domingo 07 julio 2024

Radiografía del Grupo Texcoco

por Rafael Hernández Estrada

Pese a que el Estatuto de Morena prohíbe las corrientes internas, el llamado Grupo Texcoco no sólo existe, también detenta gran parte de los espacios de gobierno que ese partido tiene en el Estado de México y conduce la campaña de Delfina Gómez. Pero la designación (mediante encuestas simuladas) que López Obrador hizo a favor de ésta como candidata a gobernadora fue, a la vez, un veto presidencial contra Higinio Martínez Miranda, el líder principal de dicha facción.

Orígenes y trayectoria

El Grupo Texcoco, cuya denominación es Grupo de Acción Política (GAP), tiene sus orígenes en un pequeño grupúsculo de exmilitantes del Partido Mexicano de los Trabajadores que, al incorporarse al Partido Mexicano Socialista primero, y después al Partido de la Revolución Democrática (PRD), eran funcionarios y/o docentes de la Universidad Autónoma de Chapingo.

Encabezados originalmente por el documentalista Salvador Díaz Sánchez, pronto fue desplazado por Martínez Miranda, quien asumió el liderazgo del grupo a partir de su arribo a una diputación local de representación proporcional por el PRD, en 1990.

En el primer lustro de los años noventa, la agrupación asumió el nombre de GAP y su radio de acción se extendió al conjunto del Estado de México. Cuadros partidarios como los exdiputados Eduardo Espinoza (recientemente fallecido, QEPD), Rosendo Marín Díaz y José Luis Gutiérrez Cureño —quien fuera el primer alcalde de izquierda en el gigantesco municipio de Ecatepec— contribuyeron a esa expansión, para después separarse o ser separados de la agrupación. 

Mientras Martínez Miranda ocupaba la presidencia estatal del PRD, seguida de una senaduría de lista del partido del sol azteca y la candidatura a gobernador en 1999, nuevos liderazgos se incorporaron al GAP, entre los que sobresalen Elena García, alcaldesa de Tultitlán (quien políticamente proviene del Movimiento Revolucionario del Pueblo); Fernando Vilchis, el actual alcalde de Ecatepec, que proviene de las filas de la Unión Popular Revolucionaria Emiliano Zapata (UPREZ); Ricardo Moreno, de larga trayectoria legislativa y partidaria, proveniente de una militancia trotskista, y el ex dirigente sindical Maurilio Hernández, de pasado priista, quien con el correr de los años se afincó como el decano de la Legislatura estatal y que, desde la presidencia de la Junta de Coordinación Política, ha llevado una especie de cogobierno del GAP con el priista Alfredo del Mazo. En este recuento no puede faltar el exdiputado texcocano Horacio Duarte Olivares, destacado representante electoral del PRD y luego de Morena, cuya militancia se origina desde los mismos inicios del GAP en Texcoco, y que recientemente pasó con más pena que gloria por el cochinero de las Aduanas. 

La expansión del grupo de Higinio Martínez fue resultado de una estrategia que se alimentó de una oferta de izquierda, la gestoría social, la cooptación de liderazgos locales y la dotación de materiales de construcción. Respecto a esto último, se debe tener en cuenta que, en los largos decenios de dominio priista del Estado de México, el dominio electoral del tricolor se aceitó con la entrega de materiales para obras (principalmente cemento) a los diputados locales y otros líderes del partido oficial, quienes decidían su uso con criterios de clientelismo electoral y/o enriquecimiento personal. En los inicios de los noventa, los legisladores de la pequeña diputación perredista coordinados por Martínez Miranda, en lugar de combatir y denunciar el manejo patrimonialista de los recursos públicos, se avinieron al mismo: su “logro” consistió en que se incluyera en la repartición a los diputados locales de oposición. Las elecciones internas, que el PRD realizaba entonces para elegir a sus dirigentes y candidatos a cargos de elección popular, armados los grupos internos con tales recursos en especie, devinieron en competencia de repartición de toneladas de cemento, que el gobernador priista en turno dosificaba a su conveniencia.

Atenco y la represión

En el trienio 2003-2006, Higinio presidió el Ayuntamiento de Texcoco. Siendo alcalde, el 2 de mayo de 2006 ordenó un operativo de policías municipales para el retiro de vendedores de flores provenientes de San Mateo Atenco. Éstos tendieron sus mercancías en las afueras del mercado Belisario Domínguez de la cabecera municipal de Texcoco. La resistencia de los vendedores y de su organización, el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT), devino al siguiente día en batallas campales con la policía, el bloqueo de la carretera Texcoco-Lechería y la toma de rehenes, quienes fueron retenidos en San Mateo Atenco. 

Martínez Miranda había requerido el apoyo de la policía estatal y tal solicitud detonó una espiral que, dos días después, se manifestó como un operativo de mil 800 policías estatales y 700 de la Policía Federal Preventiva, que tomó por asalto la cabecera de aquel municipio. Según la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el operativo policial produjo la muerte de un menor, se hicieron detenciones de civiles desde el interior de domicilios particulares y se evidenció que algunos de los elementos portaron armas de fuego. La SCJN recibió denuncias de los detenidos sobre múltiples agresiones físicas, amenazas y agresiones de connotación sexual, además de un trato indigno y una deficiente atención médica en los centros de reclusión.

A inicios de la segunda década de este siglo, el dominio del GAP en el PRD del Estado de México fue declinando frente a otras corrientes internas, particularmente la Alternativa Democrática Nacional (ADN), que encabeza Héctor Bautista, el expresidente municipal de Nezahualcóyotl. Asediado en su propio territorio por otros perredistas (cuya alcaldía había sido conquistada por el PRI), el doctor emprendió el cambio de siglas, renunciando a su militancia perredista. En el año 2012, el GAP fue franquiciatario de Movimiento Ciudadano. Con las siglas de ese partido postuló a Delfina Gómez Álvarez como candidata para la alcaldía de Texcoco. Ella era dirigente seccional del sindicato del magisterio estatal y también había incursionado en la educación privada (es socia o dueña de Columbia School, una de las escuelas más “fifís” del rumbo). 

Al triunfar en las elecciones, Gómez Álvarez devolvió al GAP su bastión texcocano, dejando a sus cuadros el gobierno y la administración municipal: Horacio Duarte fue nombrado secretario del Ayuntamiento, en tanto que la Tesorería la ocupó Alberto, el hermano de Martínez Miranda. El premio a la fidelidad mostrada por Delfina fue su postulación a una diputación federal. 

Delfina, sin militancia ni formación

En ese tránsito la conoció López Obrador, el que sopesó su apariencia, sus formas coloquiales de expresión y, también —quizá principalmente—, su carencia de militancia y de formación política. En 2017 la nominó como candidata a la gubernatura por Morena. En aquella ocasión, Delfina fue derrotada por un PRI encabezado por uno de los descendientes directos del Grupo Atlacomulco, en tanto que Martínez Miranda regresó al Senado, albergando la esperanza de ser el nominado para la renovación de la gubernatura del Estado de México en 2023. El doctor, quien construyó el Grupo Texcoco-GAP desde los días en que se convencía en barrios y pueblos a sumarse a un proyecto de izquierda cuyos resultados eran inciertos, con el tiempo sustituyó ese proyecto por puro pragmatismo. 

Para esta ocasión, Martínez Miranda se preparó a conciencia: desde fines de 2021 solicitó licencia en el Senado para recorrer el estado, acopió aportaciones e hizo su guardadito. Pero López Obrador había designado a Gómez Álvarez como superdelegada en el Estado de México desde el inicio del sexenio. La puso al mando de un ejército proselitista de 2 mil 500 servidores de la nación. 

No importó que en este cargo Delfina fuera encontrada responsable por el uso indebido de recursos públicos con elementos de promoción personalizada y, también, por desacatar las medidas cautelares ordenadas por el Instituto Nacional Electoral. La sentencia en su contra (SUP-REP-59/2020) de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), confirmó su culpabilidad y la remisión para su sanción. Tampoco importó una segunda sentencia, la del “Diezmo de Texcoco”, del 12 de enero de 2022 (SUP-RAP-403/2021 Y ACUMULADO), en la que el TEPJF acreditó que Gómez Álvarez descontó durante tres años el 10 por ciento del salario de los empleados del Ayuntamiento de Texcoco, lo que ocasionó una multa contra Morena y la comisión de un delito electoral previsto en el artículo 11 de la ley de la materia.

Pese a ello, López Obrador la designó titular de la Secretaría de Educación Pública federal y, a la hora de la nominación para el Estado de México, le dio a Higinio el esquinazo por segunda vez, quien fue intimado a sumarse disciplinadamente al dedazo presidencial. Como nunca cerca del triunfo en el gobierno del Estado de México, irreconocibles ya las trazas de lo que fue su proyecto de izquierda, el liderazgo principal del Grupo Texcoco se apresta a ver, desde un oscuro rincón de la política mexiquense, la que pudiera ser la conquista ajena de la cima. Eso, si Delfina no es derrotada por segunda ocasión.

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