Primero una definición. El resentimiento es “un sentimiento de desagrado o disgusto que se le profesa a alguien por considerarlo responsable (directo o indirecto) de algún daño, dolor u ofensa sufrido en el pasado. Esta sensación de malestar puede variar en intensidad, ya sea como una molestia pasajera o como una animadversión permanente”
El resentimiento social es un fenómeno psicológico que surge de la desigualdad y la exclusión social. En México, este fenómeno ha sido alimentado por una combinación de factores, incluyendo una pobre educación, la corrupción del sistema político, la cultura de triunfar con el menor esfuerzo y la aparición de demagogos que prometen soluciones rápidas a problemas complejos y de paso inventando enemigos imaginarios, como fue el caso de los judíos en la Alemania nazi.
Uno de los factores más importantes en México es la pobre educación. La educación en México ha sido históricamente deficiente, lo que ha generado una brecha entre aquellos que tienen acceso a una educación de calidad y aquellos que no lo tienen. Esto ha creado una sociedad donde el éxito está determinado en gran medida por la clase social y la capacidad de pagar por una educación privada, lo que ha llevado a una creciente sensación de injusticia y exclusión.
El perfil psicológico del resentido social es complejo. En general son personas que se sienten marginadas y excluidas, y que ven a los demás como la causa de sus problemas ; tienen una baja autoestima y una sensación de impotencia, lo que les lleva a buscar chivos expiatorios para explicar su situación. También tienen dificultades para aceptar la responsabilidad por sus propias decisiones y acciones.
La corrupción del sistema político es otro factor importante. Es innegable que la corrupción ha sido endémica en el país durante décadas, lo que ha derivado en una sensación de impunidad y desesperanza entre la población. La falta de confianza en las instituciones y en los políticos ha generado un creciente malestar en la sociedad, con un aumento en la desconfianza y la hostilidad hacia el sistema.
La cultura de triunfar con el menor esfuerzo también ha contribuido al resentimiento social. En una sociedad donde el éxito se valora más que el esfuerzo, aquellos que no tienen acceso a los mismos recursos que otros se sienten excluidos y marginados.
Finalmente tenemos el detonador de toda esa mezcla explosiva, la aparición de demagogos que prometen soluciones sencillas y rápidas, poco menos que mágicas. Estos líderes políticos explotan la desesperación y la frustración de la población, prometiendo soluciones fáciles a problemas complejos. Esto fatalmente lleva a una polarización aún mayor en la sociedad.
Las consecuencias del resentimiento son preocupantes. En una sociedad polarizada y desconfiada, la cooperación y el diálogo se vuelven difíciles si no es que imposibles. Secundariamente, pero igual o mas preocupante, es el incremento de la violencia y la delincuencia, ya que aquellos que se sienten excluidos de la sociedad pueden recurrir a medidas desesperadas para sobrevivir.
Ahora bien, ¿Que se puede hacer? Aquí en donde entramos en el terreno de los buenos deseos y la fantasía. La solución no es fácil, ni es cosa de unos cuantos años; es necesario implementar una serie de medidas radicales. En primer lugar, una reforma que aborde la corrupción y la impunidad en el sistema político; esto puede incluir medidas como la eliminación de todos los fueros, la creación de un sistema de justicia competente, eficiente, incorruptible y totalmente independiente ademas de la implementación de políticas de transparencia y rendición de cuentas.
Es obligada una verdadera y profunda reforma educativa que corrija a fondo la muy deficiente calidad de la educación. También se deben abordar las desigualdades regionales en la educación, asegurando que todas las regiones del país tengan acceso a los mismos recursos educativos.
Otra medida importante es la promoción de una cultura del esfuerzo; creación de programas educativos que enseñen habilidades de liderazgo, trabajo en equipo y pensamiento crítico. No olvidar que es básico fomentar las iniciativas empresariales que promuevan la creación de empleo y el crecimiento económico.
Finalmente, otro buen deseo que también linda con la fantasía; que los líderes políticos y sociales tomen medidas para evitar la aparición de demagogos que prometan soluciones casi mágicas a los problemas del país.
¿Solución a este nudo gordiano ? La dura realidad es que no la hay a corto plazo. A mediano y largo plazo se debe, obligadamente, apostar por una educación de gran calidad desde los primeros niveles. ¿Factibilidad? En México es cercana al cero.
