miércoles 03 julio 2024

¿De Layda o de China?

por Tere Vale

Sé que la evidencia de biomoléculas fuera de nuestro planeta es información que complace a buena parte de los humanos que están (o estamos) convencidos de la existencia de vida simple o compleja extraterrestre. Es tan espantoso estar solos en medio del infinito y en esta pequeña y prodigiosa bolita llamada Tierra, que nos hemos empeñado en contarnos historias de visitantes de extrañas civilizaciones provenientes de otros lugares del universo. Desde Julio Verne, H.G. Welles, pasando por Bradbury, Asimov o Arthur C. Clark y de series de TV y pelis tan taquilleras como Star Trek, Star Wars, Encuentros cercanos del tercer tipo, Mars Attack, E.T. Alienígenas Ancestrales y cientos más, queremos creer que no estamos sin compañía.

Creo que todos los seres humanos nos hemos preguntado en algún momento de nuestra existencia ¿qué demonios hacemos aquí en este planeta? ¿Por qué entre los cientos de miles de millones de lugares posibles del universo, al menos hasta donde sabemos y hasta el día de hoy, solo conocemos la vida en la tierra? Desde luego, podemos colegir dada la solitaria realidad que nos rodea que al parecer en nuestro sistema solar la vida no es muy popular ni abundante que digamos. Lamentablemente no tenemos evidencias comprobadas de la visita de habitantes de otros planetas vecinos y evitamos pensar en nuestra angustiosa desesperación que estamos solos y que no vivimos en un cementerio de proporciones descomunales.

Pero parece que las cosas, al menos informativamente están cambiando. Esta historia comienza así de sencillito para asombro del mundo.

Hace unos cuantos meses, el Pentágono reconoció llevar años en la investigación de los OVNIS en el Programa Aeroespacial de Identificación de Amenazas. Esta área de la Defensa de Estados Unidos se ha dedicado a estudiar la posibilidad de vida alienigena con un presupuesto anual de 22 millones de dolares. Un video presentado en este mismo informe oficial, muestra el encuentro de un OVNI y un F-18 de la Marina en San Diego en el año de 2014, entre muchos otros avistamientos de este tipo. En el caso de San Diego, el objeto fue detectado con un sensor infrarrojo y sorprendió a los pilotos por volar a una enorme velocidad. Ahí no para la cosa.

Al poco tiempo se presentaron ante el Congreso de Estados Unidos una serie de extrañas imágenes y videos de fenómenos aéreos inexplicables (asi les dicen) provenientes del Comando de Sistemas Aéreos Navales. No tenemos ninguna explicación cierta sobre estos eventos dijo ante los congresistas la Inteligencia Naval de nuestro país vecino. De los más de 400 “incidentes” (como diría la Sra. Sheinbaum) reportados durante estos trabajos 11 de ellos terminaron casi en accidentes con aviones estadounidense. Los UAP (como ahora llaman los militares a los OVNIS) dijeron los informantes no tienen aún ninguna explicación técnica seria. Concluyeron al final que  no saben qué son estas naves ni que hacen en nuestros cielos. 

Ante estos inquietantes hechos, la NASA creo un grupo de 16 científicos que de tiempo completo trabajan en estudiar a los OVNIS contando con todos los recursos necesarios para realizar un buen trabajo. A mediados de 2023 se publicará un informe completo con las conclusiones de este equipo multidisciplinario. 

Y todo esto viene a cuento ya que durante las ultimas dos semanas Estados Unidos (y Canadá en dos casos) han derribado cuatro objetos voladores no identificados de acuerdo con la información oficial publicada hasta este momento. Tanto el primer ministro Trudeau como el presidente Biden han confirmado el interés de ambos países por saber exactamente qué representan o de dónde vienen estas maquinarias inesperadas, cuál es su propósito y cuáles sus posibles consecuencias para la seguridad de ambos paises. Cuando se derribó el primer globo (en los últimos dos casos se habla de formas cilíndricas u octagonales) fue achacada su presencia al espionaje por parte de China e incluso se dio un diálogo tenso entre ambos gobiernos. De los tres casos restantes no sabemos absolutamente nada y no se ha dado un informe completo ni parcial sobre estos fenómenos, que representan, eso si se sabe, un riesgo para la aviación comercial. 

Hace unos 30 mil años, nuestros antepasados fueron capaces de hacer pinturas que representaban cosas con un notable nivel de simbolización y abstracción, construyeron herramientas y tallaron piedras, hicieron arte y música, joyas, enterraron a sus muertos y voltearon sus ojos al cielo haciéndose seguramente preguntas muy parecidas a las que nosotros nos hacemos hoy sobre de dónde venimos, por qué estamos aquí, y si estamos solos o no en esta grandiosa aventura que es vivir y morir. 

Todo siempre puede ser peor, no nos olvidemos de ello. Quizá el descarado espionaje de Layda o de China resulte el menor de los males.

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