Desde la semana pasada se está llevando a cabo en la Cámara de Diputados el Parlamento Abierto sobre la Reforma Electoral enviada por el Presidente.
La reforma no parece tener futuro, porque la oposición no la comparte en lo general y porque además ha dado a conocer una moratoria constitucional.
El PAN tiene un proyecto de reforma que dará a conocer estos días, a lo que se suma que junto con el PRI y PRD ratificaron que van juntos en todas las decisiones que se tomen sobre la reforma.
Por circunstancias como éstas es que al menos por ahora no se le ve futuro a la propuesta del Ejecutivo. No van a alcanzar los votos para su aprobación, como sucedió con la Reforma Eléctrica, y además todo indica que en el fondo está de nuevo la máxima presidencial de “no se le debe cambiar ni una coma”.
Un elemento clave está en que no alcanzan los tiempos para experimentar una eventual reforma ya que tendría que ser constitucional, todos los Congresos del país deberían aprobarlo lo cual en tiempo y forma se ve difícil.
Al tener escasa capacidad de maniobra muchas de las propuestas se intentará considerarlas a través de leyes reglamentarias, las cuales podrían ser elementos colaterales a la eventual negativa de aprobación.
A decir de muchos especialistas la estrategia no va a servir de mucho, porque lo que puede pasar es que se hagan remedos que lo único que van a provocar es confundir el proceso del 2024. Lo que se debiera hacer es ir más allá de las elecciones presidenciales para tener tiempo para debatir y discutir todo ello en el primer periodo ordinario de lo que sería la nueva Cámara de Diputados y Senadores.
En cuanto a tiempo, ánimos y disposición no se aprecia que pueda darse un cambio constitucional. Suponemos que si alguien lo sabe es el propio Presidente, quien pudo haber enviado la reforma para dejar un antecedente a sabiendas de lo que pasará.
Ayer nos decía en el Parlamento Abierto el especialista en derecho electoral Miguel Ángel Eraña que no tiene sentido enviar una reforma que no ha sido debatida y que además genera muchas dudas y confusiones.
Si como todo parece ser, no se aprueba la reforma se ven venir todo tipo de presiones, las cuales tienen terreno fértil por el pasado de muchos legisladores. Un ejemplo de ello es el presidente del PRI a quien tienen en la mira entre su oposición a la Reforma Eléctrica y su pasado que lo condena, sobre todo a partir de los ilegales audios que ha difundido la estridente gobernadora de Campeche.
Más allá de estas consideraciones, el desarrollo del Parlamento Abierto es una importante ocasión para debatir y discutir los temas electorales. Vía la propuesta presidencial va quedando claro qué rumbos conviene tomar y cuáles definitivamente no.
Ayer en el Canal del Congreso se debatió sobre tres conceptos que sistemáticamente están entre nosotros: candidaturas comunes, gobierno de coalición y declinación. No hubo acuerdos en dos de los tres temas. En donde hay coincidencias es en lo relativo a los gobiernos de coalición, lo cual no acaba por convencer a los especialistas incluso a varios legisladores.
Respecto a la declinación, la cual quedaría en manos de los partidos políticos, no hay consenso porque para algunos fortalecería candidaturas de alianzas o algo parecido, pero para otros se estarían violentando los derechos individuales, ya que sería la decisión de los partidos la declinación lo que violentaría el derecho a ser candidato.
Sería importante ensanchar la lista de participantes, se coincida con ellos o no. Lo que anda inhibiendo el debate es el “no le muevan ni una coma” y el previsible futuro; el tema de esta mañana es la figura de la vicepresidencia federal.
RESQUICIOS.
No era capricho ni cosa parecida la insistencia de que los médicos privados fueran de los primeros en ser vacunados contra Covid. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud 2021, 7 de cada 10 personas que se enfermaron fueron atendidas por médicos privados.
Este artículo fue publicado en La Razón el 02 de agosto de 2022. Agradecemos a Javier Solórzano su autorización para publicarlo en nuestra página.