“Siempre parece imposible hasta que se hace.”
Nelson Mandela
El fenómeno nacional provocado por Xóchitl Gálvez, ha sido de tal magnitud, que muchos quieren la autoría de su candidatura, constantemente escucho y leo “yo lo pensé primero”, “yo lo vi venir”, “yo le ayudé”. Desde el diputado de MC, Jorge Álvarez Maynez, tuiteando que él lo predijo hace meses, hasta gente que afirma haberlo previsto hace años.
El caso más llamativo de adjudicación de la primicia de la candidatura de la hidalguense, es el del presidente López Obrador, quien el 4 de julio afirmó “hace como 15 días, de 15 días a un mes, me enteré, mis ‘gargantas profundas’. Y fue un proceso de consulta arriba, con los que no dan la cara, pero sí actúan, y son los que aportan dinero para las campañas, para la guerra sucia; consultas también con los dueños de los medios, con los intelectuales, desde luego (Héctor) Aguilar Camín, (Enrique) Krauze, (Jorge) Castañeda”.
El presidente asegura haberlo sabido antes que nadie, su urgencia de ponerle nombre, apellido y rostro a la persona con la que él, su gobierno y la sucesora elegida, se enfrentarán, le resultó contraproducente. La senadora Gálvez le responde con buenos reflejos, sin enojarse y con sentido del humor.
Xóchitl Gálvez está en boca de muchos, le dio un giro a la conversación en torno a las “corcholatas” del oficialismo. Ha crecido a pasos agigantados y se ha convertido en un caso de estudio. La desolación que la oposición vivía todavía en Julio, ya fue superada gracias a la presencia refrescante de Xóchitl.
Afirmar que Xóchitl es candidata, por la imprudencia de López Obrador, o gracias a los buenos oficios de uno que otro actor político, a la influencia de cierto grupo de intelectuales o a una cúpula de potentados que la impulsó, es absurdo e injusto.
No hay ciencia detrás de esto y sí una realidad innegable, frente a la operación de Estado por parte del régimen para perpetuarse en el poder, hasta hace unos meses, había una oposición debilitada y un tanto extraviada. A pesar de que había panistas y priístas con muy buenos perfiles, ninguno despertaba emociones, requisito indispensable para mover al electorado.
Una senadora que andaba por ahí, trabajando para ser candidata a jefa de gobierno, fue la que, en pocas semanas, captó la atención de la ciudadanía de manera espontánea y auténtica. Se convirtió en la figura que millones esperaban.
Meses atrás, un grupo de organizaciones de la Sociedad Civil anunciaron que buscarían la manera de diseñar un método para que la selección de la candidatura presidencial de oposición, no fuera producto de una decisión cupular y sí una construcción en conjunto con la ciudadanía, en el mismo evento, anunciaron la defensa de la democracia, las instituciones y especialmente el INE.
Se presentó primero la necesidad de salir a defender al INE, no sólo en las Cámaras y en la SCJN, sino en las calles, despertando así una movilización ciudadana vibrante y esperanzadora.
El panorama era oscuro, pero algo había despertado, la esperanza de cambiar el rumbo juntos, faltaba quien encabezara esa energía echada andar.
Vino el diseño, el método y una primera proeza, lograr que los partidos políticos abrieran las puertas a un modelo novedoso. A insistencia de las organizaciones que lo plantearon, los partidos políticos, entendieron que era parte de la exigencia de la marea ciudadana que se manifestó en las calles meses antes. Mientras se negociaba el método, que abría las puertas a todos y todas las personas que quisieran participar para encabezar un frente ciudadano político, Xóchitl se enfrentaba legalmente a una calumnia del presidente y captaba la atención mediática y en redes.
El delirio del presidente provocó que Xóchitl se le enfrentara y él no dejara de hablar de ella, exhibiendo la incontinencia verbal que sabemos padece. El método iba por buen camino y al mismo tiempo, la gente le pedía a Xóchitl que participara buscando la candidatura presidencial, algo latía en millones de mexicanos, la senadora hidalguense de origen indígena inspiraba con su historia personal y emocionaba con la manera en la que plantea la solución para muchos problemas que enfrenta el país.
El método ciudadano triunfó y Xóchitl lo aprovechó.
En estricto sentido, Xóchitl encabeza hoy un proyecto competitivo, gracias a 4 elementos que se interceptaron en el camino: SU CAPACIDAD, LA CIUDADANÍA, UN MÉTODO Y LA SENSIBILIDAD DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS.
Si la inercia de los partidos PAN, PRI y PRD hubiera continuado su rumbo, bajo ninguna circunstancia, Xóchitl sería candidata. Pero la posibilidad de jugársela en un proceso que le aseguraba piso parejo, participación ciudadana y fases que le permitían crecer y medirse, le hizo dar el paso al frente.
El proceso le dio viabilidad al proyecto sorpresivo de Gálvez, procuró la unidad hasta el final de los partidos de oposición e involucró a millones de ciudadanos que lo hicieron suyo. Se logró un objetivo hasta hace unos meses impensable, UNA CANDIDATURA COMPETITIVA.
La propia Xóchitl Gálvez lo afirmó el pasado 3 de septiembre en el Ángel de la Independencia
“… Hace apenas unos meses la oposición estaba desunida y desmoralizada. La pregunta no era si podíamos ganar, sino por cuántos puntos nos iban a derrotar.”
Con una gran sonrisa gritó “Que se oiga fuerte y claro: aquí está la oposición. En muy poco tiempo le dimos la vuelta al pesimismo.” Lo hizo acompañada del comité ciudadano-partidista que organizó el proceso y que le imprimió seriedad y profesionalismo a este ejercicio inédito.
Flanqueada por tres ciudadanos activistas en diversas causas, la todavía senadora dijo “México necesita hoy con urgencia unidad, México necesita una presidenta que nos ponga a todos a jalar parejo. México nos necesita a todas y todos.”
Ni la suerte, ni la presencia de una fuerza oscura, ni la malicia del presidente, dieron origen al fenómeno de Xóchitl. Detrás de la potencia de la nueva líder de la oposición, está su propia historia que la forjó, su enorme capacidad, un equipo talentoso que la acompaña, millones de ciudadanos que la respaldan, organizaciones de la sociedad civil con iniciativa y capacidad de ejecución, partidos políticos que decidieron ser audaces y sobre todo, la emoción de millones de ciudadanos.