The Economist pronostica que Claudia Sheinbaum podría ser la primera mujer presidente de México. Para quien quiera verlo, es la tendencia del último tercio del año según las encuestas, por un margen de entre 18 y 25 puntos. Descalificarlas es un recurso fácil para eludir la realidad y administrar la derrota.
La pregunta es: ¿por qué asistimos a esa tendencia? En primer lugar, porque el gobierno federal tiene una estrategia y tú no, la dirige AMLO con el sometimiento de la candidata oficial. La estrategia cuenta con cuantiosos recursos y además presiona a los grandes medios para que estos no informen sobre tus actividades y, en cambio, hagan proselitismo por su corcholata. Para ello ofrece dádivas o amenaza, el presidente tiene expedientes detallados para lograr la disciplina de los empresarios. Además, en 2024 se darán concesiones de radio y televisión y los empresarios que las deseen deben ser dóciles al gobierno. En suma: estamos frente a una operación de Estado.
En junio te escribí una carta pública que registraba (y te alentaba para ello) la posibilidad de que fueras candidata de la oposición a la presidencia y fuiste la mejor abanderada posible, entre otras cosas por el descrédito de los partidos y un gran empuje ciudadano. Aquella vez respondiste (dijiste que estarías a la altura de los retos). En agosto advertí los primeros errores: tu discurso empezó a tener un desgaste rápido (se deshizo como gelatina) y luego la incorporación de Cabeza de Vaca en el equipo, entre otros personajes impresentables comenzaba a dar al traste con el fenómeno social que fuiste. Reiteré en agosto este enfoque y ya no respondiste. Entiendo: es más fácil contestar elogios que cuestionamientos, y también entiendo que esta carta tenga pocos retuits de tus simpatizantes y, más aún, haya ataques. No me refiero a ciudadados de carne y hueso que disienten o coinciden, lo cual es natural en la democracia. Me refiero a tu estructura digital, tan primitiva y pendenciera como la del gobierno pero menos eficaz. Las elecciones no se ganan o se pierden en las redes sociales, menos a mentadas de madre.
Tú no tienes estrategia sino ocurrencias. Ni tienes un coordinador comprometido (que se hubiera ido de vacaciones es un síntoma claro) que opere con eficacia (salvo un par de ejemplos que, por ahora, me reservo). Creel nunca ha ganado elecciones, no tiene la menor idea de la estrategia y es incapaz de coinciliar entre líderes de los partidos para la organización territorial con que ellos sí cuentan y tú no. Y si a ello agregamos tus errores de primaria, el panorama empeora. Tuviste razón cuando dijiste que Alito es un impresentable pero tú aceptaste las reglas del juego y por ello reculaste de inmediato. Te ganó la franqueza y luego te ganó el pragmatismo, en cualquier caso, perdiste. Y lo hiciste otra vez cuando te quedaste huérfana de Promter. ¿Que cortaron los cables? Tal vez, pero eso es inadmisible en un equipo profesional aunque, sobre todo, se te cortaron los cables de la frescura y la improvización. Esa vez tu risa ya no fue contagiosa sino grotesca. Te faltaron energía y propuestas.
Si continuas por esa ruta, perderás. Tu mayor fortaleza ahora son las desastrosas equivocaciones del gobierno en sus políticas públicas además de la amenaza que representa para una regresión autoritaria, también lo es el trabajo de los medios que cuestionamos al gobierno federal. No exagero si digo que millones de ciudadanos ven en ti una opción frente a la catástrofe de un presidente inepto y autoritario. No has estado a la altura, incluso aunque muchos de ellos dispensen e incluso justifiquen tus errores. No todos los aplausos que recibes de los militantes de los partidos y la llamada “Sociedad civil” son genuinos. Muchos son gestos interesados para acceder a cargos. Tú podrás perder pero ellos seguirán abrevando de las plurinominales o de las mejores ventajas para seguir mamando del erario sin aportale al país.Y por si fuera poco, junto a tu falta de brújula está el desmadre de los partidos que, en vez de capitalizar los yerros del presidente y las fracturas de Morena, se pelean entre ellos.
Hay que corregir y pronto. Aún es tiempo aunque los márgenes se reducen cada día más.