El paquete económico para el año 2021 enviado al legislativo por el presidente López Obrador no se diferencía esencialmente en nada de lo que fueron los de los gobiernos panistas y priístas anteriores, esos a los que tanto ha estigmatizado de neoliberales.
Peor aún, ahora que se esperaba que AMLO respondiera con un audaz programa anticíclico para reactivar la economía en medio de una recesión profundizada por la pandemia, que permita proteger a centenares de miles de micros, pequeñas y medianas empresas, salvar a 2 millones de trabajadores en sus empleos y ayudar con un ingreso mínimo vital a 15 millones de personas que tienen cuatro meses sin llevar algo de comer a sus familias.
Nada de eso hay en este paquete económico. “Apriétense el cinturón porque no hay dinero”, dice el autócrata de Palacio. No más impuestos, ni más deuda, ni más déficit público para solventar un programa emergente. Pero sí más dinero a sus obras faraónicas del Tren Maya, la inviable refinería de Dos Bocas, en Tabasco, y el cuestionado aeropuerto de Santa Lucía. Igualmente, más dinero para sus programas sociales clientelares y electorales operados por su ejército electoral privado de los llamados “Servidores de la Nación”, que además es ilegal porque no está contemplado en la administración pública federal, aunque sí se nutre del dinero de todos los contribuyentes.
Ante una situación de emergencia sanitaria, económica y social, se requeriría de un plan nacional de emergencia integral, como lo señaló el diputado del PRD, Antonio Ortega. Lo que se nos ha presentado, en cambio, es un plan ordinario de esencia neoliberal que recorta el gasto público en lugar de inyectar grandes recursos para reactivar la economía y generar nuevos empleos, así como decretar el ingreso mínimo vital temporal para todos los que han dejado de tenerlo como consecuencia de la depresión.
Esta torpeza gubernamental provocará una crisis humanitaria. La tragedia sanitaria que se manifestará en 70 mil muertes oficiales por Coronavirus (cuando menos unos 210 mil reales) y unos 700 mil contagiados, particularmente entre los sectores sociales de menores ingresos. ¡Esto, provocado, propiciado, por un gobierno que pregona “primero los pobres”!
En el detalle del paquete económico se encontrará que la mayor proporción de la inversión fija bruta de infraestructura se destinará a los 15 estados de la República que tendrán elecciones para gobernador. ¡Un claro sesgo electoral para captar clientelas en favor del partido gobernante!
La insensibilidad del gobierno de López Obrador parece no tener límites. Su incapacidad para resolver los problemas del país la quiere ocultar con su discurso de polarización política y social: “mis adversarios no me dejan avanzar”. A casi dos años de gobierno, sigue con la misma cantaleta, como si acabara de asumir la responsabilidad de gobernar al país.
López Obrador no va cambiar. Continuará en su insensata e irresponsable lógica de polarización para tratar de ganar en las urnas el 6 de junio de 2021. Por eso se torna imperativo un gran acuerdo democrático para confirmar un amplio frente social y político de esencia democrática que cambie la correlación de fuerzas en la Cámara de Diputados e impida que Morena gane la mayoría de las elecciones el próximo año.