El programa social más efectivo para acabar con la pobreza es generar las condiciones para la creación de más empleos formales bien pagados. Para ello es indispensable que se multipliquen las pequeñas y medianas empresas en nuestro país; que logren consolidarse, desarrollarse y crecer.
De las aproximadamente 5.5 millones de unidades económicas que hay en México, 355 mil son Pymes y ocupan a más de 13 millones de personas. Las pequeñas y medianas empresas son el 6.4% del total de negocios y aportan el 48% del total de los empleos generados por las empresas. La mayoría de las Pymes tienen una administración formal que les da un potencial para desarrollarse, crecer y eventualmente convertirse en grandes. En nuestro país solo hay aproximadamente 14,000 grandes empresas.
En México existen más de 5 millones de micronegocios que en su mayoría son de autoempleo y no tienen una organización formal, por lo que resulta indispensable desarrollar políticas públicas y programas específicos de capacitación para la formalidad.
En la formalidad la productividad es tres veces mayor que en la informalidad. Urge incentivar y facilitar la apertura y operación de empresas formales en nuestro país. Es fundamental asegurar un entorno favorable al emprendimiento, simplificando el marco regulatorio para la apertura de empresas formales; la normatividad debe ser sencilla, predecible, estable, cumplible y no estar sujeta a la interpretación discrecional de las autoridades.
Los más beneficiados serán los millones de jóvenes que necesitarán pronto un empleo o decidan emprender. Urge revalorar el papel de las empresas y emprendedores: ser empresaria o empresario en México debe ser bien visto.
Hay que incentivar el espíritu emprendedor e innovador en los jóvenes. El gobierno tiene que mejorar el clima para hacer negocios en nuestro país, evitando dividir y polarizar a la sociedad. Necesitamos un entorno de seguridad, paz y concordia. El gobierno debe asegurar piso parejo y seguridad jurídica, construyendo día a día la confianza necesaria, dando certeza a la inversión y asegurando que exista competencia en todos los mercados.
Cuando existe confianza, los empresarios buscan crecer, invierten más y toman más riesgos ante un escenario optimista del futuro; las personas en general consumen y gastan más, dándose un círculo virtuoso de crecimiento y bienestar.
Por supuesto que todas la empresas (micro, pequeñas, medianas y grandes) son vitales; las grandes son muy productivas y especialmente importantes en la generación de riqueza y aportación al PIB, pero las pequeñas y medianas empresas tienen un potencial a corto plazo único para aumentar exponencialmente la generación de empleos formales que tanto necesita nuestro país.
Lo deseable es que muchas micro puedan llegar a ser Pymes y algunas de ellas se consoliden en grandes empresas: solo así lograremos la prosperidad de todos los mexicanos. Necesitamos más y mejores empresas.
Los programas sociales asistenciales solo sirven para paliar la pobreza, sin embargo, la única forma sostenible de acabar con ella es multiplicando las oportunidades de empleos productivos bien pagados, para que las personas puedan ganarse la vida y progresar con su propio trabajo y esfuerzo.
Por el bien de tod@s, primero las Pymes.