Tradicionalmente el ciudadano promedio tiene una gran capacidad para creer prácticamente cualquier cosa, mientras más absurda mejor, por ejemplo OVNIS, Tarot, psicoanálisis, la Atlántida, combustión humana espontánea, existencia e influencia de ángeles, piramidología, el poder de diversas piedras, astrología, numerología, iridologia, medicina alternativa, homeopatía, Flores de Bach y un etcétera que puede ser tan largo como se desee.
El tema es extenso y me concretaré a hablar un poco sobre el fraude la llamada “medicina alternativa”. Una definición bastante sencilla nos dice que las medicinas alternativas son aquellas cuya eficacia terapéutica no está demostrada.
“Para que las medicinas alternativas triunfen, basta con que los buenos médicos no hagan nada” afirma el filosofo Edmund Burke. ¿Por qué muchos médicos se muestran tan pasivos a la hora de criticar y rechazar a las medicinas alternativas? ¿Por qué incumplen los principios éticos más básicos de la medicina? ¿Por que los colegios médicos no expresan su tajante condena a este fraude?
En primer lugar, dinero. La demanda de las medicinas alternativas es alta, muy alta, y para mayor vergüenza de nuestra sociedad esta demanda se incrementa . Y negocios son negocios.
En segundo lugar, desinformación; la realidad es que la formación de los médicos durante la carrera no es todo lo completa que debería ser. Se memorizan muchos datos, pero pocas veces se le explica de dónde vienen esos datos y cómo se ha llegado a ellos a través de la aplicación rigurosa del llamado “método científico”. Dicho de una manera más clara, se enseñan los conocimientos de medicina que se obtienen de la ciencia, sin explicar cómo se han obtenido.
Tercer lugar: Criticar a las medicinas alternativas garantiza una dura respuesta de sus usuarios más creyentes. Por lo tanto muchos médicos evitan estas situaciones para vivir en paz.
En la búsqueda constante de soluciones para problemas de salud, la medicina alternativa ha ganado popularidad en la cultura occidental. Sin embargo, detrás de su aparente atractivo se esconde un problema preocupante: el fraude y la pseudociencia.
La medicina alternativa para fines prácticos equivale a una pseudociencia, y una pseudociencia se caracteriza por basarse en afirmaciones sin evidencia científica sólida y que no pueden ser probadas mediante métodos científicos rigurosos.
Uno de los principales problemas con la medicina alternativa , si no es que el principal, es su absoluta falta de rigor científico. A diferencia de la medicina convencional, que se basa en evidencia científica no existe ningún estudio sólido y bien realizado que respalden su eficacia.
El problema es generalizado, no es exclusivo de países pobres del tercer mundo. El uso de la homeopatía y otras medicinas alternativas es particularmente frecuente en países como Alemania, Francia e India. En Alemania, por ejemplo, la homeopatía es reconocida por el sistema de salud y ampliamente utilizada tanto por médicos como por la población en general. Igual es el caso en la arruinada Argentina , país que se singulariza por vivir mirándose el ombligo.
Pero no todo está perdido, algunos países han implementado regulaciones para proteger a los consumidores de prácticas engañosas y peligrosas. Por ejemplo, en Estados Unidos, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) regula la comercialización y venta de productos médicos, incluidos los suplementos dietéticos y las terapias alternativas.
Finalmente vale la pena recordar que las pseudomedicinas se caracterizan por el abuso que hacen de palabras grandilocuentes. Se apela a palabras complicadas para encubrir lo vacío de sus conceptos; así encontramos a la Medicina Integral Quántica, la Biorresonancia, Moraterapia, Quirorreflexoterapia, Magnetoterapia, Técnica Bioenergética Cuántica Holográmica. Se observa también un abuso indiscriminado de vocablos extraídos de la física, y así nos arrojan términos como energía, iones, cuantos, cargas positivas, cargas negativas, electromagnetismo, salto quántico, frecuencia vibratoria, inducción, radiaciones, fotón, etc., sin tener la menor idea de lo que significan.
Finalmente un par de preguntas, ¿Puede alguna de estas pseudomedicinas considerarse como tal? ¿Existe algo, en todo esto, que halla sido demostrado? No, no hay nada comprobado, ningún partidario de las pseudomedicinas ha demostrado (ni intentado demostrar) que las energías que dicen manipular existan en algún lugar fuera de su imaginación. Ni que la alteración de esas “energías” sea causa de la enfermedad. Ni que los cristales de cuarzo sirvan como algo más que de adorno. Ni que los asertos de la iridologia funcionen alguna vez (de hecho, lo que sí se ha demostrado es que los iridólogos no son capaces de diagnosticar nada en condiciones controladas).
Pero ya lo sabemos, creer es más fácil que pensar.