lunes 08 julio 2024

La humanización de las redes

por Leo García

Las grandes empresas dueñas de las plataformas de tecnología sobre las que operan las redes sociales globales, Facebook, Instagram, Google con YouTube, Twitter, están pasando por procesos de transformación, en mayor o menor medida acelerados, pero apuntando a corregir algunos de los más graves problemas que acarrean. El desafío es proporcional al tamaño de las empresas y el dinero y poder que ostentan.

La manipulación, la polarización, la difusión de noticias falsas, las estrategias de desinformación, y los abusos con los métodos de automatización, entre otros.

LOIC VENANCE A TRAVÉS DE GETTY IMAGES

¿Cómo se puede lograr semejante cambio, sin romper el modelo de negocio que está sobre todo relacionado a mantener, y aumentar, la audiencia en usuarios? Además, siempre caminando sobre el muy resbaladizo piso de lo que pueda ser, o si quiera parecer, censura.

La respuesta llegó con Tiktok desde China, el lugar del mundo donde, paradójico, dentro de su territorio la libertad de expresión esta dictada y acotada exclusivamente por el censor por excelencia.

Tal vez ya para este momento sobra explicar que Tiktok es una aplicación que permite al usuario grabar y compartir videos cortos, de entre 1 y 3 minutos, musicalizarlos, a los que puede aplicar filtros y efectos para hacerlos más atractivos. Los otros usuarios pueden compartir su reacción a los videos, que es la principal forma de interacción.

Hasta ahí puede parecer que se está describiendo a Snapchat o Instagram, pero Tiktok cambió el paradigma, es el primer ejemplo de lo que será cada vez más frecuente. Se estaría dejando el modelo de relaciones reciprocas por intereses comunes y afinidad cambiándolo por el análisis de los propios hábitos e intereses del usuario para ofrecerle el contenido que potencialmente puede incentivarlo a participar y generar su propio contenido.

Una de las justificaciones para este modelo es ofrecer un espacio más seguro y de mayor calidad que las demás redes sociales. Potencialmente ningún usuario recibiría interacción de otro usuario con quien no tenga afinidad ni consumiría contenido que este fuera de sus propios intereses y gustos.

Hay un rasgo distintivo más. Tiktok con el catálogo musical que pone a la disposición de los usuarios, propicia que en sus videos los usuarios sean protagonistas realizando acciones a ritmo de la música. Tiktok hace a la gente, a los usuarios, moverse.

Es un modelo que ha funcionado muy bien. En apenas 5 años de su creación y 4 de su apertura al mercado global, Tiktok se ha plantado como una opción atractiva para una cantidad importante de usuarios en el mundo. Aunque en China, Tiktok y su versión local, Douyin, padezcan el férreo control de El Gran Escudo Dorado.

Tan ha sido acertado el cambio en el paradigma, que recientemente entró en la escena ahora Clubhouse, que se ofrece como la red social basada en salas de conversación de voz en tiempo real. Nuevamente, poniendo el énfasis en la interacción teniendo como protagonista la persona del usuario.

Para lograrlo, las salas de chat tienen generalmente un limitado número de hablantes, pero, los asistentes tienen la opción de pedir turno para tomar la palabra. Ninguna conversación se graba, al menos dentro de la misma aplicación, ni tampoco están disponibles para ser reproducida posteriormente. Y entonces para saber cuándo hay una sala activa, el usuario selecciona temas que le son de interés y recibirá notificaciones cuando alguien inicie una sala de alguno de esos temas.

De esta forma solo se puede asistir y participar en salas que están activas en el momento que el usuario esté conectado. Tiempo real.

Y así, más recientemente, Twitter ha empezado a ofrecer su opción Spaces, los Espacios, que son salas de chat de voz con opciones y funcionamiento muy similar a Clubhouse.

Es un modelo que aun dará mucho de qué hablar. Cada vez más, de manera menos discreta pero sostenida, las empresas de tecnología están recurriendo a ofrecer contenido altísimamente segmentado para procurar el máximo rendimiento de la atención del usuario de manera que cada click, cada deslizamiento de la pantalla, cada interacción, por mínima que sea, resulte rentable. Resulte conveniente. Segura.

Se está pasando del viejo modelo primigenio de las redes sociales basado en texto, que podía ser generado y amplificado de manera artificial mediante cuentas falsas simulando ser gente real.

Al hacer a los usuarios protagonistas del contenido que se publica, se limita el potencial de contenido generado de manera automatizada. Que no se entienda mal, siempre será posible intentar manipular el contenido y abusar de las plataformas, pero conforme el eje central de la interacción sea generado con actividades específicamente humanas expresadas de viva voz y con la propia imagen, la manipulación sobre todo por automatizaciones, será más compleja y menos efectiva.

Finalmente, el giro que puede darle un nuevo aire al ecosistema digital es simplemente volverlo un poco más humano.

Hagamos red, sigamos conectados.

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