viernes 05 julio 2024

Desapariciones: Traición a la Verdad y la Justicia

por Jorge Triana

En el marco del Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, este 30 de agosto; madres buscadoras, activistas, amigos y familiares, realizaron marchas en al menos 12 estados en demanda de justicia a las autoridades locales y en especial, al gobierno federal.

En México han sido reportadas como desaparecidas 290 837 personas entre 1962 y agosto de 2023. De esas casi 300,000 personas, 110 106 corresponden al periodo de gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

De las personas reportadas como desaparecidas durante este sexenio, se desconoce el paradero de poco más de de 45 mil. Una persona desaparece cada hora, una fosa clandestina es descubierta cada 2 días; y para no variar, López Obrador desestima la tragedia. 

El presidente considera que varias de las personas que fueron reportadas como desaparecidas durante su gobierno, en realidad están con vida, por lo que asegura que se está realizando un nuevo censo (que nadie conoce) a través de sus brigadas de ‘servidores de la nación’.

López Obrador está más preocupado por cuidar que este drama no afecte su imagen, que por paliar este flagelo que nos azota. El presidente no vive angustiado por el dolor de las miles de familias que no encuentran a un ser querido, no le estresa ver a las madres buscadoras mover montañas buscando a sus hijos. Su obsesión es reducir al máximo las cifras de desapariciones.

Justamente a eso se refería la titular de la Comisión Nacional de Búsqueda Karla Quintana, en su carta de renuncia que en realidad se trataba de una salida obligada.

A decir de The Washington Post, Karla Quintana envió toda la base de datos de desaparecidos a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para su salvaguarda, ya que anticipaba lo que podría suceder desde que López Obrador, encolerizado por las cifras, anunció que su gobierno haría un ‘nuevo censo’.

Alejandro Encinas, subsecretario de Gobernación, habría pedido a Karla Quintana que buscara la forma de reducir el número de desapariciones, porque a López Obrador le molestaba, pero ella se resistió. 

La Comisión de Búsqueda fue excluida de la organización del nuevo censo llevado a cabo por los ‘servidores de la nación’, Cane señalar que estos brigadistas promotores de programas sociales, no están contemplados en el catálogo de autoridades buscadoras que establece la ley.

López Obrador pretende echar el polvo abajo del tapete. En congruencia con la línea conductiva del presidente, por ejemplo, los 50 mil cadáveres que se han encontrado sin identificar durante este sexenio, no requieren que la FGR profesionalice su trabajo forense, es más fácil esconder o maquillar esta cifra.

Para el presidente, las personas desaparecidas durante su sexenio son un problema político y de su popularidad, no representan una tragedia ni exhiben la incapacidad de su gobierno para atacar el problema; el aumento de las cifras, no representa reto alguno para su administración en términos de politca pública, son un desafía en términos de la imagen pública de su persona.

La desaparición de seres queridos es una de las experiencias más angustiantes que una familia puede enfrentar. Es la incertidumbre, el dolor y la esperanza de encontrar respuestas, lo que motiva a las víctimas a exigir justicia y transparencia por parte de sus gobernantes. Sin embargo, el maquillaje de cifras oficiales subvierte este derecho fundamental.

La renuncia de la titular de la Comisión Nacional de Búsqueda y la descalificación  de López Obrador a su trabajo y a las cifras oficiales de desaparecidos, representa una clara señal de que la ética y el compromiso con la verdad, siempre deben prevalecer por encima de la agenda política o la imagen personal del presidente en turno.

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