Hechos: se alinea con sus prioridades, más un desayuno con la segunda y una foto con el primero. Si algo deja en claro el viaje de López Obrador a Estados Unidos es que allá quieren llevar la fiesta en paz a pesar de las fricciones reales, los berrinches intrascendentes y los desfiguros cotidianos (simple constatación de que hay escándalos que aburren), sin dejar por ello de presionar en los temas que les importan. A cambio de soldados migratorios del otro lado, ni modo que Biden no se soplara con paciencia budista una soporífera perorata de media hora. El muro por una misa. Una ganga.
O, como diría Trump, “nunca había visto a alguien doblarse así”. Lo que pasa es que no habrá visto cómo se doblan, ante el que se dobla, su prensa y sus gobernadores porque, además de los encabezados rastreros de la mayoría de los diarios, el desplegado de los gobernadores de MORENA felicitando a su jefe por su “exitosa gira de trabajo” debería ser memorable, si no fuera porque es el enésimo desplante de su almibarada sumisión. Podrían decir que, como la visita no salió pésimo, salió bien, pero los señores se arrancan avisándonos de “un programa sin precedentes para atender las causas de la inflación y promover el desarrollo económico de América”.
El gobierno con uno de los peores desempeños económicos del mundo, dando lecciones de economía al continente. Hace falta valor…
Luego aplauden “un programa de colaboración para atender al mismo tiempo la migración y la cooperación para el desarrollo… Así como [sic] un programa ambicioso de inversión”. Esto dicen de un gobierno que tumbó precisamente la inversión, lo que a su vez ha incrementado despiadadamente las fugas al norte.
Y se siguen, ahora con “una política exterior… [que] fortalece la relación bilateral…, manteniendo la soberanía nacional”. Después de abrir todos los frentes posibles y ofender sistemáticamente a Biden, concluyen que se fortalece la relación, y además encuentran evidencia arcana de una heroica defensa de la soberanía.
No podía faltar la cursilería que distingue al movimiento como aderezo a la bofetada para los que se juegan la vida con tal de salir a ganársela fuera del país: “Llenó de esperanza y agradecimiento a las y los mexicanos que viven en Estados Unidos…” Por todo lo anterior, “representa dignamente al pueblo de México con el corazón y demuestra una vez más que, en momentos de crisis global, la alternativa es la transformación”.
Pues sí, resulta que, en este partido, el que juega es el corazón porque el intelecto ni falta que hace, pero además, de pilón, las desgracias globales tienen solución y los gobernadores de MORENA la ofrecen al mundo.
Estos párrafos vergonzosos, escritos y suscritos sin vergüenza, son la síntesis de un pacto en el que la ineptitud personal, la decrepitud ética y los desaguisados parroquiales están exentos, no sólo de pena, sino de penalización, siempre que estas rémoras privilegiadas jalen con las porras al jefe y firmen boletines de república bananera para explicar que, lo que parece estulticia, es en realidad una serie infinita de jugadas maestras.
Porque si hay una ganga para Estados Unidos, nomás faltaba que no la hubiera para los chiquitos grandilocuentes que ponen su granito de arena a la gran epopeya.
En este paisaje espeso y deforme, el grueso del país mira de soslayo y se acostumbra. De miseria política y dispensa social estará empedrado el camino al siguiente desplegado.