Predecible y hueco por completo. Lo de Javier Alatorre en casa del candidato López, de Morena, no fue una entrevista ni un documento de periodismo. Fue propaganda militante disfrazada de cándida ingenuidad amistosa. Un ritual banal de culto ideológico a la personalidad huera del candidato López, nada bueno para la acción política, nada positivo para la democracia.
Todo fue una burda escenificación con máscara de falsa espontaneidad amistosa. Un infame infomercial, o sea, un falso documental y un verdadero comercial publicitario, una ficción inconsciente e insolente. Hacer ver lo que no se es, para hacer creer que sí se es. Atole con el dedo para los “tontos útiles”. Porque los seguidores de López están dispuestos a creer lo que sea sin dudar ni una vez.
Pero nadie puede ignorar que Alatorre lo que menos hace es periodismo independiente y con imaginación. Él tan sólo ha sido y es un informador obediente, un buen empleado que lee las noticias en el noticiero nocturno de TV Azteca, fuera de eso no ha hecho más. Y en este infomercial lo demostró con creces.
Con este tipo de propaganda sentimentalona y cursi se comprueba que las grandes empresas de la televisión le dan por su lado al candidato presidencial que va adelante en las encuestas. Porque le temen, por ello lo adulan, no se atreven a cuestionarlo o contradecirlo. Creen que con este servilismo escandaloso podrán librarse de la irracionalidad populista de López si éste llega a ser elegido presidente. Triste ilusión, torpe respuesta.
El poder embriaga y aturde a los mitómanos soberbios como él. Se puede predecir que, una vez hecho presidente, López querrá controlar de forma total la opinión pública y no aceptará críticas ni disentimiento, dictará que se le obedezca y alabe como “renovador” de la nación. Llenará de grietas las instituciones que se le enfrenten y hará que todo se derrumbe para quedar él y sólo él encima de los escombros, el gran dictador populista, el portavoz del pueblo que únicamente él oye y entiende en su cabeza de mesías iluminado.
Los últimos diez minutos del predecible infomercial de Alatorre nos dejan comprobar que López busca imponer la igualdad económica dese un Estado totalitario, como el PRI de la dictadura perfecta, y, para ello, lo primero que tendrá que reducir es la libertad política de los demás. Pronto estará nacionalizando y expropiando las empresas y negocios de quienes él considere conveniente, y sin duda pondrá pesadas cargas impositivas al capital, para poder obtener el dinero con qué pagara sus limosnas para los pobres y el salario de los lumpen que convertirá en sus “juventudes regeneradoras”, o sea, su grupo de choque.
Nadie con tres dedos de frente le puede creer que con su puro ejemplo de honestidad se acabará de golpe toda la corrupción, cuando se sabe que en todos los casos donde eso se intenta lo que de verdad ocurre es justo lo contrario, galopa la corrupción, como hoy en Bolivia o Nicaragua, para no hablar sólo de Cuba y Venezuela. Es imposible hacerle ver a López que la corrupción la produce la estructura priísta de gobierno, no es cosa de personas y almas buenas o malas, sino de la forma en que están hoy día reguladas nuestras relaciones sociales en lo político esencial. Por eso hay que salir del PRI de una vez por todas, pactando un nuevo contrato social, y ya no intentar hacerlo bien, como quiere hacer el taimado de López Obrador.
Y el mismito López echó abajo la puesta en escena de su vida austera modelo, cuando en este comercial nos dejó ver sus zapatos marca Crockett & Jones con un valor aproximado de catorce mil pesos, mientras nos querían convencer con la idea guajira de que López tiene sólo ocho trajes y uno es todavía el que le regaló el priísta Carlos Pellicer para su primera comunión con cabezas olmeca, je, je, je, je.
Y luego ese mismo López nos dice que Juárez no era irreligioso sino anticlerical, y él anda soñando con la ayuda del papa de Roma y besando la mano de curas como Solalinde y de obispos como el de Iguala y todo por buscar su iguala o cuota.
Donde se le descosió lo reaccionario fue cuando soltó su homilía sobre La Familia y su familia, marcando claramente su distancia “conservadora” con la izquierda comunal y colectivista. Para darnos a entender que sí está en contra de las otras familias, las del orden LGBTTQ y las que no siguen el esquema heteronormativo monogámico, las familias de las sociedades de convivencia y el poliamor libre. Con ello también nos dio a temer lo que vendrá con su “regeneración” oscurantista de las moralidades.
En fin, López se llena de contradicciones y nos quiere convencer de que sabe lo que hace. Pero no convence. Se ve y oye hueco y fofo. No tiene un discurso propio, sólo eslóganes, ni tiene ideales claros, es un “pragmático” que sólo obedece a sus asesores que le dicen lo que quiere y nos traducen lo contrario. Habla sólo para quienes votarán por rencor y coraje, sin mucho pensar. No habla para México ni lo hace con México en la conciencia, sólo nos predica lugares comunes moralinos, tipo “pare de sufrir”, con muchas buenas intenciones para todo lo que sea, pero sin dar ni una idea clara de cómo las hará realidad para todos. Y todavía en necio y arrogante es capaz de prometer de forma demagógica una transformación total de México, lo que ya lo muestra otra vez sólo como falso profeta y vil fariseo.
Hay gente que me dice que no nos debemos preocupar de que un tipo totalitario como él gane la presidencia, porque nuestras sólidas instituciones lo sabrán contener y dominar. Pero me deja con insomnio saber que lo mismo se dijo de Chávez en ya sabes dónde y de Evo Morales en Bolivia. Lo fácil para un dictador maquiavélico como AMLO es agrietar y echar abajo las instituciones de la democracia. Por eso lo mejor en este punto de la contienda, como todos sabemos por acá, sigue siendo votar en contra de López Obrador y su negocito Morena. El problema será cómo hacérselo saber a sus adoradores, para que vayan entendiendo que lo del “fraude” sólo es el plan B de quienes vienen armando todo lo que hace y dice López, cundo se empieza a sentir que el candidato del narco también perderá la tercera vez.