En el mes de octubre, pero de 1466, nace Desiderius Erasmus van Rotterdam más conocido simplemente como Erasmo de Rotterdam; escritor, filósofo, erudito y gran humanista, está considerado como el principal intérprete de las corrientes intelectuales del renacimiento en el norte de Europa.
Hijo ilegítimo de un sacerdote, lo cual en esas épocas, no era ninguna novedad, fue educado en severos colegios monásticos, y después de la muerte de su padre, se hizo monje agustino y se ordenó sacerdote. Como le ha pasado a miles, desilusionado y decepcionado por la vida sacerdotal, se busca un empleo secular, obviamente recibiendo la necesaria dispensa papal para vivir y vestir como laico.
Con una personalidad controvertida para su época y circunstancias, conflictiva diríamos ahora, y para colmo en medio de la llamada Reforma protestante, Erasmo tuvo la puntería de ganarse la enemistad de ambos bandos; para unos era un traidor, para otros un peligroso reformista.
Persona muy estudiosa e inteligente, Erasmo puso su inteligencia, ingenio e ironía al servicio de una deseable reforma de la Iglesia y de la sociedad que permitiera una vuelta al auténtico espíritu del cristianismo, perdido totalmente a esas alturas y degenerado por las corruptas instituciones eclesiásticas., recordemos que en esas fechas el Papa era Alejandro VI, padre de Cesar y Lucrecia Borgia entre otros hijos, y que sucedió a Inocencio VIII, feroz represor de toda lectura considerada herética y gran impulsor de la Inquisición.
En 1509 Erasmo publica la que será una de sus obras más populares Moriae encomium (Elogio de la locura). Para evitarse mayores problemas fue escrita como sátira, un simple juego divertido y fue dedicada a su amigo Tomás Moro. La obra utiliza una característica de los bufones de la época, pues sólo a éstos les estaba permitido ventilar con franqueza las grandes verdades y desenmascarar, con la risa, los peores defectos de una sociedad corrupta.
El Elogio de la locura es una ingeniosa sátira de la sociedad de la época, en la que todas las clases sociales son rigurosa y despiadadamente analizadas por un personaje ficticio, ilusorio, “La Locura”, que es la que narra el relato. Su burla no perdona a nadie, desde Reyes y Papas, pasando por nobles y terminando en campesinos, nadie, absolutamente nadie escapa al dominio de la locura, o más bien la estupidez.
Erasmo hace un recorrido por la estupidez humana a lo largo de los tiempos y pone de manifiesto que, ésta es la verdadera reina del mundo ya que, según él, son precisamente los estultos, los ignorantes y necios los que triunfan sobre los doctos, situación que siglos después sigue vigente. Utilizando un discurso lógico pone ejemplos de su aseveración. Por ejemplo, los sabios, los prudentes, los reflexivos, por lo general a la corta o a la larga terminan por aburrir y acaban casi siempre arruinados y abandonados, mientras que los majaderos, los payasos, los bufones hacen reír, alegran la vida, y gracias a su estupidez suelen prosperar porque nadie les considera peligrosos y, además, pueden decir y hacer lo que se les dé la gana delante de quien quieran, ya que precisamente su estupidez les salvará de un juicio y el consiguiente castigo.
Se considera a Erasmo como el primer autor que aísla y personaliza a la estupidez, pues a esta se refiere antes que a la demencia y la convierte en un factor básico en la vida humana.
El libro es bueno, pero es especialmente recomendable la lectura del capítulo dedicado a los clérigos y a los teólogos. Para el son los más estúpidos pero, gracias a sus grandilocuentes palabras aprendidas de otros, consiguen imponer sus puntos de vista e impresionan a medio mundo con su verborrea. Pontifican, excomulgan, imponen doctrinas y hacen interpretaciones de la doctrina que nada tiene que ver con el original, organizan guerras para la conversión de los infieles, queman a los herejes y descalifican y llaman fanáticos a los demás y lo peor, viven en total contradicción con lo que predican. Cualquier parecido con las actuales misas mañaneras es mera coincidencia.
La verdad es que si se observa el mundo actual y cambiamos los clérigos y teólogos por los políticos no hay mucha diferencia con la época que le tocó vivir a Erasmo.