Defender a México no se hace con simulaciones o discursos huecos, lo tienes que demostrar en los momentos más difíciles, tomando decisiones que pueden ser incómodas para algunos o que traen consecuencias difíciles de afrontar.
La congruencia en este país es de los valores más escasos, por ello, se convierte en algo muy preciado.
Mi decisión por votar EN CONTRA de un abyecto proyecto dañino a nuestra Constitución, es por una causa más grande que todos dicen defender, pero pocos lo demuestran.
Cuando soy congruente con los principios personales y sociales, que han apuntalado mi vida y ahora mi trayectoria como legisladora, entonces me da la resistencia para soportar las presiones y pagar los costos por mantenerme firme.
Porque la patria es primero, está por encima de intereses de grupos sectarios sometidos por un hombre, está más allá de acuerdos externos o fútiles presiones que quieren doblegarnos.
Reafirmo mi convicción construida en el seno de mi familia, basada en la lealtad y agradecimiento, que no deben confundirse como sometimiento ni vergonzosa docilidad que asumen que un legislador debe estar alineado o alineada. ¿No es más vergonzoso y despreciable ir en contra de la conciencia personal y el honor por vivir dando la cara de frente a la nación?
Este es mi compromiso, mi voto siempre será negativo cuando se pretendan imponer proyectos y decisiones legislativas que destruyan todo lo que, juntas y juntos, hemos logrado construir para vivir en un país democrático, libre y justo.
Mi voto será siempre en positivo, para iniciativas que mejoren la vida del pueblo de México, por el bien de todas y todos, no para retroceder y destruir, sino para avanzar y mejorar.
Esta es mi convicción y la afirmo como mujer íntegra y comprometida con una causa que es la pasión de mi vida política: ¡México con libertades! ¡México en paz!