viernes 05 julio 2024

México merece más

por Oscar Athié

“En lo más profundo del hombre habitan esos poderes adormecidos; poderes que le asombrarían, que él jamás soñó poseer; fuerzas que revolucionarían su vida si despertaran y entraran en acción”. Orison Swett Marden.

“Mira mis heridas, mira cuantas cargo. Estas que se ven en mi piel, en mis arrugas y en la expresión de mis ojos, duelen tanto primo hermano, pero las que cargo en el alma y en la memoria, duelen más”.

“Ya no me mientas, ¿qué ganas pues con tanto engaño? Ya son muchos los años de tu abuso. Mira que no tienes que conocer a mis abuelos, ni a los abuelos de mis abuelos para saber que luzco igual que ellos… después de tantos años. Mira que me da harta tristeza y de plano me parte la vida, pensar pues que mis hijos van a estar igual de jodidos que yo, así como ya te dije que estuvieron sus abuelos. Así estamos pues, rotos, y estos chamacos ora con sus pieles, sus caritas y sus almitas tan tiernas, me rompe más saber que se les van a romper también. No se vale pues”.

“Yo a ti te veo bien, con buena ropa, buen zapato, y ora hasta carro traes con su aire por dentro ¿verdá? El otro día el Juan que tiene un teléfono que lleva pa´todos lados y que dice que es inteligente, teléfono listo le digo yo, me enseñó unas fotos tuyas de una cosa que le llama creo que feis, en las que salías muy contento con tu perro, otra con la María tu señora y tus chamacos, re bien vestidos y limpiecitos. Ah que bien que se veían todos bien felices, y puras risas. Pero las fotos de las que hasta dije: ah jijo, fue las de esos anunciótes rre grandotes del bulevar, de la carretera, de la avenida y pues casi en todo pa´ donde miro, en las que sales enseñando diente, con tu camisa bien fina y diciendo que contigo nos va a ir re bien, porque tú nos comprendes a los pobres porque eres de los nuestros. Pero primo hermano, ¿cómo que eres de los nuestros si ora te ves tan diferente? Yo veo que ya no nos parecemos pues, y ora que te veo, ni tú te pareces mucho a ti. Si, se ve que eres tú pues, pero no te miras igual, a ver, no se te miran en esas fotos, esas marquitas que traes en la cara, el pelo orita no lo traes ni brilloso ni arreglado como en esas fotos, ¿no será que te arreglan pues para que te veas mejor? Es que luego dicen las mujeres que los que salen en la tele y en las revistas les hacen ¿cómo se dice? ¿fotochop?”

“No nos digas más mentiras pues, no nos llenes de promesas que de eso nomás no se come, ¿pa´que estas despensas, los tinacos y las láminas? ¿Y luego? Ahí cada tres o cada seis años que te apareces muy regalón y bonachón. Mira primo hermano, se te adelantaron esos que se llaman siervos. Les agarramos los apoyos porque hay necesidá, pero ya no alcanza como al principio, ora se gastan en medecinas porque ya no nos las regalan como antes. Aquí mejor queremos trabajo, queremos dignidá, queremos curar tanta herida pues”.

Aquí en esta narración, cuento, historieta o como le queramos llamar, nos encontramos por un lado a miles y por el otro a millones de personajes. Lo curioso es que los primeros salen de los segundos, es decir que estos se transforman y se convierten prácticamente en victimarios de ellos mismos. Digo miles y millones porque ahí está nuestra historia para contarlo. Con las debidas excepciones como las hay en todo, esos miles y esos millones triste y dolorosamente han coexistido históricamente, y pasa que sigue sucediendo prácticamente con el mismo comportamiento, quizá lo que ha cambiado son las formas por los tiempos y la modernidad, pero al fin y al cabo seguimos viendo la misma historia con diferentes actores. ¿Hasta cuando? ¿Ese es nuestro destino? ¿Seguiremos viendo cómo se nos rompen las esperanzas, los sueños y las ilusiones? ¿Seguiremos viendo países que nos rebasan en crecimiento, en tecnología, en salud, educación, índices de felicidad, etc., etc.?

El cambio que todos queremos debe ser necesariamente un esfuerzo de todos los mexicanos, y un espíritu optimista es una responsabilidad moral, espíritu que venza a los escépticos y al oficialismo, que crean dudas al decir que el mundo está lleno de intentos fallidos para terminar con la pobreza y elevar la prosperidad compartida. Sin embargo, esto sería solo el principio, luego tendríamos que elevar nuestros criterios, cambiar todas las creencias que nos limitan y cambiar de una vez por todas la estrategia.

Hoy que existen premios para los estrategas políticos, en los que predominan las brillantes ideas de cómo ganar una campaña para un puesto de elección popular, debieran calcular como factor indispensable para otorgar esos premios, el componente no del ¿cómo ganar?, sino del ¿PARA QUE ganar?.

Mucho me temo que toda su concentración y objetivo está en el ganar porque hay que ganar, pero lo importante verdaderamente está en el saber el para que ganar, y es ahí donde nos perdemos, y el tema termina por parecerse mucho al intrascendente objetivo de ganar un partido de futbol.

“No nos digas más mentiras pues, no nos llenes de promesas que de eso nomás no se come. Mira primo hermano, aquí queremos trabajo, queremos dignidá, queremos curar tanta herida pues. Más de 200 años escuchando lo mismo; yo desde los 60´s, mis padres desde los 30´s, mis abuelos desde principios del siglo XX y así pa´trás. Y ora nos repites eso de “Primero los pobres”. Mira primo hermano, ya nos tragamos esas palabras, y ora semos más. ¿Cuál transformación pues? Ha de ser la tuya y la de las nuevas autoridades. Semos pobres, no léidos, pero no pendejos primo hermano”.

No hay mejor destino para los que soñamos que ver realizados nuestros sueños. Es pues importantísimo tener la sabiduría para no distraernos mientras los vamos persiguiendo.

A ti que hoy tengo la suerte que me leas, te hago un llamado a un espíritu optimista y objetivo, a que elevemos criterios y no nos desgastemos en lo que no es importante. A borrar los prejuicios que nos limitan y a pensar que podemos ser mejores, y a cambiar de estrategia. Que reflexionemos no en el cómo ni en el porqué, sino en el para qué queremos un verdadero cambio en México, y en quien es capaz acciones que tenemos que hacer y vivir con pasión, concentrándonos en el paradigma de que todos nosotros somos México, y que México, merece más.

Les abrazo.

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