jueves 21 noviembre 2024

Resumen de economía política argentina

por José Ramón López Rubí Calderón

Leo Zuckerman agradeció a Dios por la victoria de Javier Milei. Molestó pero tiene razón Marco Levario: es un dicho muy desafortunado en boca de un analista. De hecho, en el tuit de Zuckerman no hay análisis, directo o indirecto.

En Argentina, la megacrisis socioeconómica de 2001, peor que la actual, no fue causada por los populistas kirchneristas: porque no existían como actor nacional. No soy populista ni kirchnerista, señalo un hecho en vez de ignorarlo u ocultarlo. Esa crisis ocurrió bajo el gobierno de Fernando de la Rúa, quien había llegado al poder venciendo a los peronistas con una coalición de centroizquierda que se rompió rápidamente. De la Rúa gobernó continuando medidas (e.g. “convertibilidad”) del gobierno anterior, el de Carlos Saúl Menem, peronista que tuvo como ministro de Economía a Domingo Cavallo, que había sido director del Banco Central… durante la dictadura militar de derecha. Cavallo también colaboró con la dictadura como subsecretario de Estado y algunos lo ven como uno de los héroes de la economía “liberal” en Latinoamérica; con Menem fue canciller y por cinco años ministro de Economía, posición a la que regresó en 2001: fue el tercer ministro de Economía de De la Rúa, con quien creó el negativamente celebérrimo “corralito”. Para salir de la crisis iniciada en 1998-99, De la Rúa siguió recetas de severos ajustes/recortes que encantan a los neoliberales y cooperó tanto como se pudo con el Fondo Monetario Internacional, pero nada sirvió. Incluso si hubiera sido lo único que se pudiera hacer, no sirvió. Como no sirve –para nada- lo que creen quienes ahora ven a Milei como El Salvador. Este supuesto salvador tiene, asimismo, como aliada a Patricia Bullrich, ministra del gobierno de… el fallido De la Rúa (y en el de Mauricio Macri). Y, como tenía que ser, Cavallo anunció públicamente que votaría por Milei.

Es obvio que en México ninguno de los nuevos mileístas digitales conoce toda esa historia. Pero sorprende que Zuckerman no la conozca o la olvide. Me pregunto: ¿agradeció a Dios cuando Néstor Kirchner apareció como el salvador después de la crisis de 2001? ¿Por qué no? ¿Y fue Kirchner un salvador? ¿O un estabilizador provisional? Esto. Como tal vez (tal vez) lo sea, en lo macrofinanciero, el exaltado Milei. Como lo había sido Cavallo, para luego contribuir a la crisis de 98-2001 a través de invenciones suyas como la “convertibilidad” o la forzada paridad peso-dólar, creada por él con Menem (1991) y vigente cuando cayó el gobierno de De la Rúa (2001). Si Milei se convierte en ese estabilizador, no se ve que pueda ser más, ni más ni mejor. Argentina demuestra que los problemas son más profundos y complejos de lo que unos creen, que algunos de esos problemas pueden llegar a quedar más allá de izquierda y derecha, cuando se han incrustado en la realidad histórica, y que muchas veces lo que parece o se presenta como izquierda no lo es o deja de actuar como tal.

Lo que suelen creer los mexicanos entusiastas de Milei no corresponde con la realidad histórica. Creen que lo que está pasando en Argentina es una novedad y/o algo cuya única causa es el populismo/la izquierda, pero es parte de una historia causada por los desencuentros y encuentros del populismo político y la ortodoxia económica. No toda la izquierda es populista ni todo el populismo es siempre de izquierda. Esto quiere decir que hay populismo de derecha y que a veces el populismo mezcla más: gobiernos populistas pueden ser frecuentemente ambidiestros en las decisiones. A finales de 2001 la crisis alcanzó su punto máximo –de ahí la famosa explosión callejera del grito “que se vayan todos”- después de acciones del peronista Menem, del no populista De la Rúa y del ortodoxo Cavallo que trabajó con los dos. En resumen de las grandes culpas económicas desde los años ochenta: primero fue el peronismo neoliberal de Menem con Cavallo, luego De la Rúa con recetas típicas y con Cavallo y sin buena parte de la izquierda progresista, después el populismo izquierdista kirchnerista. Una historia muy distinta de la que cuentan hoy ciertos fanáticos antiizquierda.

Megacrisis idéntica a la del 2001 no hubo en años del derechista Macri –aunque hubo crisis- y tampoco existió en algunos años de los kirchneristas, quienes lograron relevancia política nacional gracias a los hechos de ese año. Lo más probable es que sin el estallido de 2001 Néstor Kirchner hubiera seguido siendo político de importancia principalmente local, como es probable que sin Néstor y sin su muerte Cristina Fernández de Kirchner no hubiera sido presidenta (nada tiene que ver que sea mujer). Ningún gobierno argentino, ni de derecha ni de izquierda, ha corregido los problemas estructurales ni ha hecho nada extraordinario o notable por la calidad de vida de las personas de la mayoría social absoluta. Si así hubiera sido Macri no hubiera llegado al poder o no lo habría perdido (en Argentina hay reelección presidencial), y tampoco habría llegado Milei. Éste miente cuando sugiere que el problema de la economía argentina es “el socialismo”, como si Argentina fuera una URSS en repetición o miniatura, y se equivoca al creer que la solución es la maqueta del capitalismo sin Estado. Y nótese cómo se confunde populismo con comunismo, socialismo e izquierda, como si las cuatro cosas fueran precisamente una sola… Las ideas “libertarias” mileístas son ajenas a la ciencia, son caricaturas irrealistas y pseudorealistas que encantan sobre todo a cierto tipo de hombre más o menos joven con “sabiduría” económica bajada de ciertos rincones de Internet; además, Milei carece del poder para realizarlas. Paradójicamente, necesitaría tener en sus manos mucho pero mucho más poder del Estado para “suicidar” o reducir extremamente al Estado… Afortunadamente no está ni cerca de tener ese poder. Así que es posible y probable que, limitado por los poderes ajenos de la mayoría legislativa y de gobernadores, Milei intente hacer el mayor daño social –que según él, falsamente, se traduce en “la libertad”- en el marco presidencialista decretista y neoliberal que es menos extremo que el anarcocapitalismo con que lo mezclaría. Como sea, nada Bueno, nada Superior, nada que evite tensiones, conflictos y protestas sociopolíticas. La posibilidad del regreso del péndulo está ahí. Como en el caso de Trump, populista de derecha admirado por Milei –y, claro, defendido por López Obrador.

Extra: entre los que llevan casi seis años burlándose del “no podía saberse” sobre AMLO hay quienes juran que Milei será una “bendición” pero también han aparecido algunos que para defenderlo con “seriedad” dicen “hay que darle tiempo”, “hay que esperar”, “no ha gobernado y ya lo están atacando”, es decir… “no puede saberse”. Eso es lo que implican sus dichos: no podemos saber, no se puede saber nada o sólo muy poco sobre el gobierno de Milei. Pero es falso, como era falso sobre AMLO. No podemos saber todo, como no se podía saber todo sobre el mexicano, pero podemos saber bastante. Sabemos, por ejemplo, qué cree, qué odia, quiénes son sus aliados, qué poderes legales tiene y cuáles no. Que no lo sepan los que en X creen saber todo sobre todos los temas es una cosa muy diferente. ¿Cómo supimos muchas cosas sobre AMLO? No podíamos saber todo sobre su presidencia por ciertas diferencias en los puestos y contextos previos pero podíamos saber algo a través de. Y, en general, no nos equivocamos (sí se equivocaron los que predijeron una economía chavista). La interrogante Milei no es total.

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