En Baja California inició la alternancia democrática en 1989. Ernesto Ruffo derrotó al PRI y lo hizo con una propuesta de cambio, pero sobre todo con el deseo, ya para entonces de amplias franjas de la población, de abrirse a otras opciones.
Todo resultó bastante simbólico, porque desde el centro no se hizo nada para revertir el resultado, y porque el encargado de admitir la derrota fue el entonces presidente del PRI, Luis Donaldo Colosio.
Los panistas mantuvieron el poder por 30 años, hasta ser derrotados por Morena y su candidato, Jaime Bonilla en 2018, un personaje por demás controvertido y que entre otras cosas será recordado por su intento de ampliar el periodo del mandato, haciendo fraude a la ley.
En la actualidad se vive un momento de bifurcación, ante la continuidad del proyecto de Bonilla, que es el de la 4T, y la posibilidad de reconducir, por la vía institucional, el desarrollo del estado.
Una de las peculiaridades del momento, es que el PAN, PRI y PRD van en alianza y decidieron postular a Lupita Jones. Es una apuesta interesante, porque refleja que entendieron que se deben buscar perfiles que se aparten de la visión tradicional de los políticos.
También será interesante observar qué tanto aportan los propios partidos al ir en conjunto, aunque es claro que la situación está polarizada, donde el gobernador tiene una aprobación del 52 por ciento, frente a una calificación negativa del 45 por ciento.
La apuesta por supuesto es arriesgada, y sobre todo porque la historia entre el PRI y el PAN, enfrentados, es lo que definió buena parte del devenir político de ese estado, hasta ahora.
¿Jones tiene posibilidades ante un gobierno estatal que hará todo para no perder? Es difícil saberlo, pero los grupos que la acompañan tienen la experiencia y la militancia para hacer una buena campaña.
Los críticos de la postulación de Jones señalan que su principal problema es que carece de experiencia administrativa y de puestos de elección, pero ello, lejos de ser un obstáculo, puede ser un atributo, porque la candidata proviene del mundo empresarial, aunque su conocimiento público se deba a los concursos de belleza.
Su principal contendiente será también una mujer y que arranca en una posición privilegiada: María del Pilar Ávila, la alcaldesa de Mexicali y abanderada de Morena.
El PES, una agrupación de apoyo decidido al gobierno de Andrés Manuel López Obrador, postuló a lo más oscuro del viejo PRI: Jorge Hank Rhon. Lo hicieron porque la ley les impide ir en alianza, pero también porque el machismo de Hank converge con no pocos de sus reflejos ideológicos.
Como hace años, Baja California tiene mucho que enseñarnos.