Llegó septiembre con sus fiestas y como rutina, muchos mexicanos proclaman su epidérmico sentimiento patrio gritando a la menor provocación “Viva México”, rematando, ya más tranquilos con un “Como México no hay dos”, expresión profundamente tonta, pues también como Somalia no hay dos, o como Paraguay y Francia tampoco hay dos.
Ahora bien, repasemos datos duros con tranquilidad y animo de autocrítica. ¿Que vamos a celebrar este septiembre? ¿El brutal incremento en la violencia, delincuencia y numero de muertos? ¿La militarización de la “seguridad” pública? ¿La irritante impunidad de importantes personajes del primer circulo de López Obrador ? ¿La cancelación de un aeropuerto de primera, el de Texcoco, que nos pondría en posición de competir con el de Panamá o Miami por su tamaño y conexiones? ¿Su substitución por una pista remodelada en un sitio remoto e inadecuado? ¿La construcción de costosos “elefantes blancos” como la refinería que no refina, el tren maya encargando de dañar severamente la ecología del sur de Mexico y que jamás en su vida útil recuperará su inversión? ¿Que grandes zonas geográficas de la República ya estén bajo el control del crimen organizado? ¿La criminal destrucción del sistema de salud de México y los miles de muertos que eso ha ocasionado? ¿Los niños con cáncer a los que se les ha suspendido sus medicamentos? ¿De verdad vamos a celebrar eso? Pues entonces merecemos lo que nos pase.
Vale la pena reflexionar algo. ¿Realmente sabemos a cabalidad que tanto festejamos? En México no es frecuente que nos salga “lo patriota” salvo la noche del 15 de septiembre, o cuando gana la selección de futbol, pero es una realidad que en el día a día lo “mexicano” simplemente no se nos ve. No estaría mal que estas fechas sirvieran también para analizar desapasionada y detenidamente, el pasado y el presente de México, su Historia, la real, la verdadera, no la “Historia de bronce” que nos enseñaron en algunas escuelas.
Veamos un recuente breve. La educación es un desastre, últimos lugares mundiales, la productividad laboral es muy baja, en empresas paraestatales se necesitan muchas más horas-hombre en México para producir “X” bien o servicio que en cualquier país del Primer Mundo; tenemos un impresionante 60 por ciento de población que vive a niveles que van de la pobreza a la más lacerante miseria; la dependencia en materia de alimentación es preocupante, y no se diga la dependencia tecnológica pues en este renglón la diferencia con nuestros vecinos del norte y los países de Europa occidental es astronómica. En el colmo de las tragedias, nuestra segunda fuente de divisas está constituida por remesas de mexicanos expulsados por hambre de nuestro país.
En el México del PRI y del PAN la desigualdad en el reparto de la riqueza era insultante, ahora con la 4T ya no solo es insultante, es verdaderamente aterradora y para colmo las desigualdades se exhiben con un cinismo humillante. Pocas cosas han cambiado, y las que lo han hecho ha sido para empeorar; tenemos un reducido número de mexicanos que son los dueños de más de 80 por ciento de la riqueza nacional. Para ser un país más bien pobretón tenemos porcentualmente más millonarios que los países europeos y los mismos Estados Unidos. Basta caminar unos cuantos cientos de metros en cualquier ciudad para ver los dolorosos contrastes entre una riqueza insultante y la miseria más espantosa.
Ahora lo mas triste, ¿De quién es la culpa? ¿Por qué después de la independencia terminamos con apenas la mitad del territorio original y a la cola del desarrollo educativo, industrial y tecnológico? Las respuestas hay que buscarlas en muchos lados, desde un nocivo centralismo, una religión que promociona la conformidad, la corrupción, el amiguismo, el influyentismo y la tolerancia con los incompetentes. Y ya en el siglo XX, la implantación, por la fuerza de las armas, de una dictadura priísta que corrompió generaciones completas de mexicanos, ayudada, entre otras cosas, por una prensa y una televisión serviles hasta la abyección; y ya en este siglo XXI nos llega lo mas grave, el renacer de lo mas corrupto y nefasto del PRI aglutinado en una secta invasiva , intolerante y majaderamente agresiva.
México no saldrá de su atraso gritando “vivas”, ni lanzando loas a los “Héroes que nos dieron patria”, ni abandonaremos el subdesarrollo si solo nos concretamos a lamentarnos de nuestra “mala suerte” y continuamos permitiendo la existencia de las corruptas estructuras partidistas políticas, educativas, laborales y sindicales dedicadas a la protección de la incompetencia.
Si no cambiamos radicalmente y votamos de manera inteligente e informada, dentro de 10 o 20 años seguiremos quejándonos de lo mismo.