Decir (como algunos tras el Affaire del Váguido del presidente) que estos que gobiernan son brillantes, es igual a darle mérito de artista a Pitbull, quien ni canta, ni sabe hablar inglés, ni sabe hablar español. ¿Qué es rico? Bueno, hay ricos que no saben usar los cubiertos.
El Affaire del Váguido fue un descomunal desastre que funcionó, porque el presidente tiene a los medios tradicionales bajo control absoluto, salvo raras excepciones. Porque México vive una autocracia en forma, y no existen fuentes fidedignas. Por eso.
Es como decir que fueron brillantes para salir del hoyo tras El Culiacanazo, que fue otro descomunal desastre por lo mismo del párrafo anterior, aunque lo explica mejor el presidente, sobre su decisión de eliminar Notimex:
“La verdad nosotros ya no necesitamos informar, ni emitir boletines. No es algo que nos haga falta, como gobierno. Tenemos mis conferencias matutinas diarias”.
Por eso pudo barrer bajo la alfombra El Culiacanazo, aunque repasemos el desastre de comunicación que fue:
1.- El presidente: “Se tomaron decisiones que yo respaldo y avalo porque estaban en riesgo muchos ciudadanos”.
2.- El presidente: “Yo no estaba informado”.
3.- El secretario de Seguridad: “Una patrulla realizaba un recorrido de rutina y fue agredida desde una vivienda, los agentes repelieron y localizaron en su interior a al hijo del exlíder del Cártel de Sinaloa”.
4.- El presidente: “Se trató de un operativo para cumplir una orden de aprehensión con fines de extradición”.
5.- El secretario de Seguridad: “Había una orden de extradición por parte de Estados Unidos desde septiembre del año pasado”.
6.- El secretario de la Defensa: “Se actuó de manera precipitada, con deficiente planeación, sin una orden de cateo. Fue un operativo fallido”.
7.- El presidente: “Tengo la conciencia tranquila, voy a ir a exponer mis razones del por qué no a la violencia”.
Y, el Affaire del Váguido fue igual. El mandatario estuvo fuera del aire 79 horas, en las cuales se produjo un vacío de información que, en un país democrático, habría provocado la renuncia de varios secretarios de Estado, por irresponsables.
–El secretario de Segob: El presidente nunca se desvaneció, ni fue trasladado de emergencia.
–El presidente: Me dio un váguido (un desmayo, en lenguaje populista) y me trajeron en ambulancia aérea desde Mérida hasta CDMX.
–El secretario de Salud: El diagnóstico sobre el presidente son síntomas leves, está entero.
–El presidente: Hice crisis, porque se me bajó de repente la presión. Como que me quedé dormido. Se me complicó.
Sobre ese bla bla bla se toman en el México de hoy decisiones de Estado. Desde cancelar instituciones e institutos, hasta para informar sobre 40 inmigrantes quemados vivos.
No son brillantes.