La comparecencia del consejero presidente del INE, Lorenzo Córdova, fue un reflejo de lo que hemos estado viviendo en los últimos años.
Uno de los grandes problemas en que estamos es el hecho de que no nos estamos escuchando. No solamente tiene que ver con los gritos y acusaciones que impiden el debate en la mayoría de los casos, es que provoca el escándalo y el descrédito del otro.
Como fuere, la comparecencia tuvo momentos de enorme relevancia. Más allá de los imprudentes desplantes de algunos legisladores, lo relevante fue que el presidente del INE presentó información precisa y clara sobre las condiciones en las que se desarrollan los trabajos del instituto.
Era un buen momento para que Morena cuestionara y diera a conocer sus razones, más allá de los gritos de sus legisladores y críticas del Presidente en las mañaneras, porque la Cámara de Diputados es el lugar idóneo para establecer un debate productivo y no tratar, como en unos momentos se hizo, de sabotear la participación de Lorenzo Córdova.
Quedó la impresión de que por más que se pondere con razón la muy estructurada presentación y respuestas de las preguntas que le hicieron al titular del INE, al final no se dio avance alguno porque de suyo, Morena no estaba dispuesto a permitirse cualquier reconocimiento al INE, sobre todo porque el Presidente lo tiene en la mira.
Es cuestión de tiempo para que se dé a conocer lo que quiere López Obrador del INE, para él está más que claro que el actual instituto tiene que transformarse. El Presidente pareciera tener la idea de que fue el INE quien le quitó el triunfo en sus pasadas participaciones electorales.
Los debates sobre el instituto son similares a los que tenemos en muchas otras áreas. El proceso de transformación que va proponiendo el actual Gobierno tiene signos de buscar deshacerse de lo que hay, reparando poco o nada, en el valor que tienen muchas cosas que se han hecho durante años.
El valor del INE está intrínsecamente ligado a nuestra democratización, es el garante de ella. La organización de los procesos electorales enfrenta problemas no en la organización, los tiene en diferentes actores económicos, sociales y, ya se vio en las pasadas elecciones, también delincuenciales. Estos actores juegan un papel en muchos municipios fundamentales.
Las derrotas de López Obrador, sin duda, son merecedoras de análisis y cuestionamientos, los cuales en la mayoría de los casos pasaron por factores externos más que por el propio instituto.
En el 2006 se conjuntaron factores al gobierno de Vicente Fox. El TEPJF lo hizo saber de manera clara, recordemos que reconoció que no tenía elementos a su alcance para sancionar lo que habría hecho el entonces presidente.
La comparecencia tiene mucho que ver con lo que hoy somos como país. Difícilmente prevalecen las razones y queda la impresión que se escatima y soslaya el debate por temor a perderlo. Cada vez que el Presidente habla de que tiene “otros datos”, pasa a segundo plano la posibilidad de debate, porque en una buena cantidad de casos no se ha presentado la información que el mandatario define como “otros datos”.
Si López Obrador presenta una reforma al INE, lo primero que se tendría que hacer es un análisis detallado del instituto. La autonomía bajo la cual se ha desarrollado es uno de sus grandes valores, es lo que la hace creíble, al tiempo que es una de las instituciones en que la sociedad más confía.
La comparecencia de Lorenzo Córdova fue un hecho inédito con un balance positivo. A pesar de la forma en que se desarrolló el ejercicio, es alentador, ojalá en la siguiente parada si nos escuchemos.
RESQUICIOS
Dice la OPS que nuestro país va a padecer una nueva ola de contagios por Covid en los próximos tres meses. No tiene lógica en medio de esto, y sin esto de por medio, que el Gobierno impugne la decisión del juez de que se vacune a quienes están entre los 12 y 17 años.
Este artículo fue publicado en La Razón el 09 de noviembre de 2021. Agradecemos a Javier Solórzano su autorización para publicarlo en nuestra página.