(1) Democracia barroca. Esta vez la caballada no sólo está flaca, sino que luce de plano anémica y desanimada, les faltan vitaminas. Rocinante se vería gordo y rozagante junto a cualquiera de los cuatro candidatos en el segundo debate público oficial. Es tiempo de vacas flacas y es debilidad mundial, es el nihilismo. Esta vez no estuvieron por encima de un programa de Chespirito. Se extrañó la humana simpleza de Zavala. Así que abandonemos toda esperanza, el futuro que nos espera en política pinta gris o peor. Gris con Meade y Anaya, más gris con Rodríguez. Y peor muy peor con ya saben quién.
(2) Ninguno de los cuatro candidatos fue capaz de proponer algo significativo sobre los temas en cuestión: migración, comercio exterior, inversión, seguridad fronteriza y combate al crimen internacional. Más bien, los cuatro demostraron saber poco de política y economía internacional, especialmente en cuestiones propias del trato con EUA y el continente, Nuestra América.
(3) El más propositivo fue otra vez Meade, Anaya le siguió en hacer propuestas claras y concretas. Mientras que López demostró una vez más que nada sabe ni entiende de lo que pasa afuera de sus eslóganes y frases hechas. Rodríguez estuvo de pura botana.
(4) Se cumplió, tal cual, lo que yo más me temía. Visto en forma atenta, el “adelantado” López estuvo comiquísimo, pero solamente cómico, desafortunadamente cómico. Patéticamente risible. Sin sustancia política, nada más bravuconería un vulgar, nada propio de un candidato a la presidencia de la república. Así demostró con creces su vis “estandopera”. Pero con todo y todo no estuvo por encima de los pastelazos al estilo de Viruta y Capulina. Todo el tiempo su discurso se conservó muy enconchado dentro de la narrativa fantástica de que ya ganó la presidencia en las encuestas, entonces él cree que ya está gobernando por adelantado. Fue taimado, no dudó en mentir y atacó de modo pueril a sus contrincantes; nada nuevo en él, sigue siendo el mismo grillito de siempre. Por su boca muere el peje. Su presencia en el debate sólo debería quedar en sana risa, para luego nada olvidarlo y ya.
(5) Pero no puede ser así. La cosa puede ponerse de veras fea.
(6) Ahora debe preocuparnos muy en serio que el estandopero López sí gane la presidencia y cuente con la mayoría en el congreso. Tal como se ve, no puede ser algo bueno para México un candidato a la presidencia que todo, absolutamente todo, lo resuelve con dos frases: 1) toda la corrupción viene de la mafia del poder, y 2) sólo con su “honestidad ejemplar” (sicazo) acabará de inmediato con tanta corrupción. Tan tan. Así de fácil y así de bonito y color de rosa. Carcajada de angustia de nuestra parte. Queda la sombra odiosa del rijoso con alma de tirano.
(7) Ya una vez no pocos millones de mexicanos confiaron a ciegas y sin mucho pensarlo en Vicente Fox como opción de cambio, para descubrir de inmediato que se habían equivocado por completo y todavía hoy no se cansan de arrepentirse por tal equivocación. Con López Obrador corremos más riesgos de equivocarnos que con Fox. Por todo lo que grita y calla López, no podemos esperar de su gobierno algo de veras bueno para México, porque ya lo conocemos bien, su ruido sin contenido no es nada nuevo. Es un charlatán inepto que sólo repite lo que le dicen sus asesores.
(8) Total. El “mucho más peor” sigue siendo el intolerante AMLO. Porque su mente está escindida y no es para nada como él cree ser ni como le hacen creer que es sus cortesanos y aduladores. Sólo sigue siendo otro priísta anticuado y muy conservador que nada más nos deja entender que quiere el poder por el poder mismo.