Georgina García Tamargo, tuvo éxito cuando en México ser rubia era sinónimo de triunfo. También fue bailarina y actriz cubana cuando en México bailar rumba te hacía parte del festejo su destino rumbo a la modernidad. Por eso durante los años 50 y 60 modeló, actuó en pasaleras nocturnas de las variedades e incursionó en el cine.
Gina, como le decían sus amigos carcanos, nació en la Habana en 1938 y actuó como vedette estelar en el Tropicana. Esbelta y elegante, sin embargo, el pelo platinado fue la principal característica para que la cervecería Moctezuma la erigiera en “La rubia que todos quieren” y así asociara la codicia por un trago con el deseo de poseerla.
Conocida también como “La rubia Superior”, Gina si añadpía a su nombre el apellido Roman podría abrirse paso a niveles más serios que la propaganda, más aún cuando, luego de ganar el reconocimiento de sus compatriotas, fue parte del electo de “La Parisien”, en las Vegas Negda. No tiene un actuación memorable dentro del cine ni algún número emblemático dentro de aquellos aquelarres de la noche ni existe el parteguas cinematográfico para volverla imprescindible, no obstante las alrededor de 78 cintas en las que participó, entre las que destacan “La bandida” (1963) donde actúa con María Felix y Pedro Armendariz, “Las golfas” (1969) con la participación de Isela Vega y “Espérame en Siberia vida mía” (1971). También actuó en telenovelas como “El maleficio” (1983) y “Amor en custodia” (2005) sin que se recuerde un papel extraordinario.
Gina Roman asistió a la fiesta de la modernidad nacional como adorno debido a su estilizada belleza y presencia mediática. Por ello es uno de los símbolos de aquellos tiempos aunque no hubiera remontado la anécdota que le ha permitió ser recordada hasta el final de sus días; “La rubia de categoría” también le decían. La actriz falleció de neumonía en la ciudad de México el 3 de diciembre pasado.
