domingo 07 julio 2024

La Claudia que a mí me gusta y otras criaturas imaginarias

por Articulista invitado

“To see what is in front of one’s nose needs a constant struggle”
George Orwell

Ya se empezó a repetir y sólo va a empeorar. “Es una académica”, “es feminista”, “es ambientalista”, “es de lo menos peor de Morena”, y vendrán más… Y cada quien llenará el renglón con lo que quiera y pueda imaginar según su cinismo, ingenuidad u oportunismo. 

El problema es que todos esos espejismos no existen. La única Claudia que sí está con nosotros es la ferviente defensora y cómplice de un proyecto político iliberal y autoritario que ha lastimado profundamente al país. La que sí existe, es quien fielmente ha impulsado y colaborado con el grupo político que profundizó, como nunca antes, la militarización del país, que llevó a cabo la destrucción de burocracias civiles profesionales que el país tardó décadas en formar, y que ha demolido, con especial crueldad, el sistema de salud y educación pública mexicano. Y, como bien corresponde con la lealtad requerida por el movimiento, apoyando estas degradaciones a mucha honra y con su distinguidísima abyección.

Claudia ya avisó, y demostró, en repetidas ocasiones, que no es quien a muchos les gustaría, la de la imaginación de cada quien. Claudia está donde está por sus defectos, por su zalamería, por su inigualable capacidad de adulación que, en el mundo retorcido y bajo la corrupta alquimia de Morena, transmutan en virtudes; como bien decía el poeta francés, Paul Valery, “tantos horrores no hubieran sido posibles sin tantas virtudes”. Por suerte, para ella, tiene ayuda. Su ininterrumpida obsecuencia por las peores causas va bien envuelta con ayuda de muchos que esconden su patológica sumisión detrás de eufemismos como la supuesta “disciplina” partidista que le ha permitido llegar hasta aquí. 

Con el servilismo espartano que le caracteriza, Claudia ha defendido la militarización, las energías sucias, el despilfarro de recursos públicos en obras de infraestructura que han provocado ecocidios irreversibles o la embestida contra opositores políticos y miembros del poder judicial. Para muchos cae como sorpresa y es difícil entender que Claudia sí esté de acuerdo con el movimiento del que forma parte, pero por eso está ahí… Como tampoco lo fue en el caso de López Obrador, la forma como gobernaría no es ningún misterio. 

Claudia, la feminista, es parte de un proyecto que ha ignorado y maltratado a las madres buscadoras y que eliminó las estancias infantiles que le permitían a millones de mujeres ir a trabajar. La burda y total sumisión a un presidente autoritario no es una victoria del feminismo, sino todo lo contrario. Su propio eslogan de campaña, #EsClaudia, indica una imposición; su campaña es sobre alguien más y para alguien más. Claudia, la ecologista, es parte de un gobierno que todos los días destruye la selva de la península de Yucatán, que eliminó las posibilidades para invertir en energías limpias y que optó por producir energía a partir de la quema de combustóleo. Claudia, la académica, es parte del movimiento que destruyó universidades públicas como el CIDE, instituciones como el Conacyt y que ha quitado recursos a decenas de centros públicos de investigación. Claudia, la tecnócrata, es parte de un gobierno que se burló de la pandemia en la que murieron cientos de miles de mexicanos y que no se molestó en dar el mínimo apoyo a los pequeños negocios que sostienen a tantas familias mexicanas. Claudia, la sensata, es parte de un gobierno que necesita ser obligado, mediante demandas de amparo, a darle quimioterapias a los niños con cáncer, que ha reproducido fielmente los linchamientos mediáticos de su jefe contra sus propios adversarios, o que canceló el aeropuerto que México tanto necesitaba.

Dicen algunos, y más bien varios, que todavía no queda del todo claro cómo se comportaría llegando al poder. Quizá la pista esté en lo que ha hecho por tantos años: usar el poder para servir a personajes infames e impulsar la política más mezquina. Pero como ya entramos de lleno en momentos de proyecciones y fantasías, a mí, la Claudia que más me gusta es la que pide perdón y renuncia a cualquier aspiración política después la muerte de 27 personas en el metro de la Ciudad de México durante su administración.

Emiliano Polo

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