Actualmente son 127 mil pesos por cabeza los que debe cada uno de las mexicanas y mexicanos por concepto de la deuda del gobierno, incluidos los menores de edad. Como ocurrió con los temas de la seguridad pública, regresar el ejército a los cuarteles, terminar con la corrupción y la impunidad, erradicar los cochupos, el nepotismo y el influyentismo, López Obrador también incumplió su compromiso de no endeudar más al país.
En su toma de posesión el 1º de diciembre de 2018, AMLO anunció 100 compromisos de gobierno. En el compromiso 32, luego de anunciar que no se crearían nuevos impuestos durante su gobierno, añadió: “Tampoco aumentaremos la deuda pública. No gastaremos más de lo que ingrese a la Hacienda Pública”. Meses después, el propio inquilino de Palacio Nacional afirmó que tal compromiso se había cumplido, pero era una más de sus mentiras.
La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), en su Informe de Finanzas Públicas al cierre del año pasado, informó a la Cámara de Diputados que el saldo total de la deuda pública de México alcanzó la cifra récord de 14 billones 65 mil millones de pesos. En el año 2006 la deuda pública representaba el 28% del PIB, en 2012 el 35% y en 2018, al inicio de este sexenio, había llegado a ser el equivalente del 43% del PIB. Pese a la versión difundida en sus deposiciones mañaneras, el gobierno obradorista incrementó la deuda pública, que al cierre del año 2023 alcanzó el 47.8% del PIB anual, según el informe de la propia SHCP.
Vale señalar que al hablar aquí del saldo total de la deuda pública de México nos referimos a lo que la SHCP denomina con el eufemismo “Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público” (SHRFSP), concepto que agrupa la deuda neta de todo el Sector Público (Gobierno Federal y Entidades de control directo), las obligaciones del IPAB, otros pasivos como los del Fonadin, Pidiregas y el cambio en la situación patrimonial de las Instituciones de Fomento. Para la autoridad hacendaria, el SHRFSP constituye la medida más amplia y completa de la deuda pública de nuestro país.
Una forma de medir la evolución de la deuda pública es dividir su monto entre el total de la población. Esto se expresa con la pregunta: ¿cuánto debe pagar cada mexicana y mexicano para liquidar la deuda pública del país? En 2006, la deuda pública per cápita era de 29 mil pesos; en 2012 Felipe Calderón la dejó en 40 mil; al terminar el sexenio de Peña Nieto era de 83 mil pesos. En 2024, AMLO dejará una deuda pública de 126 mil 917 pesos por cada habitante (incluidos la niñas, niños y adolescentes),
Cuando un gobierno utiliza en forma inteligente y estratégica el endeudamiento, la deuda pública puede ser una herramienta para el crecimiento económico y el desarrollo social, lo que a su vez garantiza que lo que se adeuda se puede pagar sin sacrificar la buena marcha del Estado y el nivel de vida de la población. Pero en el México de la 4T la política de deuda pública se ha empleado erráticamente, pues se ha utilizado el crédito del país para financiar ocurrencias, obras faraónicas y clientelismo electoral, además de engrosar las fortunas personales del grupo en el poder, su cohorte de nuevos ricos y sus socios.
El Tren Maya, el AIFA, la refinería de Dos Bocas, son proyectos extractivistas y ecocidas que carecen de planeación y sostenibilidad. Pasarán décadas para que los mismos obtengan utilidades, aporten a las finanzas públicas y al desarrollo nacional, si es que alguna vez lo hacen. La distribución asistencial de apoyos a través de los programas sociales tampoco resuelve el problema de la desigualdad social, pues su objetivo real es el acopio de votos condicionados en favor del partido oficial, no la erradicación de la pobreza y la pobreza extrema que aquejan a la mitad de la población.
El incremento monumental de la deuda pública que heredará el sexenio obradorista a las futuras generaciones será un lastre para la buena marcha de la economía y el desarrollo. Los gobiernos que lo sustituyan deberán resolverlo con planeación estratégica, lucha anticorrupción y una reforma fiscal integral y progresiva.
Cincelada: Soplan vientos de cambio en la CDMX con Santiago Taboada, lo mismo que en Morelos, Puebla y Veracruz. Además, el hartazgo con la 4T cobra fuerza en Campeche, Sinaloa, Sonora, Zacatecas…
