viernes 22 noviembre 2024

Las mañaneras: de la exageración a la pantomima, e inversamente

por Walter Beller Taboada

Nuestra lengua tiene una riquísima variedad de palabras y expresiones, aunque la mayoría de ellas no circulan ni se intercambian en las conversaciones comunes y corrientes de todos los días. Entre los vocablos que tienen sus resonancias inesperadas está ‘pantomimo’ (del griego pantónimos, el que todo lo imita) que se refiere a un actor de teatro que representa papeles grotescos, en ocasiones irrisorios. Más frecuente es la palabra ‘pantomima’ (que tiene el mismo origen griego) relativa a una representación teatral hecha con movimientos y gestos, sin hablar (de ahí el término ‘mimo’), pero que también se aplica a algo que se hace para simular algo que en realidad no existe. Con ella calificamos lo que es una farsa y una simulación.

En el Palacio Nacional vive y despacha el Presidente. Ahí se han montado en el pasado todo género de reuniones, espectáculos y escenas, tanto las que tienen un carácter republicano y formal, como las más informales y desenfadadas. Desde fuera del edificio, todos hemos sido testigos de ceremonias de gran significado para nuestro sentido patriótico. Hemos visto, ya sea de manera directa y presencial, o por la televisión y el cine, la ceremonia de “El Grito”, donde el Presidente en turno agita el lábaro patrio y hace sonar la campana que está arriba del balcón central. Durante décadas, el Palacio Nacional estuvo consagrado a algunas reuniones particularmente simbólicas. Por ejemplo, allí el Presidente recibía las cartas credenciales de los nuevos embajadores de las naciones que querían tener relaciones diplomáticas con México.

Muchas historias se comentan. La visita de Francisco Villa y Emiliano Zapata, y la anécdota de que el primero sentó sus reales en La silla del águila, mientras que el segundo de negó a semejante insolencia. O la manera en el Álvaro Obregón recibía a los políticos: él sentado, en un escritorio alto y grande, de espaldas a la ventana para que la luz del sol diera en la cara de sus interlocutores, buscando tener una ventaja psicológica sobre ellos.

Se dice que Felipe Calderón diseñó un espacio para tener un lugar de descanso en una de las alas de Palacio Nacional. ¿Quién lo diría? Pues resulta que esa área, que fue ampliada y un tanto remodelada, es donde vive López Obrador y su familia, además de un nutrido grupo de personas que están al servicio del gobernante. Hasta Peña Nieto, las oficinas de apoyo a las gestiones del Presidente estaban, si no en la residencia oficial de Los Pinos, en las cercanías de la casa presidencial. Con López Obrador las oficinas se han multiplicado y han convertido al Palacio Nacional en un centro donde se recopilan todo género de informaciones, escritas, filmadas, grabadas. Las personas que trabajan cerca del presidente o de sus más allegados y del resto del personal de confianza, no solamente están horas enteras dedicadas a la labor de procesar información y análisis, sino que prácticamente “se la viven allí”: llegan muy temprano y salen mucho muy tarde. Claro, reciben sueldos y compensaciones que, según parece, fueron extraídos de la reducción de sueldos de otros servidores públicos de primer nivel.

ME DECEPCIONARÍA QUE INFORMARAS DE MODO FIDEDIGNO

Cada mañana, de lunes a viernes, Palacio Nacional se convierte en el escenario donde se representa –el llamado– “el ejercicio circular” de comunicación, que de manera tosca conocemos como “las mañaneras”, y que se supone sería el espacio para que el mandatario cumpliese con el derecho que tiene la ciudadanía a recibir información de lo que el Ejecutivo Federal hace, según su mandato. Eso es lo que se dice. La realidad, como se demuestra cada día, es completamente otra. Es un espacio para que López Obrador desahogue sus extravagantes ideas y fobias, y se explaye en contra de los que denomina “sus adversarios” políticos; pues ya tenemos muy conocido el ritual de que se trata de valerse de befas y denuestos contra los periodistas y los medios de comunicación que no son La Jornada o Aristegui. Las provocaciones son el caldo diario. Aunque también, dicho sea de paso, constituye el escenario para dar rienda suelta al palabreo y la verborrea irreprimible de quien hace uso de los medios de difusión del Estado Mexicano para una suerte de satisfacción narcisista. Una dosis diaria que, a ratos, muchos ratos, solo es un monólogo que llega al punto de delirio. No hay cortapisa alguna. O como se dice en la lucha libre: “sin límite de tiempo”.

López Obrador cumplió la advertencia de evidenciar a los medios de comunicación que, a su parecer, difunden información falsa. El miércoles 30 de junio, en su conferencia matutina se inauguró el primer reporte semanal de fake news, el cual estuvo a cargo de la “periodista” Ana Elizabeth García Vilchis. Y así ha continuado cada miércoles.

Y AHORA, PARA USTEDES: LA NUEVA SECCIÓN: LAS MENTIRAS (DE OTROS)

Antes de hacer la exhibición pública de las notas y comentarios, GV subscribió que el gobierno de México se ha caracterizado por “fomentar” y “respetar la libre expresión”. La mayoría de los periodistas están en desacuerdo con esa primera premisa de GV. Tienen evidencias de ello. Es más, la propia sección de GV es una prueba que refuta lo expresado por ella.

CIUDAD DE MÉXICO, 04AGOSTO2021.- Andrés Manuel López Obrador, presidente de México acompañado de Ana Elizabeth García Vilchis, de comunicación social. ANDREA MURCIA / CUARTOSCURO.COM

“Quién es quién en las mentiras”, apuntó, “será una plaza pública en la que se discutirá libremente sobre la información que los medios de comunicación publican a diario”. ¿Quiso decir GV ‘libremente’ o ‘sesgadamente’? ¿Quién le cree a un gobierno que nos engaña con el número de infectados por el coronavirus; que dice que tiene vacunas para niños, cuando no es cierto; que esconde contratos por cinco o más años?

Especificó: “Ante el uso doloso y negligente de la información, la respuesta del gobierno de la República de ninguna manera será perseguir ni censurar a periodistas y medios; por el contrario, se trata de informar con la verdad para que el pueblo de México pueda ejercer su derecho al acceso a la información que le permita formar un criterio con certidumbres”.

Los periodistas han sido agraviados en la voz de la “comunicadora paraoficial”, y por ello no pueden aceptar que se trata de un ejercicio sin censuras. Nada más véase en cada ocasión los calificativos que usa GV.

GV va creando su propio personaje. Camisa blanca, pantalones negros, pelo recogido, mirada altiva, aunque su tono de voz sea estridente y no deja de traslucir sus emociones cuando se trata de defender a capa y espada –para eso le pagan– a la 4T y se le toca con el pétalo de una línea en los medios tradicionales o los no convencionales. Se le nota adiestrada para lo que debe decir. El equipo de comunicación la prepara, aunque se advierte que ella pone de pronto cosas de su cosecha personal y como militante de la 4T. Palacio Nacional convertido en espacio partidista. Como sea, GV acude siempre a técnicas muy conocidas que no debían causar sorpresa.

Según la costumbre de la casa, GV recurre a un repertorio de denuestos contra los que –sus patrones– consideran que ofrecen una opinión (libertad expresamente considerada en nuestra Constitución) y manifiestan una crítica. Algunas que repite con un dejo de sadismo: “Nado sincronizado”, “noticias amañadas”, y “menciones honoríficas”, fueron unas de las categorías con las que declaró a las noticias falsas. Por ejemplo, se incluyeron como tales noticias el supuesto espionaje que el gobierno federal realiza a periodistas –asunto ya confirmado–, el video donde el presidente Andrés Manuel López Obrador pasa frente a un presunto sicario –simplemente negado– y la supuesta toma por parte de elementos de la Guardia Nacional de las instalaciones de la Universidad de las Américas. ¿Qué hace en estos casos GV? Niega, deniega, condena y poner en duda, pero sin ninguna evidencia, ningún dato comprobable o información confirmable. No cabe duda, GV aprendió de las artimañas que fluyen en la casa presidencial contra los opositores.

MENTIR CON TÉCNICA, O SIN ELLA

Arthur Schopenhauer escribió su Dialéctica erística o El arte de tener razón en 38 estratagemas. Quienes fabrican el guión para GV emplean varios de los recursos que expone Schopenhauer. Por ejemplo, la estratagema número 1 es la amplificación. Dice el filósofo: “La afirmación del adversario se lleva más allá de sus límites naturales, se le intepreta de la manera más general posible, tomándola en un sentido más amplio y exagerándola. La propia afirmación, en cambio, se especifica cuanto se pueda, reduciéndola a su sentido más nimio, a sus límites más estrechos, pues cuanto más general sea una afirmación, a más ataques estará expuesta”.

Es la doble operación de G V: llevar al límite, generaliza, lo que censura y quiere anular, y luego pasa a particularizar que el punto ya fue concretado por el Ejecutivo. Así, sin más. Incluso recurre al consabido: el presidente ya aclaró que…

Lo que ha causado todo género de hilaridades fue cuando GV exhibió la primera plana del periódico Reforma sin desmentirla. “Sube CFE la tarifa DAC… ¡20%!”, publicó Reforma. “No es falso, pero se exagera”, comentó GV. Y se quedó tan tranquila.

¿Qué quiso decir con que “no es falso”? La mentira, ¿está en la exageración? Por supuesto, al momento en que GV puntualizó que era una “exageración” no ofreció prueba alguna de su dicho. ¿Para qué habría que hacerlo? La sección de la mañanera no es para eso. No es para informar, sino para darle mendrugos a los que son fanáticos de la 4T.

La nueva sección de las conferencias mañaneras se ha volcado en una pantomima que es pagada con los impuestos de las mexicanas y los mexicanos. Lo más irónico del caso es que se trata de un gobierno que pretende acabar con la impunidad. ¿Hasta cuando podrán difamar a periodistas y comunicadores sin ninguna sanción?

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