Teresa) acompañan en su trayectoria al almita hasta encontrar su chispa vital. Así que la obligación de ser feliz y encontrar una misión en la vida son tópicos para ambas cintas.
Arthur Fleck, a diferencia del personaje de Gardner, vive con su madre Penny; ambos acusan una marcada influencia materna y su aprobación para ejercer su “misión”. Gotham, ubicado en el Nueva York de Gardner, es un sitio inseguro, lacerado por la peste de la delincuencia y el desempleo. Mientras Moonwalk es naturalmente alegre. Arthur sufre un trastorno psicológico, no puede contener la risa. Su deambular burocrático por el servicio médico es notable y requiere medicamentos para mantenerse ecuánime. La película cierra y nosotros no estamos seguros si víctima de la incompetencia del sector salud, carencia de fondos públicos y recortes de programas de servicio social, dejan a Arthur sin su medicación. ¿Joker se ha “perdido” Sounds familiar?
La respuesta existencial
Recordemos que comenzamos este diálogo recordando la música “When you Wish upon a Star” como preludio de la historia de “Soul”. El personaje principal, Gardner sueña con ser músico y 22 aspira evadir su “misión” porque no la encuentra por ningún sitio. Moonwalk no busca nada, sabe entrar y salir a voluntad de la zona, del estado de flujo, solamente disfrutando el momento. La conclusión de la historia es que la vida vale por sí misma y que no existe una supuesta “misión”. La obsesión por ser felices, por capacitarnos para ser mejores en esta sociedad de la rentabilidad, nos aleja de la simple y bella tarea de vivir sin más.
Así que cerremos con música de nuevo, esta vez con Franky cantando “That’s Life” para Arthur, caminando lentamente, dejando huellas ensangrentadas en un psiquiátrico, entrando y saliendo a voluntad de su cordura. Moonwalk y Joker hacen malabares publicitarios en alguna esquina.