Uno de los problemas más insidiosos que impiden asumir de una vez por todas, que vivimos en un territorio repleto de riesgos, es la negación, ese estado psicológico colectivo que no permite recordar ni actuar en consecuencia con la realidad. Lo ilustro con una anécdota. Hace unos días, durante una entrevista en el que presentaba por enésima vez mi libro Aquí volverá a temblar una periodista usualmente muy profesional, sin embargo, casi se niega a tomar el mamotreto entre sus manos por el trauma que el recuerdo del 19 de septiembre le provoca: “…no quisiera hablar de esto” le dijo al productor, pero se armó de valor y la entrevista transcurrió sin contratiempos.
Es una anécdota sí, pero puedo contar decenas más que confirman cuán poco dispuestos estamos -los chilangos y los mexicanos todos- a asumir las consecuencias de vivir aquí, en un territorio de sismos, ciclones, deslaves, inundaciones, tsunamis, sequías y otras catástrofes.
Para recordar y superar la negación -y conmemorar el 19 de septiembre- he querido volver a lo básico echando mano de la historia y la estadística:
- México es un escenario sísmico. En los últimos quince años se han registrado más de 21 mil doscientos temblores con magnitud igual o mayor a 3.5 grados. O sea que se registran 4 sismos por día con esa magnitud.
- Pero México no es el más sísmico de los países, pues sólo el 5 por ciento de los temblores que se registran en el planeta ocurren en suelo nacional.
- En los últimos 120 años han ocurrido unos 80 sismos con una intensidad superior a 7 grados en México, lo cual debe llamar la atención pues significa que tenemos un terremoto cada año y medio, en promedio.
- Pero los temblores se ensañan especialmente en ciertas regiones del país: el 80 por ciento de ellos suceden ¡adivinaron! en Guerrero, Oaxaca y Chiapas. No es casual que sean los estados de mayor pobreza, pues están expuestos recurrentemente a los círculos de empobrecimiento que genera el ciclo construcción-destrucción-reconstrucción.
- Por el contrario, en Nuevo León ocurren típicamente sólo el 1.8 por ciento de los sismos en el país.
- Nuestro país experimenta tres clases de sismos: de subducción, profundos y superficiales. Los de subducción son los más frecuentes y los más graves.
- Estos movimientos ocurren con la interacción de dos placas tectónicas mayores: la de Norteamérica y la del Pacífico. Pero hay otras tres que también danzan sobre el territorio nacional: la de Cocos, la de Rivera y la del Caribe.
- El sismo más grande de que se tiene memoria ocurrió en 1787 y tuvo una magnitud de 8.6, lo devastó todo en Oaxaca y provocó un tsunami que inundó el territorio seis kilómetros adentro.
- El sismo con más réplicas registrado en la historia tuvo 44 eventos que movieron la tierra con una magnitud superior a 4.5 y su epicentro se localizó en Ometepec el 20 de marzo de 2012.
- Otros sismos célebres son el de Acambay (Estado de México, en 1912, con 7 grados); el Mayor-Cucapah (Mexicali, 2010 con 7.2 grados); el del Ángel (que tiró el monumento en la Ciudad de México, con epicentro en Acapulco, en 1957, con 7.8 grados); el de Jalapa (1920, 6.4 grados); y por supuesto el sismo de 1985 (epicentro en Caleta de Campos Michoacán con magnitud 8.1 grados) y que causó más de 10 mil muertos en la Ciudad de México.
Y por supuesto, el sismo del 19 de septiembre de 2017 que causó 228 muertes, (4 más en hospital) con epicentro en Axochiapan Morelos.
Sirva esta pequeña ayuda de memoria para recordar donde estamos parados, el lugar donde vivimos, la diversidad de puntos desde los cuales provienen nuestros riesgos y amenazas.
Porque todo parece indicar que la experiencia traumática de 2017 no fue suficiente para imaginar siquiera un sistema de protección humana más amplio, con nuevas instituciones, regulaciones y protocolos más poderosos que anticipen lo que sabemos de seguro, que la siguiente catástrofe acecha ya, y aquí volverá a ocurrir.
Todos los datos aquí contenidos provienen del excelente trabajo del Dr. Víctor Manuel Cruz Atienza, Los sismos, una amenaza cotidiana. UNAM-La Caja de Cerillos. 2017, y del libro Aquí volverá a temblar, Ricardo Becerra y Carlos Flores. Grijalbo. 2018.
Autor
Economista. Fue subsecretario de Desarrollo Económico de la Ciudad de México. Comisionado para la Reconstrucción de la Ciudad luego de los sismos de 2017. Presidente del Instituto para la Transición Democrática.
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