viernes 05 julio 2024

La importancia de la elección de Norma Piña en la SCJN

por Raymundo Moreno Romero

A diferencia del ministro Arturo Zaldívar, que se ha esforzado por ser estrella de Tiktok, la nueva presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación tiene un talante sobrio y mesurado: ni siquiera tiene cuenta de Twitter y, a diferencia de la plagiaria Yasmín Esquivel, en toda su carrera no ha dado ocasión para un solo cuestionamiento a su integridad profesional.

Muchas voces han apuntado ya el hito histórico que significa que, por primera vez en México, una mujer haya llegado a presidir la SCJN, en una cerrada votación frente a un ministro varón, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena: ganó por diferencia de un voto.

Coincido, sin dudarlo, en señalar la importancia que para la causa de las mujeres tiene este logro: que se haya roto en este organismo el llamado “techo de cristal”, como dijo la ministra al tomar posesión del cargo.

FOTO: SCJN/CUARTOSCURO COM

Al respecto, cabe recordar que la propia Yasmín Esquivel quiso aprovechar el matiz de género, al señalar, en un artículo publicado en El Universal que en la historia de la Corte más de 100 varones la habían presidido, pero ninguna mujer. De poco le sirvió, ante la atrocidad de su descubierto plagio y sus ilegales manejos para culpar a otra persona.

Pero, naturalmente, la elección de Norma Piña está muy lejos de solo ser un logro en materia de igualdad sustantiva.

La nueva presidenta de la Corte es una excelente noticia para nuestra amenazada democracia, pues ha demostrado que comprende su función: ser garante de la observancia de la Constitución, más allá de proyectos políticos efímeros, de acusaciones y presiones del tipo “no me vengan con que la ley es la ley”.

Su historial de votaciones en contra de diversas medidas inconstitucionales propuestas por la “Cuarta Transformación” es un aliciente para el optimismo. Piña votó en contra del ilegal Padrón Nacional de Usuarios de Telefonía Móvil, advirtiendo que se trataba de un riesgo para el derecho a la privacidad de los ciudadanos.

Fue una de quienes consideraron inconstitucionales las reformas a la Ley de la Industria Eléctrica, yendo a contracorriente de varios de sus colegas, que impusieron mayoría en este tema. También fue opositora de la medida, impulsada por AMLO, de prohibir a ex servidores públicos trabajar en la iniciativa privada hasta por 10 años después de dejar su cargo.

FOTO: SCJN/CUARTOSCURO COM

Según un recuento realizado por el diario Reforma y que ya varios analistas han recuperado, Piña ha votado en contra de 15 de 18 proyectos impulsados por el actual gobierno. Muy distinto del apoyo “a nuestras incursiones en el Poder Judicial” (palabras textuales de AMLO), que la ministra Esquivel demostró, en pago de haber sido propuesta por el presidente.

Por si fuera poco, su trayectoria es intachable. No solamente está probado que ella sí es autora de su tesis de licenciatura —triste que vivamos tiempos en que eso tenga que enfatizarse — sino que además cuenta con una larga lista de logros académicos y profesionales.

Y, a pesar de que el sentido de sus votos no ha sido favorable a los proyectos del presidente, provocando en no pocas ocasiones la ira del mesías, la ministra no ha acusado recibo de las múltiples ofensas que López Obrador ha enderezado en contra del Poder Judicial. Esa prudencia se agradece, en especial en una institución como la Corte.

A partir de febrero se avizora el inicio de una intensa batalla jurídica en defensa de la democracia de la que la SCJN es el actor principal: revisar la constitucionalidad del llamado Plan B de la reforma electoral, que pretende el desmantelamiento de facto del INE.

La presencia de Norma Piña en la presidencia de la Corte es un factor de tranquilidad en este y muchos sentidos. Es también una jurista progresista, que en no pocas ocasiones ha manifestado su compromiso con los derechos humanos de las mujeres y de la diversidad sexual. Hago votos porque cumpla las altas expectativas que muchos tenemos de ella.

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