Con el argumento de que las mujeres “tienen derecho a decidir sobre su cuerpo”, una médico keniana, Tatu Kamau, solicitó al Tribunal Superior de Kenia que se retire la penalización en contra de la ablación o mutilación genital femenina, petición que fue rechazada por la instancia judicial.
La demandante señaló que muchas mujeres están de acuerdo con que se les practique la ablación y su consentimiento y la práctica de sus tradiciones culturales deben ser respetados.
“La mutilación genital femenina no puede volverse lícita porque la persona sobre la que se realizó el acto lo consintió. Ninguna persona puede autorizar a otra para que cometa un delito”, dice la sentencia emitida por los magistrados del Tribunal.
“No estamos convencidos de que uno pueda optar por someterse a una práctica nociva”, añade el fallo. Aún si se tratara de un derecho, limitarlo “es razonable en una sociedad abierta y democrática basada en la dignidad de la mujer”.
Kamau interpuso una demanda en 2017, cuestionando la constitucionalidad de tal prohibición, y este 17 de marzo, el Tribunal falló en contra de la demandante, sosteniendo así las sanciones contra dicha práctica, una “tradición” presente en varias regiones de África, Asia y Medio Oriente.
Según la médico, dicha práctica tiene la supuesta ventaja de reducir la promiscuidad y el deseo sexual entre las mujeres. Argumentó que las mayores de 18 años tienen el derecho a decidir sobre sus cuerpos, y entre esos derechos estaría el de practicarse lo que también se llama “circuncisión femenina”. Kamau señaló que se trata de una costumbre ancestral y prohibirla es ir en contra de los derechos de las mujeres a vivir las tradiciones de sus comunidades, pues se trata de un rito importante.
En respuesta, los magistrados señalaron que “la Constitución otorga la libertad de ejercer la propia cultura. Sin embargo, esa libertad debe ejercerse de acuerdo con las demás disposiciones constitucionales”.
“Cualquier expresión que cause daño a una persona o por una persona a otra están limitadas. La mutilación/ablación genital femenina entra en la última categoría”.
Aunque es una “tradición”, se ha categorizado como una práctica dañina, que cae en la noción de violencia contra la mujer. Consiste en mutilar la parte exterior de los genitales femeninos, parcial o totalmente, según la cultura que la practique, con la finalidad de anular la posibilidad de que las mujeres sientan placer sexual, y siempre se realiza en condiciones de poca higiene y a manos de personas que no tienen formación médica.
En muchas comunidades africanas, de Oriente Medio y Asia es parte de los ritos de iniciación de la pubertad femenina y ha sido catalogado como un acto de violencia de género por parte de la comunidad internacional.
Gracias al activismo de feministas y organismos internacionales, en varias naciones de África la ablación ya ha sido prohibida. En Kenia está penalizada desde 2011 y es un delito que amerita prisión. Sin embargo, se sigue practicando en la clandestinidad, ya que en algunas comunidades una mujer que no esté “circuncidada” no se considera valiosa ni aceptable.
