El capitalismo ha logrado la generación de riqueza más importante en la historia de la humanidad, sacando de la pobreza a la mayor cantidad de personas de la que se tiene registro. Según Deirdre McCloskey, doctora en economía por Harvard, el capitalismo aumentó en los últimos dos siglos el ingreso real por persona de los más pobres en más de tres mil por ciento. McCloskey afirma que la palabra que mejor describe el factor que permitió esta gran generación de riqueza es “innovism” cuya traducción podría ser “innovacionismo”.
No hay duda que la principal fuente de generación de valor económico en los países y empresas es la innovación; claro que el capital sigue jugando un papel importante, pero afortunadamente ya no es lo primordial.
El ingrediente más importante para lograr un círculo virtuoso de innovación es la “Libertad”, en especial la libertad de emprender y la libre competencia, que nos asegure una verdadera economía de libre mercado.
En una economía de libre mercado las empresas compiten todo el tiempo para conseguir clientes, innovando-mejorando la calidad de los productos y servicios que ofrecen a precios cada vez más competitivos. La única forma de diferenciarse es la innovación continua, por lo que las empresas buscan atraer a los mejores colaboradores, ofreciendo buenos salarios y un desarrollo integral. La competencia e innovación generan bienestar.
La calidad de la educación es indispensable para la prosperidad de los países. Los gobiernos deben destinar suficientes recursos en infraestructura y cobertura que garantice el acceso por igual para todos, así como evaluar constantemente a docentes y alumnos, para adaptar los planes de estudio. Hay que incentivar el espíritu emprendedor e innovador en los jóvenes.
Un factor clave es que el gobierno asegure la libertad de emprender mediante una regulación inteligente, que permita que cientos de miles de jóvenes puedan empezar con éxito una nueva empresa. La regulación debe ser clara, sencilla, cumplible, estable y no discrecional. El exceso de regulación evita la movilidad social, generando desigualdad y pobreza, ya que es una barrera de entrada adicional para nuevos participantes en el mercado. Se deben evitar a toda costa los monopolios públicos o privados, ya que sin competencia no hay innovación ni mejora posible.
La innovación es inventar algo nuevo o mejorar algo que ya existe, desde un proceso hasta un producto o servicio. En el intento salen muchas ideas que finalmente no funcionan, pero hay que estar dispuestos a experimentar y a equivocarse, solo así surgirá cada determinado tiempo una innovación exitosa.
Es importante escuchar las ideas de todos: colaboradores, proveedores y, por supuesto de los clientes. Las buenas ideas aparecen cuando se escucha a todos.
El innovacionismo ha potenciado la generación de valor en los últimos años con las aplicaciones y modelos de consumo compartido (sharing economy), que mantienen la propiedad privada de un bien, pero facilitan y promueven su uso por más personas, maximizando su utilidad. También la nueva economía circular que promueve la reutilización y reciclaje ayudará a optimizar los recursos siempre escasos, disminuyendo los residuos. Estas ideas innovadoras facilitarán un desarrollo sostenible.
Resulta evidente que la educación y libertad individual son indispensables para que nazcan nuevas ideas e innovaciones que generen valor, bienestar y mejoren nuestra calidad de vida. También es claro que facilitar e incentivar el emprendimiento ayudará a lograr un desarrollo inclusivo. Por ellos es fundamental consolidar en México una economía de libre mercado que potencie el nuevo innovacionismo.
Autor
Secretario General de Coparmex. Ingeniero Industrial IBERO. Maestro en Administración ITAM.
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