Oposición desde la izquierda

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En la siguiente legislatura habrá de pasar por la Cámara de Diputados una parte muy importante de la estrategia del PRD: su definición como izquierda socialdemócrata moderna, global y decididamente a favor de la igualdad social, su papel como oposición desde la izquierda al gobierno de la 4T, su relevancia para los acuerdos entre las distintas fuerzas políticas y su reposicionamiento entre el electorado. Estos son los ejes estratégicos que la diputación federal perredista deberá traducir en iniciativas, reservas, propuestas, denuncias y discursos ante el parlamento.

Las iniciativas de ley que presente la bancada perredista en San Lázaro deberán responder a una guía socialdemócrata que asocie los referentes centrales de la lucha por la igualdad y las libertades, con un sentido de reformas sucesivas, progresivas y ascendentes. Las mismas deberán ser claras en la defensa de la democracia electoral y en la reivindicación del Estado Democrático y Social de Derecho, de la laicidad del Estado, la promoción del desarrollo sustentable, lo mismo que de los derechos de la mujer y de la diversidad sexual.

En el debate político actual no son añoranza las raíces de la izquierda que el PRD puede presumir. Por el contrario, son una muy actual y eficiente forma de contraste con el grupo en el poder, tendiente a develar la renuncia de este a los valores que ofreció defender: en vez de fortalecimiento de la democracia, consultas circenses y golpeteo a las instituciones; en lugar de una política económica alterna, una política dogmáticamente neoliberal adosada con populismo y mucha palabrería; una militarización desbocada e invasiva que olvidó eso del ejército a sus cuarteles.

Al mismo tiempo, la 4T pretende desmontar el Estado laico por una interesada amalgama de prédicas para pastorear almas, en tanto que la prometida política de mitigación de la desigualdad social fue sustituida por el más excesivo clientelismo electoral. A diferencia de otras formaciones opositoras, la denuncia del PRD contra esas políticas es una crítica congruente, desde la izquierda y con toda la autoridad moral, pues las ha denunciado desde su fundación.

El posicionamiento ideológico y político de la oposición desde la izquierda no tiene por qué ser una crítica sin fundamento, mucho menos un denuesto personal. Por el contrario, la diputación perredista deberá suplir la cantidad con la calidad (serán tan sólo el 3 por ciento de los integrantes de la Cámara), lo que, en primer lugar, implica hacer gala de sustentación y raciocinio en sus proyectos y propuestas, lo mismo que un seguimiento acucioso, basado en datos duros y evidencias, de la aplicación de los recursos públicos por parte del gobierno federal y los gobiernos estatales.

Cuartoscuro

Tampoco tienen porqué limitarse los legisladores perredistas en las alianzas parlamentarias y los acuerdos legislativos que pacten. De hecho, la oposición en su conjunto, particularmente las bancadas del PAN, PRI y PRD, está obligada a traducir su coalición electoral en un bloque opositor en San Lázaro, como ya lo anunció. Una tarea inmediata de este bloque será contener las ocurrencias que se urden en Palacio Nacional y que en la anterior legislatura eran respaldadas por una mayoría aplaudidora, complaciente y servil, que las aprobaba “sin moverles ni una coma”.

La defensa del Instituto Nacional Electoral y de los órganos con autonomía constitucional justifica por sí sola este aliancismo, pero también se deberá expresar en el control del ejercicio presupuestal, que deberá apegarse a las leyes y a lo aprobado por la Cámara y no quedar sujetas a una idea patrimonialista y de dominio transexenal, como ha ocurrido en la primera mitad del sexenio.

Como lo hizo en condiciones igualmente adversas la bancada perredista en la legislatura anterior, la actual seguramente contribuirá a que ese partido, digno heredero de los registros del Partido Comunista Mexicano y del Partido Mexicano de los Trabajadores de Valentín Campa y de Heberto Castillo, responda a los 1.8 millones de electores que votaron por el emblema del sol azteca y se reposicione eficientemente en el conjunto del electorado.

Cincelada: resulta curioso que Müller y Sheinbaum encabezaron el acto de la “resistencia indígena”, al tiempo que los xochimilcas fueron contenidos por los granaderos.

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