“Ésta es una nueva nacionalización de la industria eléctrica”, afirmó categórico el presidente López Obrador, al dar a conocer, días previos a Semana Santa, la compra por parte del gobierno mexicano de 13 plantas de generación eléctrica de Iberdrola en México, por una capacidad grande de generación, de 8 mil 539 MW. El monto de la compra llega hasta los 6 mil millones de dólares.
De inmediato, el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, buscó evitar lo inevitable, pensar que la compra se hace con deuda pública. El secretario aclaró: la adquisición no se trata de deuda pública, pues la estaba adquiriendo un fideicomiso privado gestionado por Mexico Infrastructure Partners, con el respaldo financiero de Fonadin (Fondo Nacional de Infraestructura).
Nos quedamos con cara de what?
MAGIA EN LA NARRATIVA Y CONTABILIDAD
Vaya, vaya. Resulta que se nacionaliza, pero las plantas no serán propiedad de la Comisión Federal de Electricidad. Y se compra con dinero público, pero no es deuda pública.
Llegó la magia. Magia en la narrativa gubernamental, de nacionalizar cuando, en realidad, las plantas serán rentadas por la CFE. Y magia en la contabilidad presupuestal de comprar con dinero público sin ser deuda pública.
FIDEICOMISO LE RENTARÁ LAS PLANTAS A CFE
Las 13 plantas de Iberdrola (12 de gas y 1 eólica) serán compradas mediante un fideicomiso de la manejadora de fondos Mexico Infrastructure Partners (MIP), y los contratos de las plantas por 30 años comprometen a la CFE a seguirles comprando.
El fideicomiso rentará las plantas a la CFE para que Manuel Bartlett y su equipo las operen. Pero no pertenecerán a la CFE. Cuando se menciona el aumento en la generación eléctrica de la CFE hasta en 55.5% de la capacidad del país, muy posiblemente está duplicando la contabilidad de generación. Esas plantas ya le vendían electricidad a la CFE, y la CFE las contabiliza como generación propia.
LOS 6 MIL MDD JUNTO CON EL FOBAPROA
En cuanto a si es deuda pública, ahora resulta que el gobierno adquiere 13 plantas en 6 mil millones de dólares, y por artilugios mágicos no vistos ni en Harry Potter, no será deuda pública.
La contabilidad pública permite mantener la deuda de Fonadin (el comprador del gobierno mexicano) estar fuera del balance de deuda pública, pero, al igual que el Fobaproa y otros pasivos, claro que es pasivo público. Se reflejará en los Saldos Históricos de los Requerimientos del Sector Público (esto lo recuerda Jorge A. Castañeda en El Economista).
Curiosamente, donde se encuentra la deuda del Fobaproa, tan criticada por la 4T, ahí estará la deuda de las plantas de Iberdrola. Esos pasivos tendrán la garantía del gobierno federal para poderse pagar, y tendrán su peso en las finanzas públicas.
Este tipo de magias presupuestales suelen ser riesgosas. ¿Cómo no acordarse de los Tesobonos con Carlos Salinas de Gortari? El expresidente Salinas, a pesar de tener avances estructurales, como dotar de autonomía a Banxico o firmar el TLC, también cayó en la tentación de la magia contable. Fueron 30 mil millones de dólares de Tesobonos, contabilizados como deuda interna, pero cuyos pasivos, al estar en dólares, eran deuda externa. Y explotaron como bomba financiera en 1995, en plena crisis del tequila.
EN IBERDROLA, COMO ANILLO AL DEDO
Ignacio Galán, el CEO de Iberdrola, es quien parece estar feliz, feliz, feliz. Iberdrola México, dirigida por Enrique Alba, ha pasado largos y tristes cuatro años con estiras y aflojes con el presidente López Obrador, varios amparos, impedimento en sus operaciones de autoabasto, y hasta han sido catalogados de calderonistas por la contratación del expresidente Felipe Calderón. Después de todo ello, Iberdrola recibirá 6 mil millones de dólares por plantas de gas, de ciclo combinado, y le caen como anillo al dedo para dirigirse a dónde quiere, a energías renovables. No en balde el evento cayó bien a los inversionistas de la empresa española de energía.
Este artículo fue publicado en Excélsior el 10 de abril de 2023. Agradecemos a José Yuste su autorización para publicarlo en nuestra página.