jueves 25 abril 2024

La maquinaria de la mentira

por Pablo Majluf

Esta semana, el régimen obradorista nos enseñó las tripas de su maquinaria propagandística. En su intento por sacudirse la responsabilidad del crimen de Juárez, involuntariamente encueró la manera en que ha operado todo el sexenio para deslindarse de cada una de sus tragedias, desde la explosión de Tlahuelilpan hasta la caída del Metro. Es una estrategia bien aceitada, un ciclo bien ensayado que hemos estudiado en Etcétera. Nuestro número impreso de marzo, dedicado a la mentira como forma de gobierno, reúne a varios autores que lo detallan paso a paso.

La estratagema tiene cuatro tiempos. Primero, mentir y repartir culpas en la mañanera ofreciendo una realidad alternativa. Desde esa tarima se establece la línea discursiva que habrá de seguir el resto de la pirámide. 

Segundo, culpar a las propias víctimas o acusar un oscuro complot urdido en su contra. En el caso de Juárez, el presidente dijo que la muerte de los migrantes detenidos había sido su propia responsabilidad al incendiar unas colchonetas. Es crucial además establecer que alterar el bienestar del régimen sea siempre el objetivo último de todas las tragedias. Así, el desastre del Metro se debe a sabotajes, y la violencia homicida a la pérdida de los valores familiares. 

Tercero, enrarecer el ambiente para que sea imposible atribuir responsabilidades personales, aprovechando que la estructura unipersonal del gabinete y la asignación caprichosa de roles ha desdibujado todas las atribuciones legales en el gobierno. De este modo se generan guerras campales en las que no sale perdiendo nadie. Como antes Sheinbaum y Ebrard con el Metro, en el caso de Juárez se echaron la bolita Adán Augusto (responsable oficial de migración) y Marcelo (canciller). El resultado es que toda responsabilidad personal se desvanece.

Y, finalmente, la confusión se disemina a través de sus propagandistas –disfrazados de periodistas, académicos, comunicadores, o artistas– en los medios y redes sociales, misma que replican cientos de miles de cuentas orgánicas y artificiales hasta sembrar diferentes versiones edulcoradas de los hechos, generando caos informativo y destruyendo cualquier posibilidad de acceder a la verdad.  

Esta estrategia le había funcionado muy bien al régimen. Sólo que en el caso de Juárez no contaban con que se filtraría el video de la cárcel de migrantes donde se ve que los dejaron deliberadamente encerrados hasta morir asfixiados y calcinados. Por confesión inocente de Adán Augusto nos enteramos de que ya sabían la verdad desde antes de la mañanera, dejando en plena evidencia que la mentira matutina es premeditada. No es que vaya a perjudicar demasiado al régimen, sabemos que otra de sus tácticas ha sido inundar la agenda con escándalos efímeros y consecutivos para devaluar la trascendencia de las tragedias, pero al menos confirma nuestras peores sospechas: es un régimen criminalmente mendaz. 

También te puede interesar