miércoles 26 junio 2024

Cuauhtémoc Cárdenas y el Síndrome de Estocolmo

por Rafael Hernández Estrada
Cuartoscuro

Al anunciar su apoyo a la “corcholata” oficialista, Cuauhtémoc Cárdenas no sólo se adhirió al proyecto autoritario transexenal de AMLO y se alejó definitivamente de las causas de la izquierda democrática y liberal. También cerró filas con el personaje que le robó la elección presidencial. Se trata de un caso de Síndrome de Estocolmo, pues se convirtió en aliado de los salinistas de la 4T, entre ellos Manuel Bartlett Díaz, el autor del fraude electoral de 1988 en su contra.

Al abordar la paradoja del rehén que simpatiza con su secuestrador, al grado de que colabora con él, la sicología formuló el Síndrome de Estocolmo. Se trata de una respuesta traumática de algunos secuestrados que crean vínculos y conexión sicológica con sus captores. El estudio de este tipo de respuestas demuestra que también aplica al apego o afecto que desarrollan algunas víctimas de abuso hacia sus violentadores. En lugar del miedo, terror, coraje, reproche, o bien junto a estas respuestas naturales frente al abuso, algunas personas desarrollan sentimientos afectivos hacia sus victimarios, llegando a compartir objetivos y causas comunes.

El concepto se originó en el caso de un secuestro en Estocolmo, Suecia, en el que los rehenes se negaron a levantar cargos contra los secuestradores. Pero el caso más famoso fue el de Patty Hearst, quien fue secuestrada en 1974 por el Ejército Simbionés de Liberación. Esta organización exigió un rescate de 6 millones de dólares por su liberación y, pese a que su padre, el magnate William Randolph Hearst, lo cubrió, durante meses nada se supo de ella hasta que se le identificó como participante de un asalto bancario cometido por el mismo grupo que la había secuestrado: las cámaras de seguridad la captaron portando un rifle de asalto.

En las elecciones presidenciales de 1988, el ingeniero Cárdenas fue postulado por una variopinta coalición política, en la que participaron la Corriente Democrática que había salido del PRI y algunos partidos caracterizados hasta ese momento como satélites del sistema hegemónico. No fue sino hasta un mes antes de las elecciones que se sumó el Partido Mexicano Socialista, al momento en que declinó su candidatura Heberto Castillo.

La campaña cardenista enfrentó la elección en total desventaja, pues el presupuesto público, la burocracia y toda la maquinaria del Estado se volcaron a favor de Carlos Salinas de Gortari. Todos los medios de comunicación masiva y las estructuras corporativas (la CTM de Fidel Velázquez comprometió 20 millones de votos) pronosticaron el “carro completo” del partido oficial, al tiempo que el gobierno era el organizador de las elecciones y controlaba el padrón electoral.

Cuartoscuro

Pero en la jornada electoral, realizada el 6 de julio, ocurrió una insurgencia ciudadana que descuadró el escenario esperado por el oficialismo: Cuauhtémoc ganó las elecciones en la Ciudad de México, el Estado de México y amplias regiones del país. El sistema de cómputo bajo control del gobierno dio cuenta de que los primeros resultados procesados eran favorables a la oposición, por lo que Manuel Bartlett, entonces secretario de Gobernación y presidente de la Comisión Federal Electoral, ordenó la suspensión del acopio. Al ser encaradas por los representantes opositores, las autoridades acuñaron como pretexto la famosa frase “se cayó el sistema”. Más allá de frases, el propio Bartlett instruyó la operación del fraude en los cómputos de la votación, de manera que los resultados oficiales finalmente favorecieron a Salinas de Gortari.

No es casualidad que, como en esta columna se ha demostrado, la mal llamada 4T supura salinismo por todos los costados. El propio López Obrador jugó en el equipo salinista en aquella ocasión.

Marcelo Ebrard, Ignacio Ovalle, Ricardo Monreal, Ignacio Mier y la mayoría de los desgobernadores morenistas son algunos de los participantes del fraude electoral de 1988. Entre ellos destaca el impresentable Bartlett. Al subirse a la cargada oficialista, el ingeniero Cárdenas se convirtió en cofrade de quienes le robaron la Presidencia de la República.

Cincelada: fracasarán escandalosamente las empresas encuestadoras que aseguran que Sheinbaum trae 25 y hasta 30 puntos de ventaja. La elección será cerrada y Xóchitl dará la sorpresa.

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