Dos documentos del Presidente López Obrador el día 1º de septiembre: el Quinto Informe entregado a la Cámara de Diputados (1,404 páginas) y el “mensaje” que emitió desde Campeche, con acarreados a cargo de la desgobernadora Layda Sansores. El Informe propiamente dicho arranca desde las primeras páginas con verdades a medias, mentiras completas y la total omisión de los grandes problemas nacionales, del Estado laico, de los pueblos originarios, los derechos de las mujeres, las madres buscadoras, la población afrodescendiente y la diversidad sexual.
Antes de entrar en los detalles, se debe decir que el “mensaje” desde tierras campechanas en nada se diferenció de una mañanera: previsible y desgastado, con un repertorio limitado de frases hechas, repetidas al grado de parecer el Disco Rayado, Volumen 5. Pese a los matraqueros convocados, la diferencia entre la deposición de cada mañana y el “mensaje” se limita a la ausencia de los números musicales de Chico Ché.
En cuanto al extenso texto del Quinto Informe, dice AMLO que hizo acciones para “desterrar la corrupción, garantizar la transparencia, fortalecer la integridad del servicio público, reducir los costos en contrataciones públicas” (página IX), cuando es público y notorio: 1) que la corrupción sigue al alza con la participación de la corte presidencial, 2) que se debilitó la calidad del servicio público a fuerza de ocurrencias y de austericidio, y 3) que en las contrataciones públicas, el capitalismo de cuates se cebó como nunca a golpes de influyentismo, empresas factureras y sobreprecios.
Con cinismo, se reportan “avances para la construcción y mantenimiento del Estado de Derecho” (pp. 20-27), cuando el Presidente se ha destacado como violador serial de la Constitución. Que la Guardia Nacional “se consolidó como fuerza de seguridad” (p. 63), pese a la evidencia de un país en llamas y del control de territorios y tramos carreteros por parte de las bandas del crimen organizado.
El Ejecutivo presume por todo lo alto su política social. Se vanagloria uno a uno de los programas sociales (pp. 169-180) como si estos fueran la solución a la desigualdad, cuando es claro que están marcados por perseguir fines proselitistas y son manipulados por su ejército electoral. En uno de los muchos colmos contenidos en el librote, AMLO reivindica el desempeño del sistema de salud pública (pp. 276-320), pese a que el 52% de la población carece de acceso al mismo y a pesar del escandaloso fracaso del ya difunto INSABI. ¿Qué explicaciones dio el Presidente del desabasto de medicamentos en su Informe a la nación? Ninguna: ni siquiera fue mencionado el problema que afecta a pacientes con enfermedades crónico-degenerativas, VIH y niños con cáncer.
Pese a que la política educativa del actual gobierno, incluida la respectiva reforma, alcanzó 357 menciones, la Nueva Escuela Mexicana tuvo solo 4 referencias. Pero los problemas reales del sector fueron ignorados: 2 menciones para la excelencia educativa, una para la educación de calidad y otra para el rezago educativo.
Afirma el Quinto Informe que “la economía mexicana presentó resultados favorables”, limitándose a reivindicar como gran logro que “en el primer y segundo trimestres de 2023 el Producto Interno Bruto (PIB) registró un crecimiento de 1,9% acumulado” respecto al 2022 (p. 343), pero soslaya el hecho de que, al finalizar el sexenio, el promedio de incremento anual del PIB será igual a cero, muy lejano del 6% prometido. Dice que “las finanzas públicas mantuvieron una sólida posición fiscal” (pp. 354-363), reitera la falsedad de que no se incrementó la deuda pública, al tiempo que omite decir que su gobierno saqueó ilegalmente los fideicomisos públicos y los fondos de estabilización.
El término indígenas aparece 316 veces en las páginas del Informe, pero el concepto constitucional de pueblos originarios solo 3 (2 de ellas en el anexo estadístico). No merecen ni una mención los Acuerdos de San Andrés Larráinzar (el compromiso de reconocimiento pleno a sus derechos de autonomía) y, por otro lado, para AMLO son prácticamente inexistentes los mexicanos afrodescendientes, pues los menciona solo en 2 ocasiones, una de ellas en el anexo.
El Quinto Informe es omiso en relación al Estado Laico y a las palabras laico, laica, laicismo, laicidad, pese a que los artículos 3, 24 y 40 de la Constitución reconocen ese principio en la educación pública, el carácter de la República y la libertad de pensamiento.
Si bien la palabra mujeres está incluida 681 veces, el concepto de igualdad sustantiva de género solo recibió 7 menciones dentro del texto, el derecho a una vida libre de violencia solo 4, en tanto que el Presidente no hizo mención alguna del concepto de violencia política de género, como si no fuera una lacerante realidad. La palabra feminicidio fue incluida 82 veces, pero la mayor parte para afirmar con cifras manipuladas que se ha reducido su “incidencia”. El derecho a la interrupción legal del embarazo, que es la concreción del derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo fue ignorado por completo.
La diversidad sexual apenas merece 4 menciones a lo largo del Informe (dos de ellas en los anexos), en tanto quedaron totalmente excluidas las frases matrimonio igualitario y la adopción por familias homoparentales.
Las personas desaparecidas y no localizadas son mencionadas 34 veces en el cuerpo del Quinto Informe, pero en ninguna parte se refiere la estadística de 111 mil personas en esa condición. Tampoco se informó que la Comisión Nacional de Búsqueda fue descabezada por orden presidencial, ni que está en marcha un “censo” a cargo de los servidores de la nación para rasurar a los desaparecidos. Las heroicas madres buscadoras no le merecieron al presidente una sola mención a lo largo de 1 mil 404 páginas.
Cincelada: No hubo votación, pero sí un claro y legítimo triunfo democrático de Xóchitl Gálvez, logrado con la participación ciudadana en el proceso interno del Frente Amplio por México. Enhorabuena.