Los pantallazos de prescolar de Alejandro Encinas para reflotar el Caso Iguala, volvieron a dar notoriedad a los supuestos expertos internacionales, que, desde 2015, enturbian una investigación que, por más vueltas que le den, ya está cerrada.
Cinco activistas políticos de la izquierda internacional tiran, desde 2015, una verdad que, hay que insistir, no cambiará, porque fue hallada gracias al trabajo de cientos de peritos, agentes, científicos, universidades y centros de investigación de México y el extranjero.
Y la verdad es la siguiente:
Los 43 estudiantes fueron secuestrados, asesinados, incinerados y arrojados al río San Juan, por el Cártel Guerreros Unidos (cuyo jefe era el entonces alcalde de Iguala, del movimiento de lo que hoy es Morena), al confundirlos con miembros de otro cártel.
Confesaron (ante miembros de la CNDH) Felipe Rodríguez Salgado, de Guerreros Unidos y ejecutor directo; Patricio Reyes Landa, Jonathan Osorio Gómez y Agustín García Reyes, también participantes en el crimen; así como 142 implicados más.
El mejor laboratorio del mundo en pruebas de ADN, en la Universidad de Innsbruck, identificó como correspondientes a normalistas, restos hallados en el basurero de Cocula, mediante el método más avanzado en extracción de células mitocondriales.
Además, un centenar de peritos, el Instituto de Biología de la UNAM, el Imperial College de Londres y la Oficina Forense de Norfolk dieron certeza a las investigaciones acerca de que la mayoría de los cuerpos fueron quemados en el citado basurero.
Sin embargo, la labor de cientos de especialistas y decenas de instituciones nacionales e internacionales fue enrarecida, durante el gobierno pasado, por uno los activistas del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes, el GIEI.
Un ingeniero civil del grupo consideró que en el basurero de Cocula no había “ninguna evidencia de que allí se pudiera incinerar, inclusive, un solo cuerpo”. Y explicó su razonamiento a través de “un par de fotos del basurero y de la literatura”.
Lo curioso es que, quienes están hoy en el gobierno, pero en 2015 estaban en la oposición, tomaron como verdad irrebatible el comentario del ingeniero civil del GIEI, por delante de los estudios del Grupo Colegiado de Expertos sobre Fuego.
Pero la vida da vueltas: hoy, ya en el poder, el mismo GIEI cuestionó la veracidad de los mensajes de WhatsApp que presuntamente se enviaron los supuestos involucrados en la desaparición de los 43 normalistas: la prueba estrella de Alejandro Encinas.
Es decir: la politización que inoculó desde la oposición en el Caso Iguala, el grupo político que hoy gobierna, desaseó para siempre el destino de la verdad sobre la desaparición de los 43 normalistas, ellos mismos, en vida, usados políticamente en actos vandálicos.
Ocho años después, el Caso Iguala está hundido en un mar de mentiras.