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lunes 14 octubre 2024

Tres veces

por Juan Villoro

“No hay dos sin tres”, advierte un proverbio de los artistas. Cuando dos miembros del gremio fallecen, se espera la muerte de un tercero. Cada vez que eso ocurre el proverbio resulta verdadero.

La primera explicación del mundo es mágica, la segunda religiosa y la tercera científica. Las civilizaciones transitan del hechizo a la razón sin que los misterios desaparezcan del todo. En nuestra época, los algoritmos coexisten con la fe y las patas de conejo. La causa es sencilla. La ciencia tiene un horizonte limitado porque solo explica lo que conoce; en cambio, la superstición explica lo que ignora.

Tres sismos de alta magnitud han ocurrido en 19 de septiembre. Los de 1985 y 2017 causaron dramáticos estragos; el de 2022 fue menos grave, pero trajo el espanto de los siniestros previos. En un sobrio comunicado, la UNAM informó que se trataba de una coincidencia sin explicación lógica.

Así las cosas, el triple terremoto invita a ejercer el pensamiento mágico. Si vuelve a temblar en 19 de septiembre eso nos asustará de otra manera. Por ahora, concentrémonos en el tercer temblor.

Cada número tiene su propia mitología. Los pueblos mesoamericanos y las religiones de Oriente abrazaron la dualidad y aceptaron una dialéctica de los contrarios. Como no es fácil vivir en permanente equilibrio con la vida y la muerte, la noche y el día, lo masculino y lo femenino, el yin y el yang, otras culturas agregaron un número a la cuenta. El tres representa la más sintética versión de lo definitivo.

El cristianismo encontró su fundamento en la Santísima Trinidad y el arte de narrar en la tríada planteamiento, nudo y desenlace. El tiempo se divide en pasado, presente y futuro; las religiones conciben tierra, cielo e inframundo; los seres vivos nacen, crecen y mueren, y los humanos disponen de tres edades… No es casual que las hadas concedan tres deseos en vez de dos o cuatro.

¿Hay número más categórico? Cuando alguien dice “la tercera es la vencida” alude al derecho procesal del siglo XVI que determinaba la muerte al tercer robo. Un tribunal distinto, que analiza los proyectos de santidad en El Vaticano, exige que se presenten tres milagros.

El beisbol elimina a un bateador al tercer strike y concluye una entrada al tercer out, la lucha libre termina a la tercera caída y el futbol acaba cuando el árbitro sopla tres veces su silbato. En el teatro, la función comienza con la tercera llamada.

Símbolo del fin y del comienzo, el tres es la cifra esperada y necesaria: las Olimpiadas otorgan medallas de oro, plata y bronce (aunque el titanio vale mucho, no conviene alterar la cifra).

Poseidón, o Neptuno, recorría el mar armado de un tridente. Otros utensilios eran más apropiados para la pesca, pero ninguno lo superaba como bastón de mando. Ese mitológico tenedor anunciaba que los poderes se repartirían en Ejecutivo, Legislativo y Judicial.

La cultura helénica no pudo prescindir de las Tres Gracias que procuran felicidad y el cristianismo encontró tres virtudes teologales, Fe, Esperanza y Caridad.

Ninguna obra del canon occidental ha desatado tantas supersticiones como Macbeth. Quienes la representan, prefieren no pronunciar el título que ha llevado a la muerte a numerosos actores y se refieren, con respetuoso pavor, a “la tragedia escocesa”. Se rumora que Shakespeare incluyó ahí hechizos reales. Para volverlos convincentes, los puso en boca de tres brujas. El hombre que sería rey no pudo resistirse al triple oráculo que vaticinaba su cruel fortuna.

En la comedia, los Tres Chiflados o los Tres Amigos han integrado grupos inmodificables. Es posible que el viaje de Colón hubiera sido menos atractivo con una carabela extra y que ciertas frases se hayan vuelto inolvidables por nombrar tres cosas (como “Sangre, sudor y lágrimas”). ¿Hay algo peor que sufrir la triple venganza que Paquita la del Barrio documenta en “Tres veces te engañé”?

El tercer nos ubica en el espacio. La Tierra es “la tercera roca desde el sol” y vivimos en la tercera dimensión. México tiene tres colores en su bandera, fue fundado por el Ejército Trigarante y es representado en las canchas por el Tri.

No hay explicación científica para los terremotos del 19 de septiembre. Los dos primeros fueron una coincidencia trágica. Faltaba uno para cerrar la cuenta y para citar a López Velarde: “una sola cosa sabemos: que el mundo es mágico”.


Este artículo fue publicado en Reforma el 23 de septiembre de 2022. Agradecemos a Juan Villoro su autorización para publicarlo en nuestra página.

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