Recomendamos: Ejercicios para escuchar reggaetón

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Hablar de reggaetón y género es casi por definición polémico. Por ello empezaré aclarando algunas cosas.

No voy a hacer una defensa irrestricta del reggaetón, no voy a aclarar todas las dudas que hay y ha habido, y no voy a profundizar en el tema de clase, porque creo eso se merece un texto aparte. Tampoco voy a abordar la totalidad del género, me concentraré en aquel reggaetón con el que todos estamos más o menos en contacto: ese de las radios, los sonideros, bares y antros. El fin último de hablar del reggaetón desde aquí, es ofrecer ejercicios para escucharlo filtrando algunos de los prejuicios más comunes. Tampoco vengo a encontrar el hilo negro (y académico) del género, este existe desde hace mucho y se disfruta independientemente de lo bien justificado que esté.

Empecemos aclarando que el reggaetón es un género musical y un producto cultural que refleja, intereses, gustos, prejuicios, valores y propuestas de un sector de la sociedad. Dicho sector merece estar representado al igual que muchos otros, independientemente de su nivel de complejidad musical o del origen de clase y raza de sus exponentes.

Una de las principales críticas al reggaetón es que “cosifica a la mujer”. Así sin más, que como género, buena parte de su contenido se dedica a hacer de la mujer un objeto sexual. Sin entrar en estadísticas (podríamos), muchos de los ejemplos que suelen mostrar a quienes les indigna esta característica aparentemente inherente al reggaetón, se refieren a letras que no hacen de la mujer un objeto sexual, sino un sujeto sexual. Sexualizar no es equivalente a denigrar, sobre todo si hablamos de una posición que habla de sexo consensuado como hacen muchos de los principales hits de este género. En “Travesuras” de Nicky Jam por ejemplo, el reggaetonero pasa toda la canción preguntándole a la chica si quiere hacer travesuras con él, y aunque comenta “no poder contenerse” repite varias veces la pregunta y pronuncia la maravillosa (y sexy) frase “Hasta donde tú quieras vamos a llegar”. Hablar de sexo no es denigrante, no es ofensivo y no reduce a una persona a sus capacidades sexuales.

Con frecuencia he escuchado “pero eso es porque tú lo analizas, las otras mujeres no”. Si ha existido alguna vez un argumento machi-progre es este: las mujeres no sabemos lo que nos conviene, no sabemos cuándo se atenta contra nuestra dignidad y no se nos puede confiar que hagamos lo que queramos con nuestra cuerpa. Para hablar de reggaetón hay que decir que no sólo los hombres heterosexuales cisgénero (https://es.wikipedia.org/wiki/Cisg%C3%A9nero) lo bailan, cantan y disfrutan. Este es para mí el meollo del asunto, me molesta que se use el reggaetón para normar cómo debo bailar, cómo debo disfrutar mi cuerpo, cómo vivir una experiencia erótica y además colectiva (qué rico) y en fin todos esos “cómos” que tienen que ver con putificar y santificar.

Finalmente antes de empezar estos ejercicios para escuchar reggaetón, hay que aclarar que las críticas a dicho género musical suelen estar fundadas en prejuicios de clase. Distinguir entre lo “vulgar” y lo sensual tiene una connotación profunda de clase y raza, lo burdo no es violento por definición y lo romántico no es respetuoso por default.

Ahora sí, después de estas aclaraciones vamos a lo rico: Ejercicios para escuchar reggaetón desde otras ópticas, suspendiendo los prejuicios por un momento y dejándose llevar por la salvaje y deliciosa erótica que nos presenta esta música de orígenes caribeños.

  1. Escuchar reggaetón desde una erótica no heteronormada.

Este primer ejercicio surgió cuando leí un desafortunado análisis sobre el hit “Despacito” en el que hasta con un dibujo criticaban la frase “Esa belleza es un rompecabezas pero para montarlo aquí tengo la pieza”, haciendo alusión a que se trataba de dos hombres cantando, cosificando a una mujer que ni siquiera tenía “derecho de réplica en la canción”. Quédate con esa imagen un momento.

El ejercicio es muy, muy simple, vamos a escuchar unas cuantas rolas que son duetos de reggaetoneros con cantantes pop y en vez de asumir que hablan en tercera persona (como buenos machos) acerca del cuerpo de mujeres pasivas (y simbólicamente silenciosas), vamos a escucharlo como lo que se nos presenta en la letra: dos hombres cantándose apasionadamente sobre coger y amar, quizás cogerSE y amarSE.

Pon “Despacito” el reciente éxito del niño pop Luis Fonsi con Daddy Yankee. Cierra los ojos. Considera que en ningún momento hablan en femenino o hacen alusión al cuerpo de una mujer. Ahora piensa que se la cantan el uno al otro. (Cachondéate durísimo).

Más información: http://bit.ly/2yJlolS

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