Nombramos Inteligencia Artificial (IA) a sistemas que, imitando la inteligencia humana, tienen capacidad de procesamiento y análisis de datos para realizar tareas complejas y monótonas, que antes llevaban a cabo seres humanos.
La IA está programada para tener un aprendizaje autónomo a través de la información que consume, no obstante esto no es del todo cierto. Detrás de ella hay muchísimas mentes humanas que no solamente la crearon, sino que trabajan en tareas de programación y validación de información, para que las maquinas puedan realizar su labor de forma exitosa.
Amazon, la empresa tecnológica más poderosa del mundo, aprovecha su ubicuidad y más ahora en confinamiento, para que cualquier persona que tenga habilidades tecnológicas, forme parte de MTurk, su sistema de crowdsourcing en donde quien quiera trabajar de forma temporal y colaborativa, pueda recopilar datos, analizarlos y ayudar al desarrollo y crecimiento de las maquinas con sistemas de IA.
MTurk se inspira y toma su nombre de una máquina inventada en el siglo XVIII por el científico eslovaco Wolfgang von Kempelen, en la que aparentemente un “Turco Mecánico” jugaba ajedrez de forma autómata, y que era casi imposible de derrotar. El truco estaba en que dentro de la máquina, se escondía un súper genio del ajedrez que engañaba a sus contrincantes como un invento prodigioso capaz de derrotar al propio Napoleón.
Así Amazon logra acelerar y minimizar los tiempos de cada etapa del desarrollo del aprendizaje automático de la IA, al tiempo de que ofrece trabajo “sencillo”, como ayudar a Alexa a entender los dialectos de diferentes países o a etiquetar y validar información e imágenes.
Hoy la base de trabajadores independientes en MTurk, o mejor conocidos como “turkers”, va más allá de 500 mil trabajadores a nivel mundial, quienes realizan micro tareas para diferentes organizaciones, contribuyen al crecimiento de sus IA, sin volverse parte de su fuerza laboral, ganando a destajo, en un modelo de Human in the Loop (HITL por sus siglas en inglés) y de acuerdo con su nivel de productividad.
El pago no es bueno, según reportan algunos usuarios. Es una paga ínfima al trabajo que realizan durante horas y es demasiado mecánico; sin embargo ha sido una forma de subsistencia de muchos jornaleros digitales, en su mayoría estadounidenses, turcos o indios, que no han logrado encontrar empleo y menos en época de pandemia.
Querido lector:
Ahora ya lo sabes, detrás de cada dispositivo con inteligencia artificial, hay un humano que dedica horas y que gana muy poco dinero, para que tú le puedas pedir: “Alexa pon música”, por ejemplo, o bien que te oriente vía telefónica para poder obtener un producto o servicio, entre muchas otras de sus monerías.