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El Informe de la Comisión Independiente de Investigación sobre la Pandemia de COVID-19 en México confirma que la forma en que el gobierno enfrentó la crisis rebasa los límites de la negligencia, siendo absolutamente criminal.

Desde el inicio, el presidente y su leal escudero, Hugo López-Gatell, minimizaron la gravedad de la situación, desestimando la peligrosidad del coronavirus y tomando decisiones desacertadas que dejaron a la población en un estado de vulnerabilidad inaceptable.

El 16 de marzo de 2020, López-Gatell afirmaba que “la fuerza del presidente es moral, no es una fuerza de contagio”. Desde esa declaración, quedó claro que la estrategia del gobierno se basaría en la propaganda y no en la ciencia. En lugar de seguir las recomendaciones de expertos en salud pública, el gobierno optó por declaraciones populistas y un manejo negligente de la pandemia.

La actitud del gobierno ante la pandemia fue negacionista, incluso comparando el coronavirus con una simple gripe, una “crisis transitoria de salud pública”. López Obrador llegó a afirmar que la pandemia “nos vino como anillo al dedo para afianzar el propósito de la transformación”, anteponiendo sus intereses políticos a la salud y el bienestar de los mexicanos. El resultado fue una catástrofe nacional.

El desmantelamiento del Seguro Popular y la desaparición del Fondo de Protección contra Gastos Catastróficos agravaron la situación. La apuesta por el fracasado Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI) generó caos e incertidumbre entre la población, médicos y funcionarios. En lugar de fortalecer el sistema de salud, estas acciones lo desestabilizaron, dejando al país mal preparado para enfrentar la crisis.

Las cifras hablan por sí solas. A junio de 2023, el gobierno registraba oficialmente 334,336 muertes por COVID-19, aunque la negativa a realizar pruebas de manera masiva y la manipulación de estadísticas sugieren que la cifra real es mucho mayor.

Según el Informe de la Comisión Independiente de Investigación sobre la Pandemia de COVID-19 en México, el número de muertes en exceso ascendió a 807,720, de las cuales 297,150 eran muertes evitables, que podrían haberse prevenido con un manejo responsable de la pandemia.

El manejo de la pandemia en México fue un fracaso trágico. La permanente subestimación de la gravedad del virus, la centralización y personalización de las decisiones, y la falsa política de austeridad fueron errores graves. La responsabilidad recaerá en quienes tomaron estas decisiones, implementaron las medidas y condujeron la comunicación con la población.

La tragedia que vivimos no puede olvidarse, y aquellos responsables, tarde o temprano, rendirán cuentas por sus acciones y su negligencia que llevaron a la pérdida de vidas evitables.

El criminal manejo de la pandemia en México es un recordatorio de la importancia de un liderazgo basado en la ciencia y en las leyes, y no uno basado en dogmas y cálculos electorales.

Los ciudadanos tienen la última palabra: deberán decidir entre darle continuidad a la negligencia criminal u optar por un camino diferente.

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