La línea oficial del desprecio por el conocimiento alcanzó ayer un pico altísimo cuando, en la conferencia cotidiana del presidente, un caricato dijo que el gobierno debe exhortar a periodistas críticos a no decir “mentiras falsas” sobre el mandatario.
Es un gobierno que ni siquiera cree importante emplear a personas con un mínimo de instrucción para, como en el caso del esperpento de las “mentiras falsas”, no les tiren por el caño las estrategias de comunicación, al volverse el hazmerreír de medio mundo.
Pero un mamarracho de espanto, eh, porque pidió que el gobierno actúe contra los periodistas Joaquín López-Dóriga y Ciro Gómez Leyva por ejercer su profesión. Lo explica de manera certera Julián Andrade:
“Los payasos que por las mañanas leen ( o tratan de hacerlo) preguntas, en Palacio Nacional, para dar pie al ataque contra periodistas no son simpáticos, son una muestra de la descomposición de un poder y su rostro autoritario, son heraldos de una oscuridad que avanza”.
Entonces no debería de provocar risa, pues se trata de una visión de Estado que privilegia la estupidez por delante de la inteligencia, la lealtad por encima del talento, y el servilismo de quienes cumplen lo que sea sin cuestionar: 90 por ciento de fidelidad y 10 de talento.
Por eso el secretario de Salud de Chiapas confundió el polvo del Sahara con un turista extranjero, y dijo que pondría filtros sanitarios en el aeropuerto, porque “la llegada de ningún visitante tiene por qué vulnerar la salud de los chiapanecos”.
Cuando le dijeron que se trata de una nube de arena, respondió: “Sin ningún problema. Todo lo que llega a Chiapas es sujeto de vigilancia epidemiológica y estudios de laboratorio. Los filtros sanitarios se establecieron para eso”.
Además, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología nombró como secretaria administrativa a una persona con únicamente estudios de secundaria, con “trayectoria empresarial” como demostradora en Vicky Form y Carnival. Pero había sido diputada de Morena.
Y a una diseñadora de modas como subdirectora de la Comisión Intersecretarial de Bioseguridad y Organismos Genéticamente Modificados, porque al provenir de familia campesina poseía “profundos conocimientos sobre maíces nativos mexicanos”.
Se percibe en el presidente cuando elogia el trapiche de Gilberto tirado por un caballo, es porque es “esa” la empresa privada que quiere. “Esto es la auténtica economía popular, jugo de la caña, no el agua puerca esa que venden embotellada”.
Así como en los recortes presupuestales a la ciencia y la tecnología con el razonamiento de que existe “una mafia de la ciencia”, de que los científicos son “conservadores” y “defendieron el Porfiriato” hace más de un siglo.
No: para nada deben mover a risa las “mentiras falsas” del espantajo.
Él representa la oscuridad que avanza.