La política, una arena donde las decisiones tienen un impacto profundo en la vida de las personas, a menudo se ve influenciada por una fuerza destructiva: la soberbia.
Ciertamente, a lo largo de la historia, ha habido numerosos ejemplos de políticos que cayeron en la trampa de la soberbia creyendo que siempre tenían la razón y despreciando la opinión de otros.
Cito algunos ejemplos notables:
- Nicolás Maduro en Venezuela: El dictador ha sido criticado por su enfoque autoritario y su falta de apertura al diálogo político. Su negativa a admitir problemas económicos y sociales en el país, así como su rechazo a la ayuda humanitaria ha llevado a una crisis humanitaria y política en su país
- Nicolae Ceaușescu en Rumania: Este líder comunista se convirtió en un símbolo de la soberbia en el poder. Ignoró las protestas masivas y la creciente insatisfacción de su pueblo. Finalmente, su negativa a escuchar a la población lo llevó a ser derrocado y ejecutado en 1989.
- George W. Bush y la Guerra de Irak: El expresidente de Estados Unidos fue criticado por su manejo de la Guerra de Irak. A pesar de la oposición internacional y las advertencias de expertos sobre la falta de pruebas de armas de destrucción masiva, Bush siguió adelante con la invasión, lo que resultó en un conflicto prolongado y la desestabilización de la región.
- Brexit y el Gobierno de Theresa May: La ex primera ministra del Reino Unido, Theresa May, enfrentó críticas por su manejo del proceso del Brexit. Su negativa a comprometerse y su insistencia en su acuerdo original a pesar de la oposición en el Parlamento y la sociedad contribuyeron a un estancamiento político.
Como pueden ver, estos casos nos muestran cómo la soberbia provoca desde crisis económicas y sociales hasta conflictos internacionales. En cada caso, la falta de humildad y la negativa a considerar opiniones y hechos contrarios llevaron a resultados negativos para la sociedad y la estabilidad política.
La soberbia también puede llevar a la corrupción, ya que los políticos arrogantes pueden creer que están por encima de la ley y pueden aprovecharse de su posición para beneficio personal. Esto mina la confianza del público en el sistema político y socava la justicia.
Un político soberbio puede negar hechos objetivos que no coinciden con su narrativa, desestimar críticas legítimas como ataques infundados y rechazar la colaboración con aquellos que no comparten su visión. Esto crea un ambiente tóxico donde la polarización reemplaza al diálogo constructivo.
Un ejemplo notable de soberbia en la política es la toma de decisiones unilaterales sin consultar a expertos o considerar las opiniones de otros líderes. Esto puede llevar a políticas fallidas y crisis innecesarias. Además, cuando los líderes se niegan a admitir sus propios errores, la confianza de los gobernados se erosiona, socavando la integridad de las instituciones democráticas.
En México padecemos lo indecible con López Obrador quien no pierde oportunidad de mostrar su improvisación, su intolerancia, él no acepta una crítica, un señalamiento, una posición distinta a la que él tiene.
Estamos próximos a iniciar formalmente las campañas que culminarán con las elecciones generales del 2 de junio de 2024 que serán las más grandes de la historia. Muy pronto veremos nuevamente una transformación de políticos soberbios en humildes buscadores de votos tratando de confundir al elector, disimulando su prepotencia, ya que saben que la elección es oportunidad de que el pueblo los castigue.
Nuestros políticos deberían hacer una profunda reflexión y desterrar la soberbia y dedicarse a conseguir una política sana. Quizás podrían conseguir una reconciliación con los ciudadanos y, así encauzar a México hacia un futuro, mejor para todos.
Siempre ha sido posible evitar el peligro de la soberbia con humildad y la apertura al diálogo como base. Los líderes políticos deben estar dispuestos a escuchar a sus ciudadanos y a otros expertos, considerar puntos de vista diferentes y admitir errores cuando los cometan.
La colaboración y la transparencia son esenciales para tomar decisiones más informadas y efectivas.