Recuerdo agunos dilemas amables de la infancia hasta la fecha (y uno no tan amable) junto con mis respectivas elecciones.
Entre las grandes batallas de los colosos América y Guadalajara, opté por el grito de felicidad de mi padre al festejar el gol de Enrique Borja y de entonces a la fecha soy crema de corazón, valiéndome madre si el dueño es Azcárraga o mañana compra al equipo Slim. En España mi equipo es Barcelona y no el Real Madrid. El mejor jugador, Pelé, muy por arriba de Diego Armando o Messi. En esos años también opté por Julio Verne –a veces Dumas– en lugar de Mark Twain, y es que la disyuntiva era forzosa pues rentaba los libros allá en mi barrio Garibaldi, por lo que ya casi de adolescente me emparejé con Tom Sawyer.
Preferí la historieta mexicana que la estadounidense. Por eso sé de memoria los episodios de Memín Pinguin, la Familia Burrón, Kalimán, Águila Solitaria y Arrabalera; leí muy poco a Fantomas. Snoopy se me hizo muy fresa y opté por Mafalda. Me cae mucho mejor Batman que El hombre araña y Superman, y Los cuatro fantásticos que los pinches patitos sobrinos de Mc Pato. Ultraman sobre Ultraseven, los Chocorroles sobre los Pinguinos, Quico que el Chavo, y el Tío Gamboín sobre Rogelio Moreno. El Gato GC se me atravesaba tanto como Clavillazo. Me gusta más Pokemón que Digimón y Los Locos Adams que la Familia Monsters (Claro, más Morticia que Lili)
Fui seguidor de Sugar Ray Leonard y de Tommy Hearns, en vez de Pipino Cuevas o el Mano de Piedra Durán; me gustó más Ultimino Ramos y Mantequilla Nápoles que Rubén Olivarés o el maestro Canto.
Tin Tan mucho mejor que Cantinflas, Pedro Infante que Jorge Negrete, Agustin Lara que un tal José Alfredo. Habría brindado más con la Tostada que con la Guayaba. Canté a Menudo sobre Chamos, a Miguel Bosé por arriba de Pedro Marín y a Juan Gabriel, no bueno, a Juan Gabriel tanto como a José José. Son grandes. Si entro a gustos culposos, prefiero a Sandro y Raphael que a Julio Iglesias. Chicago que a los Carpenters. Me gusta Emmanuel sobre Mijares y Joan Sebastian sobre cualquier muchacho o viejo pose que diga que no lo conoce. Lucha Reyes y la otra, Lucha Villa, más que Lola Beltrán. (No menciono a Lila Downs pues este muro se respeta). Lady Gaga es muy superior que Katy Perry, sin duda.
Ana Luisa Peluffo me gustó más que Ana Bertha Lepe –además me cayó muy bien Ana, por ser la primera mujer en nuestra historia en mostrar el pelufo desnuda–. Las piernas de Sonia Furio sobre las de Ninón Sevilla o Tongolele. Mis reverencias a Angélica Chain sobre Rebeca Silva o Anais de Melo, y opto por Sasha Montenegro en vez de Mora Escudero. Ya en otras ligas, tengo todo mi respeto por Sylvia Kristel sobre Edwige Fenech, no obstante los efluvios de adolescente por los que le guardo eterna gratitud. Con la sensualidad a flor de cine, no hay duda: Anita Ekberg en vez de Sofia Loren y Ettore Scola en lugar de Fellini o Visconti. Al Pacino sobre De Niro y Brando sobre todos los demás.
Aplaudí a los Rolling Stones sobre los Beatles más por pose de estar a lado de chicos malos que por autenticidad. Pero en el barrio la discusión era entre los Yonics y los Ángeles Negros, a mí me gustaba mucho más este último grupo. Quédense sentados donde están: también sin discusión Serrat por sobre quien sea, desde Facundo Cabral hasta Alberto Cortéz. Kiss mejor que Black Sabbath. Si me pongo mamón, Bach sobre Mozart y Mozart sobre Beethoven, King Crimson sobre Camel y New Trolls sobre Jethro Tull, en otra esfera Dostoievski sobre Tolstoi y Víctor Hugo, sobre todos los demás. A Gabriel García Márquez lo considero superior que Mario Vargas Llosa y a Alejo Carpentier a años luz de distancia de Cortazar.
Entre Voltaire y Rousseau, me decanto por el enemigo del fanatismo. Gramsci superior a Lennin y Trotsky mejor que Palmiro Togliatti.
Desde siempre prefiero las Sabritas que las Chips y la Coca Cola que la Pepsi; es más, creo que las aguas negras del imperialismo yanqui son deliciosas. El whisky que el ron, la salsa a la cumbia, Rocky que Ivan Drago, Dallas que San Francisco, Santo que Blue Demón y las Mujeres Vampiro para mí son más atractivas que las Momias de Guanajuato, Mauricio Garcés que Alian Delon, Playboy gana a Penhouse y los móviles Android a los Apple. Prefiero a Takeshi que a Koji y a Vegueta cuando era muy malo que a Gokú.
Aunque sé que son herramientas distintas prefiero Facebook que Twitter. Y ahora que llego a estos terrenos me pregunto por quién opto entre los llamados “Chairos” y los “Pañabots”; la verdad ahí sí, paso sin ver, ambos bandos son impresentables.
Desde luego, cada quien.