Hay, básicamente, dos maneras de asimilar las encuestas electorales. La primera es desacreditarlas como forma de negar la realidad o como estrategia de campaña para que éstas no influyan en el ánimo de los votantes. Esas reacciones ocurren en los equipos de campaña del candidato que va perdiendo porque cuando va ganando, el equipo de campaña sobredimensiona esos resultados de tal manera que los ciudadanos crean que éste ya ganó. Todo esto en la esfera de la propaganda.
La otra manera de entender las encuestas es más compleja. Ocurre casi siempre en privado en los equipos de campaña. Ellos tienen (o deben tener) sus propias mediciones y así van modulando sus estrategias.
Es muy temprano para señalar tendencias pero de acuerdo con México Elige, la diferencia entre Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez es de menos de 8 puntos. Es decir, hay competencia. El cerco informativo del gobierno impide una mayor difusión de esos datos. En Revista Etcétera los difundiremos asiduamente.
En otras dos encuestas aventaja Claudia Sheinbaum a Xóchitl Gálvez. El 20 de noviembre, en El Economista, Mitofsky publicó que, según su trabajo demoscópico, Claudia supera a Xóchitl por 24.5 puntos de diferencia mientras que hoy, en El Universal, según la encuesta de Buendía & Márquez, la diferencia es de 24 puntos.
Ese es el hecho. Guste o no. Los errores de campaña de Xóchitl Gálvez están para quien quiera verlos. La apuesta de Claudia Sheinbaum también es clara y tiene riesgos: cobijarse en el gobierno. En esa tensión aumentará o no su ventaja.
PD. A los periodistas no nos corresponde hacer propuestas ni ser propagandistas de los actores políticos. De ninguno.