marzo 10, 2025

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Con todo y su carácter de partido mayoritario y a despecho de los 30 millones de votos que presume como si fueran de su propiedad, Morena no pudo reunir las firmas necesarias para la solicitud ciudadana de consulta popular. Ello, pese a que incurrió en múltiples anomalías y maniobras para lograrlo.

El 15 de septiembre, justo el último día del plazo para hacerlo, los morenistas presentaron dos solicitudes diferentes: la primera, acompañada con solo dos cajas de cartón que contenían los formatos con las firmas, fue presentada por Yeidckol Polevnsky, en ese entonces secretaria general de Morena. La segunda solicitud fue suscrita por Norma Ariadna Sánchez y Manuel Vázquez, quienes fueron acompañados por la senadora Citlali Hernández, el actor Damián Alcázar y el productor de narcoseries Epigmenio Ibarra. A esta solicitud se anexaron 77 cajas con firmas.

La Mesa Directiva del Senado, de filiación morenista, que por ley debió remitir de inmediato las solicitudes para la verificación de las firmas, retuvo la segunda solicitud durante una semana, junto con las cajas correspondientes, pues las envió al Instituto Nacional Electoral (INE) hasta el 22 de septiembre. Fuentes de esa cámara comentaron que los promoventes, apoyados por personal del propio Senado, manipularon las cajas con las firmas durante la indebida retención.

Una vez que las recibió, el INE realizó las actividades de verificación que la ley le ordena. Se encontró que la solicitud de Polevnsky fue acompañada de 55 mil 930 firmas válidas, que representan solo el 0.06% de la lista nominal de electores, por lo que no cumplió con el mínimo requerido de apoyo ciudadano.

En cuanto a las firmas adjuntas a la segunda solicitud, la autoridad electoral detectó 421 mil 112 firmas falsas, como sigue:

·276 mil 677 electores inexistentes

·23 mil 533 firmantes que en el pasado fueron excluidos de la lista nominal por diversas razones, entre ellas el hecho de que 5 mil 530 son difuntos

·120 mil 902 firmas repetidas

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Como lo manda la Ley Federal de Consulta Popular, el INE practicó una revisión mediante la visita a los domicilios de quienes aparecen como firmantes, seleccionados en una muestra estadísticamente representativa. La muestra fue de 850 firmantes, de los cuales fueron localizados en sus domicilios sólo 597 y no fueron localizados 253. De los localizados, 117 dijeron al INE que no firmaron la solicitud, lo que quiere decir que al 20 por ciento les fue falsificada la firma. Si al número de estos se suman los no localizados, de quienes no se confirmó que hayan firmado la solicitud, se eleva al 43 por ciento de la muestra estadística.

Ignorando los resultados y consecuencias de su propio ejercicio muestral, el INE comunicó al Senado que la solicitud fue acompañada por 2.1 millones de firmas, por encima del 2 por ciento de la lista nominal que es el mínimo requerido. En estricto derecho, la autoridad electoral debió deducir el porcentaje de los electores que dijeron que no habían firmado ninguna solicitud, proyectado al total de las que quedaron como firmas válidas que Morena presentó. Si hubiera procedido así en cualquiera de las dos variantes expuestas arriba (-20 o -43 por ciento), el INE tenía que concluir que la solicitud de Morena se quedó por abajo del requisito del 2 por ciento de firmas.

Esto último es lo que debió declarar el INE, además de imponer sanciones a Morena y a las personas que entregaron documentación falsificada a las autoridades. La adulteración e insuficiencia de las firmas no pudieron ser subsanadas, ni con la “ayudita” ilegal que la Mesa Directiva del Senado prestó a los promoventes durante la semana posterior al vencimiento del plazo legal.

Cincelada: Para hablar de la consulta de Andrés Manuel López Obrador, deben suspenderse “mañaneras” a partir de que la convocatoria se publicó en el Diario Oficial de la Federación. Así lo manda la Constitución.

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