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La era del Homo Virtualis. El hombre digitalmente construido

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Imagen: Recycle Art Group

Siempre ha sido motivo de estudio entender cómo convivimos y los elementos que influyen sobre la forma en que construimos nuestras relaciones, tanto a nivel individual como colectivamente: lo que entendemos como sociedad.

Al ser humano lo reconocemos bajo la especie “Homo Sapiens”, que también se entiende como la clasificación psicosocial del hombre, una especie con capacidad de pensamiento. También se pueden proponer otras clasificaciones psicosociales para entender rasgos específicos de ese total que forma al ser humano.

“Homo Ludens”: el hombre y su relación social y cultural con el juego. “Homo Loquens”: el hombre de proceso de pensamiento verbal y el innatismo del lenguaje. “Homo Faber”: o el hombre que fabrica y transforma. “Homo Tecno”, “Homo Significans”, “Homo Interpres”, “Homo Legens”. “Homo Videns”: el hombre teledirigido. Todos como subcategorías psicosociales de la categoría biológica “Homo sapiens”: el hombre que sabe.

Así, entonces también ahora se teoriza acerca del “Homo virtualis”: el hombre digitalmente construido.

Para el Homo Virtualis ya no se trata de hacer mero uso de la tecnología digital, sino del paso siguiente: ya vive una integración de la existencia en el mundo real y el mundo virtual. Por eso se acepta ya la acepción de un “ecosistema digital”. Ya no es un proceso paralelo el uso de las tecnologías, las redes sociales y la vida diaria porque ya están al mismo nivel de relación y existencia.

Ahora es un solo proceso, integrado, junto, que conviven con sus nuevos códigos y lenguajes, pero parte del mismo ser.

La primera aproximación que hubo al concepto de Homo Virtualis excluía el paradigma de la realidad hiperconectada. Planteaba que era el hombre aislado gracias al mundo virtual y limitado solo a su propia pantalla, es decir, se quedaba corto frente al alcance de lo que realmente estaba sucediendo.

El Homo Virtualis ha integrado a su existencia cotidiana su existencia en el medio virtual. No es exclusivo de las redes sociales, pero es donde más puede notarse.

El Homo Virtualis piensa virtualmente, existe virtualmente. Lo interesante es que la existencia real no obligatoriamente se refleja en la existencia virtual, aunque una y otra están íntimamente relacionadas.

En el entorno social digital la persona construye la representación más íntima de su propio ser a partir de la interacción con los otros. El Homo Virtualis proyecta su existencia en los medios digitales, no solo las redes sociales, sino en todo cuanto hace. Y a la inversa: ahora en la existencia del Homo Virtualis está integrado el medio digital. Su proceso de pensamiento incorpora las posibilidades y medios que ofrece la tecnología.

Cuando el Homo Virtualis piensa en el abanico de posibilidades y opciones a su alcance, ya es cosa habitual y normal considerar la tecnología, incluido el entorno social digital. Para el Homo Virtualis la tecnología y el medio digital es un medio más donde se plasma su existencia. Cuando toma una foto no solo quiere mantener el momento, piensa en la respuesta que recibirá al subirla a Instagram. Cuando toma un video no solo quiere tener un testimonio de algo que sucedió, quiere generar una respuesta, un estímulo, en Facebook o YouTube. Cuando tiene una idea, un pensamiento, o una puntada graciosa, quiere el vertiginoso estímulo de la respuesta de Twitter. Y necesita los estímulos de esas respuestas como refuerzos a su propio ser.

Para el Homo Virtualis los medios digitales son parte de su existencia y su realidad, así que también se puede extrapolar que la carencia de estas respuestas y estímulos le causa un vacío existencial, ansiedad y angustia. No se habla de adicción, no se habla de dependencia: es implicar la propia idea de la existencia misma. Es el proceso de autoconstrucción y afirmación, precisamente. Por eso tantos y tantos usuarios defienden hasta el delirio lo que creen y piensan. Aunque estén totalmente equivocados.

Y potencializa defectos. El Homo Virtualis busca validación e identificación en los medios digitales, además del mundo real, o en vez del mundo real. También busca aquí consuelo y desahogo.

El Homo Virtualis diseña su existencia en el medio digital, bien sea potenciando o sustituyendo ciertos rasgos de su existencia real.

El Homo Virtualis puede llegar al extremo de necesitar afirmar su realidad cotidiana buscando audiencias para su vida. Para el Homo Virtualis las redes sociales en específico le permiten llevar al exterior virtual el propio mundo interior personal para autoafirmarse y reconocerse.

Para el Homo Virtualis no existir en las redes sociales es igual a no existir en la realidad.

Para el Homo Virtualis no tener aceptación y reconocimiento en las redes sociales es no tener aceptación y reconocimiento en absoluto.

De la misma forma, el agravio, ataque y descalificación en las redes sociales son agravio, ataque y descalificación a su existencia, a su identidad.

Esta, teórica, clasificación no depende de un segmento etario, no está limitada a una edad. Pero sí se puede plantear que está por llegar a su mayoría de edad la primera generación del Homo Virtualis nato, la primera generación para quienes el ecosistema formado por los medios sociales digitales es normal. Para ellos, las redes sociales siempre habrán existido.

Se resume en una máxima muy simple: en Internet somos porque el otro nos percibe.

Hagamos red, sigamos conectados. Es la nueva forma de hacer sociedad, existir y pertenecer.

 

Autor

  • Leo García

    Diseño y coaching de estrategias para manejo de redes sociales. Experiencia en análisis de tendencias en línea.

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